¿Se
puede pensar en Vértigo, de Alfred
Hitchcock, sin hacerlo también en el Golden Gate Bridge de San Francisco; en La dolce vita, de Federico Fellini, sin
que asome a nuestra memoria la Fontana di Trevi de Roma; en El tercer hombre, de Oliver Reed, sin
que recordemos las sombrías calles de la Viena de posguerra; o en El padrino II, de Francis Ford Coppola,
sin que aparezca ante nosotros la imponente efigie de la Estatua de la Libertad
de Nueva York? Evidentemente no, puesto que desde los comienzos del
cinematógrafo, a finales del siglo XIX, hasta nuestros días, el espacio fílmico
ha estado siempre vinculado al espacio urbano, ya sea retratándolo, reconstruyéndolo
o reinterpretándolo: “El cine ha
acompañado a las ciudades en el avance imparable que han experimentado. Ha sido
testigo, pero también cómplice, de su desarrollo… Tan grande ha sido su
influencia sobre los espectadores que, a través de sus imágenes, el público se
ha familiarizado con espacios urbanos en los que no ha estado físicamente.
Barrios, calles, avenidas, esquinas y monumentos de ciudades distantes se han
convertido, gracias al poder difusor del cine, en rincones fácilmente identificables
por todos, en ‘viejos conocidos’”. Mediante el minucioso análisis de la “imagen
cinematográfica” de veintinueve ciudades pertenecientes a veinte países de los
cinco continentes (Barcelona, Berlín, Bombay, Buenos Aires, El Cairo, Estambul,
Hong Kong, La Habana, Las Vegas, Lisboa, Londres, Los Ángeles, Madrid, México
D.F., Moscú, Nueva York, París, Pekín, Río de Janeiro, Roma, San Francisco,
Sevilla, Shanghái, Sídney, Tánger, Tokio, Venecia, Viena y Washington D.C.), Ciudades de cine, donde tienen cabida
tanto las producciones autorales (Antonioni, Buñuel, Kurosawa, Rossellini,
Eisenstein, Ozu, Godard…) como las más comerciales, nos ilustra acerca de los
diversos usos fílmicos dados al espacio urbano a lo largo de la historia del
séptimo arte, y de cómo algunos de esos espacios (ciudades) han quedado finalmente
adscritos a determinados géneros o directores. En esta imponente obra superior
a las quinientas páginas editada por Cátedra dentro de su colección Signo e
Imagen, hay sitio también para el estudio de las ciudades de la antigüedad (su
reconstrucción en celuloide), las ciudades fantasmas del western y las ciudades imaginarias de las películas de fantasía o
ciencia-ficción (desde la Metrópolis
de Fritz Lang hasta la Tierra Media de la trilogía de El señor de los anillos). Y es que cualquier cosa que quepa dentro
de los amplios conceptos de cine y ciudad, encuentra su lugar en este
apasionante libro de lectura recomendada para todos los cinéfilos. Acceder a la ficha del libro
¿Dónde o cómo puedo conseguir este libro en Bogotá, Colombia?
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