“Queridas
mías. La felicidad consiste en ser capaz de decir la verdad sin herir a nadie”.
Guido
Anselmi (Marcello Mastroianni) es un afamado director de cine inmerso en una
profunda crisis vital y creativa. Para preparar su próxima película, decide hospedarse
en un balneario en busca de tranquilidad e inspiración; sin embargo, ni
siquiera allí las encuentra.
El
cine, como el resto de artes, se alimenta de la vida, pero en ningún caso debe
suplirla. Otto e mezzo es uno de los
mejores y más personales trabajos de Federico Fellini. Un verdadero acto de
liberación artística frente a las exigencias que todo proceso creativo
requiere. A través del personaje de Guido Anselmi, álter ego del propio
cineasta encarnado en la elegante figura de Marcello Mastroianni, el autor de Amarcord exorciza sus temores pasados,
presentes y futuros, entre ellos su conciencia católica, en un ejercicio de
absoluta libertad creativa.
En
8½ los sueños, las fantasías y los
recuerdos de infancia se entremezclan sin previo aviso y de modo surrealista.
Lo mismo vemos a Mastroianni hablando con su difunto padre que fustigando con
fiereza a las féminas de su atestado harén con el objetivo de hacer respetar su
autoridad. Todo es posible, incluso ver al actor italiano convertido en una especie
de cometa que termina estrellándose contra el mar. Imaginería felliniana en
estado puro.
El
filme se abre con una claustrofóbica secuencia onírica en la que Guido aparece atrapado
dentro de su automóvil en medio de un gran atasco. Ingeniosa metáfora para
reflejar el estado de ánimo en el que se encuentra. De ahí nos trasladamos al
interior del balneario, lugar elegido por el protagonista para obtener paz. Su
productor, su amante, sus amigos, su esposa, sus actrices o un crítico
intelectual con quien conversa a menudo, se encargarán de que no lo consiga.
La concepción de la puesta en escena resulta brillantísima, mostrando cierto regusto por los claroscuros, los espacios amplios y las composiciones alambicadas. Visualmente hablando, la película es una auténtica gozada.
La concepción de la puesta en escena resulta brillantísima, mostrando cierto regusto por los claroscuros, los espacios amplios y las composiciones alambicadas. Visualmente hablando, la película es una auténtica gozada.
La
cinta se cierra con un espectáculo circense que aglomera a todos los personajes
que hasta entonces han ido apareciendo. Broche perfecto para Fellini, que siempre
fue un bufón, un payaso, en el sentido artístico de la palabra, capaz de rozar
la trascendencia sin obviar su condición humana.
Una de las mejores (sobre todo de un director que realmente me disgustaba( pelìculas de Fellini, y una genial reflexiòn sobre el mimso cine, un saludo: http://asaltovisual.blogspot.com/2013/07/8-12-y-el-cine-debe-continua.html
ResponderEliminarHola, Andrés:
EliminarPara mí es su mejor película, aquella en la que llega más lejos en su experimentación con el lenguaje fílmico sin caer en la autocomplacencia y las bufonadas de trabajos posteriores.
Un saludo.
Un día perfecto de cine para mi sería (y en este orden, que además obedece a cierta lógica):
ResponderEliminar1.- Ocho y medio (Fellini).
2.- Stardust memories (Allen).
3.- Nine (Marshall).
(En el tercer caso la genialidad, en mi opinión, recae más en los actores que en el director, con un magistral Daniel Day-Lewis liderando a un gran reparto en el que brillan sobre todo Judi Dench y Marion Cotillard).
Hola, Luis:
EliminarDay-Lewis casi siempre está bien, pero "Nine" me pareció intragable.
Un saludo.
La película es un cóctel compuesto por: una historia de André Bretón, fotografía de Kubrick, reflexiones a pie de página de Bergman, y dirigido y agitado por Fellini.
ResponderEliminarAunque yo soy más de "La Dolce Vita".
Un saludo
Hola, José Manuel:
EliminarMe gustan los ingredientes del cóctel, pero eso supondría negarle a Fellini un universo propio, cosa con la que no estoy en absoluto de acuerdo.
Un saludo.
Ésta es una de mis películas favoritas, y me alegra que a ti también te agrade. La considero casi sin ninguna duda la mejor del director italiano. Saludos.
ResponderEliminarHola, Alejandro:
EliminarYa le he comentado a Andrés que a mí también me parece la mejor película del director italiano. La más influyente, sin duda.
Un saludo.
Me pierdo constantemente con los sueños, fantasías y recuerdos. No me ha impresionado. Lo que mas me gusta es la alegoría del inicio. Se nota en este film que es un Fellini "felliniano" incipiente pero me atraen mas "Casanova" o "La ciudad de las mujeres".
ResponderEliminarSalu2.
Hola, Francisco:
EliminarMe cuesta tolerar al Fellini posterior a "Ocho y medio" con excepción de "Amarcord". La secuencia del sueño al comienzo de la pelicula es simplemente genial. En realidad, todas las escenas oníricas están muy conseguidas.
Un saludo.
Como ya sabes, soy más de La Dolce Vita, pero la brillantez formal, la libertad narrativa y la audacia temática de 8 y 1/2 están más allá de toda discusión. Saludos.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarCien por cien de acuerdo con todo lo que dices, pese a que yo sea más de "Ocho y medio" :)
Un saludo.
Me gusta más 'La strada'. Y es que esto de los gustos es asi!
ResponderEliminarSaludos.
Hola, Manderly:
EliminarQue conste que a mí también me gusta "La strada", aunque menos que ésta.
Un saludo.
Totalmente de acuedro contigo aunque a mí los momentos erótico-festivos no me parece que le resten valor, son parte del "universo Fellini" y además me parece que están bastante bien encajados, yo le sumaría la media estrellita pero ¡ya!.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, David:
EliminarJa, ja, ja. Esos momentos erótico-festivos, aun siendo muy fellinianos, no terminan de gustarme. Me parecen bufonadas sin más. Por cierto, la secuencia del harén es bastante machista :)
Un saludo.
Amigo no has hablado de lo hecho por Nino Rota en esta pelicula, uno de los sountracks (de los considerados rapidos) mejor que he visto en la historia del cine
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