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Los diez mejores directores británicos.


1. Alfred Hitchcock (1899-1980).



2. Charles Chaplin (1889-1977).



3. Terence Fisher (1904-1980).



4. Mike Leigh (1943-     ).



5. David Lean (1908-1991).



6. James Whale (1889-1957).



7. Michael Powell/Emeric Pressburger (1905-1990/1902-1988).



8. Carol Reed (1906-1976).



9. Terence Davies (1945-     ).



10. Ridley Scott (1937-     ).

Jimmy´s Hall (ídem, 2014) de Ken Loach.

“Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un solo interés”.
(John Stuart Mill)

Irlanda, 1932. James Gralton (Barry Ward) vuelve a su pueblo natal, en el condado de Leitrim, después de pasar unos años exiliado en Estados Unidos por motivos políticos. Sus viejos amigos lo animan para que reabra su salón de baile, lo que le acarreará nuevos problemas.


Gustará más o menos, pero lo que no se le puede discutir al veterano realizador británico Ken Loach es la coherencia de su filmografía. En Jimmy´s Hall, película basada en la figura histórica de James Gralton, primer deportado político de la República de Irlanda, el autor de Tierra y libertad (Land and Freedom, 1995) regresa a una temática, la lucha de clases; un paisaje, el irlandés; y unos personajes, jornaleros activistas, propietarios intransigentes y sacerdotes reaccionarios; bastante comunes dentro de su ya extensa obra. Como resultado obtiene un filme quizá menor, de escasa relevancia, aunque muy bien hecho.


Partiendo de un planteamiento ciertamente maniqueo,  cosa típica en Loach, Jimmy´s Hall centra su atención en el conflicto ideológico que surge en una pequeña comunidad irlandesa a consecuencia de la reapertura de una suerte de salón cultural en el que, además de celebrarse bailes nocturnos, se imparten clases de canto, literatura, boxeo o música. Salvo excepciones, los asistentes suelen ser miembros de las capas sociales menos favorecidas, trabajadores en su mayoría, lo que enfurece a los estamentos más conservadores de la población, encabezados por el padre Sheridan (Jim Norton), quien, desde su púlpito, censura las actividades que tienen lugar en el salón, incitando a sus feligreses a que actúen contra el “comunista Gralton” y los suyos. Loach opta por una puesta en escena sobria, destacando el equilibrio existente entre las escenas de interiores y las de exteriores. El paisaje irlandés aparece bellamente captado por la bonita fotografía de Robbie Ryan.


Bien escrita (el guión es de Paul Laverty, colaborador habitual del director) bien rodada, bien contada, bien interpretada y, pese a todo, rutinaria, carente de pasión, intrascendente.


El viento que agita la cebada (The Wind that Shakes the Barley, 2006) de Ken Loach.

“Me volví hacia el jardín del amor, y sacerdotes con hábitos negros caminaban a su alrededor y ataban con brezos mis alegrías y deseos”.
(William Blake)

Irlanda, 1920. En plena guerra anglo-irlandesa, Damien O'Donovan (Cillian Murphy) decide abandonar su prometedora carrera como médico para alistarse en el ejército republicano irlandés, al que también pertenece su hermano mayor, Teddy (Padraic Delaney).


Si obviamos su flagrante discurso maniqueo, muy próximo a la manipulación ideológica, estaremos de acuerdo en considerar a The Wind that Shakes the Barley, drama histórico y familiar que se alzó con la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2006, como uno de los trabajos más destacados de la filmografía del irregular realizador británico Ken Loach. El filme se centra en los años más tensos y convulsos de la llamada Guerra de independencia irlandesa, así como en el posterior conflicto civil irlandés que resultó del Tratado Anglo-irlandés de 1921 y la creación del Estado Libre irlandés en 1922.


La película se estructura en dos partes, cuyo punto de inflexión es la referida tregua de 1921 y el ulterior Tratado, del que Loach nos informa (también a los propios personajes) en una magnífica secuencia que tiene lugar en el interior de una sala de cine, y que sirve de homenaje tanto al cinematógrafo en general, como a los viejos noticiarios en particular. Durante la primera de ellas, la más conseguida en mi opinión, asistimos a la formación, entrenamiento y primeras actividades violentas llevadas a cabo por un grupo de irlandeses frente a los opresores ingleses (descritos estos últimos como unos auténticos hijos de puta). Al mismo tiempo sirve de presentación de los tres personajes principales de la historia: los hermanos Damien y Teddy O´Donovan, de caracteres diferentes, y la joven Sinead (Orla Fitzgerald), enamorada del primero. Resulta muy interesante la evolución del personaje de Damien, el gran protagonista del filme, que si en un principio parece mantenerse al margen del conflicto que asola a su país (planea marcharse a Londres para ejercer su profesión de médico), termina por adoptar una postura ideológica mucho más extrema que la de su hermano, lo que implicará un trágico enfrentamiento entre ambos. Esa confrontación entre uno y otro, entre los irlandeses que se conforman con las condiciones del Tratado de paz y los que no, es la que preside la segunda parte de la obra, resuelta de manera algo precipitada por el autor de Tierra y libertad (Land and Freedom, 1995).


Por lo demás, la cinta sobresale por su sobriedad narrativa y visual, manteniéndose como una obra bella (los planos generales de la campiña irlandesa son impresionantes) pese a los crudos acontecimientos históricos que retrata.

Una lástima que a Loach se le note demasiado de qué parte está. En cualquier caso, notable ejercicio de buen cine.


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