“Si
ahora nos encontrásemos en un tren, ¿te pondrías a hablar conmigo? ¿Me pedirías
que me bajara contigo?”
Desde
su último encuentro, hace nueve años, Jesse (Ethan Hawke) y Celine (Julie
Delpy) forman una pareja estable que ha tenido gemelas. Ahora pasan unas
semanas de vacaciones junto a sus amigos en las costas del Peloponeso.
Con
Before Midnight el director
estadounidense Richard Linklater cierra la llamada “trilogía de Jesse y Celine”
que él mismo inició en 1995 con Before Sunrise,
y que continuó unos años más tarde con Before Sunset, en 2004. Tres películas, bastante sobrevaloradas a mi entender, que muestran el nacimiento, la consolidación y el desgaste de la
relación de pareja que mantienen a lo largo de los años sus dos protagonistas principales.
En
Antes del anochecer, Linklater parece
haber tomado como punto de referencia el filme Viaggio in Italia, de Roberto Rossellini (el personaje de Celine se
refiere a él en un momento determinado de la cinta), al optar también por un
contexto perteneciente a la antigüedad clásica como marco geográfico en el que se ubica su
drama de pareja en crisis. Los rincones turísticos de Nápoles, la isla de Capri
o la antigua ciudad de Pompeya por donde pululaban George Sanders e Ingrid
Bergman en la película del gran cineasta italiano, dejan paso ahora a los hermosos
pueblecitos costeros de la península del Peloponeso en Grecia. La acción se
desarrolla en un solo día, estructurándose en unas pocas secuencias de larga
duración. Los personajes no paran de hablar, diríase que padecen algún tipo de
incontinencia verbal. No existen los (necesarios) silencios, por lo que el
espectador termina aturrullado ante tanto exceso de verborrea. ¿Por qué no se
callan? Hay diálogos interesantes, pero la mayoría fracasan en su pretencioso intento
de sentar cátedra emocional. De todos modos, resulta difícil no sentirse
identificado con algunas de las reflexiones planteadas en torno a la vida, el
amor, los hijos, el sexo o la convivencia en pareja.
Ethan
Hawke y Julie Delpy están espléndidos, su complicidad en la pantalla es
innegable. El trabajo de ambos constituye lo más valioso de un filme que se
sigue con agrado, pero en el que no ocurre nada que no hayamos visto antes en
otros títulos de mayor calado. Evidentemente, Linklater no es Ingmar Bergman.
Ni siquiera Woody Allen o Ettore Scola.
Sin lugar a dudas, lejos, la peor de las 3. Particularmente, le daría menos que 2 y medio, creo que no se merece tanto. Ya se perdieron los diálogos interesantes de la 1era parte de la trilogía (se habían casi perdido en la 2da parte a mi entender), y ahora, salvo en algunas pocas escenas, se cae mucho en la cotidianidad de la vida común de una pareja. Quizá algunos dirán que eso es lo que buscaba Linklater, mostrar como con el paso del tiempo uno va dejando de lado ciertas inquietudes, como la vida te va quitando lo "filósofo" y los cuestionamientos, y te va llevando a pensar más en lo banal y en los problemas diarios de una vida en sociedad. Pero bueno, creo que está lejos de estar bien logrado, y, en muchos casos, aburre. No me gustó! Saludos.
ResponderEliminarHola, Syd:
EliminarBásicamente comparto casi todo lo que dices. Creo que la mejor, sin ser ninguna maravilla, es la primera parte. Las otras dos son fruto del éxito de ésta.
Un saludo.
Una artificiosa teatralidad erudita que metida con calzador quiere aparentar ser sencilla, cuando es insustancialmente tramposa y, sobre todo, pretenciosa.
ResponderEliminarPara mí son muy buenas. Prefiero la dos. Diálogos normales, comunes sobre gente que se reencuentra.
ResponderEliminarLa pareja tiene una química excepcional.
No apta para cinéfilos con ´prtensiones de intelectuales