Post Tenebras Lux (ídem, 2012) de Carlos Reygadas.

“La primera misión del filósofo es despojarse de todo engreimiento. Pues es imposible que un hombre aprenda lo que cree que ya sabe”.
(Epicteto)

Juan (Adolfo Jiménez Castro), un arquitecto adinerado, su mujer, Natalia (Nathalia Acevedo), y sus dos hijos, dejan la ciudad para vivir en el campo una temporada.


Post Tenebras Lux, cuarto largometraje del cineasta mexicano Carlos Reygadas, Premio al Mejor director durante la edición del Festival de Cannes de 2012, es una de esas películas que justifican por sí sola la mala fama que el cine de autor puede llegar a tener entre los espectadores medios. ¿Por qué? Porque es aburrida, pretenciosa, vacía, dispersa, ensimismada y autocomplaciente. Lo mejor (y lo peor) que se puede decir sobre ella, es que lo más destacable es su extraordinaria fotografía (el trabajo de Alexis Zabe resulta, a ratos, impresionante). El resto constituye, digámoslo alto y claro, un canto al onanismo más deleznable por parte de un realizador que se cree bastante más de lo que realmente es. Porque una cosa es que te gusten maestros como Andrei Tarkovsky, Béla Tarr, Ingmar Bergman, Luis Buñuel o Kenji Mizoguchi, y otra, muy diferente, es que trates de parecerte a ellos cada vez que tengas la oportunidad de colocarte detrás de una cámara. Y lo peor de todo es que algunos (muchos) tragan. Pues bien, peor para ellos. Desde luego, no será quien escribe estas líneas el que, al menos hasta el momento, decida aceptar gato por liebre y alabe la labor desempeñada por este pseudointelectual nacido en Ciudad de México, llamado Carlos y apellidado Reygadas. No señor, que de palmeros está el mundo lleno. Y volviendo al filme que nos ocupa, ¿qué decir? Pues que su envoltura visual, a pesar de la gratuidad absoluta que supone la utilización de lentes que distorsionan los extremos del encuadre (¿para qué?), está muy por encima de su paupérrimo discurso. Al inexistente dibujo de personajes, que además están mal interpretados por los respectivos actores, habría que sumar la inconsistencia de un desarrollo argumental que no resiste ningún tipo de análisis. ¿Qué pretende el director con Post Tenebras Lux? ¿Hacer una crítica a las costumbres sociales de la caprichosa burguesía mexicana? ¿Reflexionar acerca de la influencia del maligno en el comportamiento de los hombres? ¿Exponer parte de la problemática que plantea la bipolarización campo-ciudad del México actual? Ni idea (¿lo sabrá él?). A lo mejor algún día el bueno de Reygadas nos saca de dudas. Mientras tanto, a otra cosa, mariposa.


7 comentarios:

  1. Pude ver este filme hace poco y prácticamente coincido en casi todo. Las interpretaciones son fatales y como conjunto no se sostiene.
    Lo único que pude sacar de ella fue el hecho de ver (interpretaciones aparte) que en distintos tramos de la película los personajes mediante sus acciones o sus circunstancias podían provocarte rechazo o lástima. Salvo eso, poco más, y del modo en que lo consigue tampoco tiene mucho mérito.
    Dejando este filme aparte, ¿hay alguno del autor que merezca la pena ver?

    Saludos!

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    1. Hola, J. Nuv:
      "Luz silenciosa" no estaba mal, aunque también pecaba de pretenciosa.

      Un saludo.

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    2. Hola, Ricardo Pérez:

      ¿y cuántas estrellas podría merecer "Luz silenciosa"? Estoy dudando si adquirirla o comprar una de Monicelli.

      Saludos Cordiales

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    3. No le daría más de tres estrellas.

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  2. De hecho esta semana lo estamos aguantando en Bogotá. Llegó muy cordial, agradeciendo la hospitalidad recibida:
    http://www.revistaarcadia.com/agenda/articulo/no-me-gusta-el-cine-de-manual/37448#cxrecs_s

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    1. Hola, Taurino:
      ¿Aguantar? Ja, ja, ja. Muy bueno :)

      Un saludo.

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  3. Un guión escrito con las entrañas, a mi parecer. No es un Reygadas que busque contar una historia, hacer una crítica o comentario social, sino un hombre ensamblando las manifestaciones de sus deseos más profundos, de sus aspiraciones estéticas en cuanto a cine se refiere, dándoles una (o varias) historias a modo de amalgama parcial, que deja muchas fisuras, bien para dar impresión de complejidad, bien por mera aversión hacia lo convencional. ¿Capricho? ¿Desahogo? ¿Búsqueda de innovación? Quién pudiera saberlo, tal vez ni el mismo Reygadas.

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