“La
evolución es el movimiento infinito de cuanto existe, la transformación
incesante del universo y de todas sus partes desde los orígenes eternos y
durante el infinito del tiempo”.
(Élisée
Reclus)
Hace
unos tres millones de años, un grupo de homínidos del África Oriental
descubre la existencia de un extraño monolito. Tres millones de años después,
otro monolito idéntico al anterior, es descubierto por científicos estadounidenses
bajo la superficie de la Luna.
En
su día, Stanley Kubrick definió a 2001:
A Space Odissey, una de las películas más importantes, ambiciosas, influyentes y
enigmáticas de la historia del cine, como un intento de explicar
científicamente la existencia de Dios. O mejor dicho, la existencia de lo que
nosotros, los seres humanos, entendemos por el concepto de Dios, y que para Kubrick y su
coguionista Arthur C. Clarke, consistiría básicamente en una inteligencia
superior de origen extraterrestre. El filme, un ejercicio artístico, filosófico e intelectual
de primera magnitud, está estructurado en cuatro actos de los cuales tres reciben
título: El amanecer del hombre, Misión a Júpiter y Júpiter y más allá del infinito. Por influencia de la novela
homónima de Clarke, gestada de forma paralela a la elaboración del guión junto
a Kubrick, el segundo acto es conocido con el nombre de TMA-1 (Anomalía Magnética de Tycho número 1.
El amanecer del hombre.
Hace tres millones de años, los ascendientes del hombre sobrevivían en suelo
africano gracias al carroñeo y a la recogida de frutos y raíces. Su estado no
difería mucho del de otros animales, siendo víctimas de los grandes
depredadores. En ese contexto sumamente hostil para la vida se inicia 2001: Una odisea del espacio. Impresionantes planos de las
áridas llanuras africanas abren este primer acto en el que Kubrick filma el día
a día de un grupo de homínidos: su temor hacia un leopardo que habita en la
zona; su rivalidad frente a otro clan por el control de una charca de agua. Una
mañana, entre ellos hace acto de presencia un monolito que causa
estupefacción. Como iremos viendo a lo largo de la película, la aparición del
monolito coincidirá siempre con un nuevo avance en la evolución de la
inteligencia humana. Este monolito induce al hombre a utilizar por primera vez herramientas
que garanticen su subsistencia. Mítica es ya la escena en la que un homínido
descubre, bajo las portentosas notas del Así
habló Zaratustra de Richard Strauss, el potencial destructor de un hueso
animal cuando se emplea para golpear con fuerza. Paso decisivo en la evolución
humana que permite al hombre convertirse en cazador y asegurar el consumo de carne
que producirá el aumento de su capacidad craneal (de su inteligencia). Pero el descubrimiento de la
fuerza bruta conlleva también el de un nuevo medio para someter a los
semejantes y acabar con sus vidas a través del uso de la violencia. Mediante
una extraordinaria elipsis, la del hueso lanzado al aire que, al caer y por efecto del montaje, adquiere
la forma de una nave, la historia de la humanidad da un salto de tres millones años, pasando de la Prehistoria a la carrera espacial.
TMA-1 (Anomalía
Magnética de Tycho número 1).
2001
se estrenó en Estados Unidos en abril de 1968, más de un año antes de que el
Apolo 11 aterrizase sobre la Luna el 20 de julio de 1969. Este dato refuerza el
carácter visionario y profético de la obra de Kubrick; filmada, recordémoslo, en
una época en la que aún no existían fotografías de nuestro planeta realizadas
desde el espacio exterior. El segundo acto del filme, se inicia con el vals
espacial que muestra el traslado del doctor Heywood R. Floyd (William
Sylvester) a la estación que gravita en torno a la Tierra al son de El Danubio azul, de Johann Strauss. La
sincronización entre música e imágenes resulta apoteósica, sublime, hipnótica, epatante. El
motivo de la llegada del doctor a la estación, tiene que ver con el hallazgo de
un misterioso monolito de origen extraterrestre bajo la superficie lunar, cerca de un cráter. Las excavaciones
y posteriores investigaciones llevadas a cabo, estiman que ese monolito fue
colocado allí, deliberadamente, hace unos cuatrocientos mil años. Tras un breve
paso por la estación, el doctor es trasladado a la base Clavius, ubicada en la Luna, para ser testigo de excepción de un
descubrimiento que pone de manifiesto la existencia de vida inteligente más
allá de la Tierra. Como señalábamos con anterioridad, la presencia del
enigmático monolito siempre marca un paso adelante en la evolución del ser
humano. En este caso, la de su llegada al espacio exterior. Quienes colocaron ahí
el monolito, ya saben (porque el propio monolito los avisa emitiendo en
ensordecedor pitido) que el hombre ha alcanzado un desarrollo tecnológico lo
suficientemente avanzado como para poder salir de su planeta y comenzar a explorar el espacio.
Misión a Júpiter.
El
tercer acto, el más brillante en mi opinión, sigue la travesía espacial de la
nave Discovery One con destino
Júpiter. Al frente de la misión se encuentran el doctor Dave Bowman (Keir
Dullea) y el doctor Frank Poole (Gary Lockwood), quienes viajan acompañados de
otros tres científicos que se mantienen encapsulados en estado de hibernación,
y de la potente computadora HAL 9000
(la voz de Douglas Rain), principal encargada de controlar las diferentes
funciones vitales de la nave. Es aquí donde la técnica cinematográfica de
Kubrick alcanza el cénit de su carrera, innovando en cada solución de una
puesta en escena tan inventiva como transgresora. Todavía me pregunto cómo pudo
rodar determinadas secuencias en un tiempo en el que los efectos especiales
eran mecánicos y artesanales. El resultado continúa siendo alucinante medio siglo
después de su realización.
En
este tercer acto se sitúa la subtrama principal de 2001: la que enfrenta al hombre contra la máquina y nos invita a
reflexionar sobre los límites de la inteligencia artificial. La rebelión de la
computadora HAL 9000, el único
tripulante de la Discovery One que
conoce el porqué de la misión (se sigue una señal de radio que conecta al
monolito hallado en la Luna con el planeta Júpiter), puede entenderse como el
último medio que garantice el éxito de una empresa a la que ponen en peligro
las dudas del ser humano, o como un simple acto de arrogancia intelectual de
una inteligencia que se sabe superior y quiere demostrarlo. Kubrick no ofrece
respuestas evidentes, como casi en ningún momento de la película, dejando la
interpretación al criterio de cada espectador.
Júpiter y más allá del
infinito.
La
nave Discovery descubre un monolito idéntico
a los anteriores gravitando en torno a la órbita de Júpiter. Tras haber
desconectado a HAL (en una escena agónica), el doctor Bowman se adentra ahora en
un viaje psicodélico a través del infinito interestelar que lo conduce a una
extraña habitación de hotel decorada al estilo de Luis XVI. Bowman se ve a sí
mismo, cada vez más envejecido, hasta convertirse en un anciano decrépito que
descansa en una cama. El monolito vuelve a aparecer. Se avecina otro paso
adelante en la evolución de la humanidad. El Así habló Zaratustra de Richard Strauss hace acto de presencia de
nuevo. Un feto luminoso con los rasgos de Bowman sustituye al anciano sobre el
lecho. El hijo de las estrellas ha nacido y se dirige a la Tierra. El Übermensch o Superhombre nietzscheano
abrirá una nueva etapa en la evolución de la humanidad.
Buenas. Me parece una buena película pero no termino de entenderla y el argumento en mi opiníon no explica demasiado teniendo en cuenta la duración del film. No soy muy fan de Kubrick, lo considero un director sobrevalorado. Su única película redonda para mí es La Naranja Mecánica. Su estética no ha superado el paso del tiempo pero su mensaje permanece tan fresco e impactante como cuando se estrenó. Un saludo
ResponderEliminarYo creo que es precisamente ese carácter misterioso y enigmático lo que la hace tan fascinante. De haber sido más explicativa, dudo que hubiera generado la atracción que todavía hoy genera en el espectador.
EliminarUn saludo.
Creo que ésta es mi película favorita, la que más me ha impresionado, sobre todo cuando la vi por primera vez.
ResponderEliminarEn mi opinión HAL 9000 se rebela simple y llanamente porque no quiere que lo maten, si es que se puede matar a una máquina. De hecho, se lo explica a Bowman cuando éste intenta que HAL le permita volver a entrar en la nave Discovery; le dice: "Quiero demasiado a esta máquina para permitir que usted la ponga en peligro". Finalmente, el astronauta consigue matar a HAL y, como bien dices, la agonía de éste resulta sobrecogedora.
El argumento es denso y Kubrick despojó el guión definitivo de muchas líneas que pretendían aclarar su mensaje. Lo cual no ayuda al espectador a entender la película pero tampoco se lo impide y, desde luego, favorece su misterio y su capacidad de fascinación.
No quiero enrrollarme más. Te dejo el enlace del post que le dediqué en su momento:
http://classicscinema.blogspot.com.es/2013/08/2001-una-odisea-del-espacio.html
Saludos.
En mi opinión, HAL se rebela antes de que descubra que lo quieren desconectar (detecta un fallo en la nave que no es tal). Y lo hace porque no se fía de los humanos. Por cierto, tanto tu comentario como la película plantean un dilema que quizá el hombre deberá plantearse en el futuro: ¿se puede considerar asesinato el hecho de acabar con la "vida" de una máquina? ¿Mata Bowman a HAL?
EliminarUn saludo.
Una de las mejores veinte películas de todos los tiempos, en mi opinión; y la mejor de las obras maestras de Stanley.
ResponderEliminarCoincido con tu apreciación. Saludos.
EliminarUna de las joyas del cine.
ResponderEliminarMi película favorita de la historia del cine donde la música juega un papel importantísimo.
ResponderEliminarSaludos.
No me he extendido en la relación música/imágenes porque eso le corresponde a nuestro colaborador Antonio Miranda. Pronto caerá su análisis al respecto.
EliminarUn saludo.
Una película incombustible, y eso es muy significativo para un género tan dado al envejecimiento como la ciencia ficción. Junto con Barry Lyndon me parecen sus mejores trabajos. Por ponerle algún defecto, no me gusta la larga secuencia del viaje de la nave entre esos paisajes sicodelicos, una recreación excesiva que aburre sobremanera, con unos segundos hubiera bastado. Por cierto, la novela es también magnifica y menos criptica. Saludos.
ResponderEliminarEs cierto que esa secuencia se alarga demasiado. Además, es el tramo de la película que peor ha envejecido. Por otro lado, yo también considero que ésta y "Barry Lyndon" son las dos mejores películas del director.
EliminarUn saludo.
Hal sabe que dirige al un lugar donde ya no tiene cabida ni lugar. Esta obra es posiblemente la que más influyo e la historia del cine e unión de algunas de los comienzos. Una maravilla.
ResponderEliminarEsta película es una obra maestra por donde se le mire.. la música la técnica cinematográfica y los efectos , todo un año antes de que el hombre llegue a la luna!.
ResponderEliminarsin duda algunas escenas se hacen tediosas por ser demasiado largas en duración solo eso.la mejor escena el impactante salto de evolución .
2001, es una película fuera de serie, es lo que se pensaba en plena década de 1960', sobre la tecnología del futuro, es una obra extraordinaria, sin palabras, su significado, poco importa, yo la entendería que hay una inteligencia superior a la humana llamese Dios o otro ser extraterrestre, quien sabe.
ResponderEliminar