UN EPISODIO EN LA VIDA
DE UN CHATARRERO (Epizoda
u zivotu beraca zeljeza, 2013), de Danis Tanovic. Sección oficial.
Estimable
y sencillo filme de denuncia social con el que Danis Tanovic, autor al que
conocimos gracias a la oscarizada En
tierra de nadie (No Man's Land,
2001), pone de manifiesto la desprotección que sufren determinados sectores de
la sociedad bosnia actual. Centrándose en la figura de un chatarrero gitano y
su familia, que sobreviven con casi nada en medio de una apartada población
semichabolista, Tanovic desnuda la falta de escrúpulos del sistema sanitario de
su país. Nuestro protagonista (Nazif Mujic), incansable buscador de chatarra y
maestro del desguace, deberá poner todo de su parte para reunir el dinero que
su mujer necesita para ser operada tras sufrir un aborto. No lo tendrá fácil. Y
es que el oficio de chatarrero es de los menos agradecidos que se recuerdan. El
director utiliza de modo constante la cámara en mano para enfatizar el realismo
de una historia que se ubica a caballo entre el nevado bosque periférico y una
urbe presidida por enormes y humeantes chimeneas industriales. Se trata de una
película pequeña y sin pretensiones que nos recuerda que no es más rico quien
más tiene, sino quien menos necesita. Ganadora del Gran Premio del Jurado y del
Oso de Plata al Mejor actor durante el pasado Festival de Berlín.
CIRCLES
(Krugovi, 2013), de Srdan Golubovic.
Selección EFA.
Una
de las peores consecuencias de la guerra es que produce un claro envilecimiento
de la naturaleza humana. Krugovi,
Premio especial del jurado en el Festival de Sundance, del serbio Srdan
Golubovic, un completo desconocido para mí hasta el día de ayer, nos habla de
las heridas sin cicatrizar que se derivan del todavía reciente conflicto bélico de los
Balcanes. Está inspirada en un trágico acontecimiento real: el asesinato de un joven
soldado serbio a manos de otros militares cuando éste se interpuso entre ellos
y un amigo musulmán al que estaban apaleando en medio de una plaza pública. El
director enlaza hábilmente tres historias situadas doce años después del mencionado
suceso y protagonizadas por algunos de los personajes que se vieron inmiscuidos
en el mismo. Han pasado los años, pero las semillas del odio y el rencor aún permanecen,
transmitiéndose incluso de padres a hijos. Al igual que cuando se lanza una
piedra al agua, un hecho pasado también provoca una serie de ondas o círculos
expansivos que alcanzan al presente. Golubovic confiere a su obra una puesta en
escena sobria, omitiendo los adornos formales y tomándose su tiempo a la hora
de narrar los episodios de las tres historias. Pese a tratarse de un filme duro
y triste, la actitud de los diferentes personajes invita a la esperanza. La luz
de la definitiva conciliación se atisba al final del túnel. Una gran película difícil de olvidar.
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