Él (1953) de Luis Buñuel.


Francisco Galván de Montemayor (Arturo de Córdova) es un hombre adinerado que durante una ceremonia religiosa en la iglesia, conoce a una joven (Delia Garcés) de la que queda prendado. Al seguirla, descubre que se trata de la prometida de un viejo amigo suyo. Tras invitar a ambos a una fiesta que celebra en su mansión, acabará conquistándola y casándose con ella; iniciándose así una tormentosa relación matrimonial presidida por los celos.


Este brillantísimo filme mexicano del genio de Calanda supone el más lúcido y absorbente tratado que sobre el demonio de los celos ha legado el cine; y bajo el criterio de quien suscribe estas líneas, probablemente se trate de uno de sus tres mejores trabajos. Los otros dos serían Nazarín (1959) y Viridiana (1961).

Es una adaptación (Buñuel y Luis Alcoriza, al alimón, se encargaron de elaborar el guión) de la novela homónima de la escritora española Mercedes Pinto. Hitchcock profesaba una gran admiración hacia esta película, de ahí que no dudase en homenajearla (yo iría más allá, al considerarla un antecedente) en su excepcional Vértigo (De entre los muertos) (Vertigo, 1958).

El relato ahonda en las consecuencias destructivas que se derivan de los celos patológicos provocados por la obsesión amorosa y sexual. El enfermo (el personaje de Francisco) se autodestruye y destruye, descendiendo y arrastrando consigo a su pareja a un infierno terrenal habitado por la desconfianza, la exaltación y la paranoia.


La obra se inicia con una magistral secuencia en la que se fusionan dos de las obsesiones más habituales del director: la religión y la sexualidad. Es Jueves Santo y en la iglesia se conmemora la ceremonia del Lavatorio. El sacerdote lava los pies de unos niños, acción que realiza con cierta expresión placentera (evidente connotación pedófila), sobre todo al culminarla con un beso. Francisco Galván, haciendo honor a su condición de ricachón del municipio, es el encargado de llenar de agua el cuenco con el que se efectúa el acto. Mientras contempla atentamente lo que acontece, Francisco desvía su mirada hacia un banco contiguo, observando los pies de los fieles allí sentados, hasta que fija su atención en los de una mujer. Sus ojos (la cámara) la recorren de abajo arriba, deteniéndose en su angelical rostro. Ella se percata de lo que sucede. Tres primeros planos de Francisco son suficientes para indicarnos que la desea. La obsesión ha comenzado.

Además de la citada secuencia, a lo largo del filme encontramos otras muy destacadas: la que transcurre en lo alto de un campanario, y que sin duda debió inspirar a Hitchcock para su Vértigo; la esquizofrénica escena que se desarrolla en el interior de la iglesia casi al final, la cual pone de manifiesto el estado de locura en el que ha entrado Francisco; y, por su puesto, la desoladora imagen que cierra la película. Todas ellas constituyen algunos de los momentos más logrados del cine de su autor.


La conseguida puesta en escena, el ritmo y la tensión que Buñuel imprime a la narración, la gran fotografía en blanco y negro de Gabriel Figueroa y las soberbias composiciones del dúo protagonista, son otros de los elementos que hacen de Él, una película absolutamente imprescindible.

6 comentarios:

  1. Hola amigo Ricardo, gracias por darte una vuelta por mi blog, bienvenido siempre. Tal vez omití que tambien me jode no poder acceder al cine europeo y a las pelis que comentaste ultimamente, pero afortunadamente de Buñuel tengo varias, aunque esta ultima no la he visto porque no me apetecia tanto, pero por el solo hecho de que Hitchcock la tenia bien alto, este fin de semana tomo los deberes. Estupendo tu nuevo encabezado. Saludos

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  2. Hola, José:
    Ya me había dejado caer alguna vez por allí, siempre me ha parecido un espacio muy simpático. Me alegra que esta vez puedas disfrutar de la cinta que comento, una auténtica maravilla. Quizá no sea tan conocida como otros trabajos de Buñuel, pero particularmente creo que está a la altura de sus mejores obras. Espero que te guste tanto como a mí y al maestro Hitchcock :).
    Un saludo, amigo, y no te sientas tan jodido hombre...

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  3. saludos de nuevo Ricardo. Tienes razon, esta pelicula es esplendida, tiene una historia que nunca envejece, y es evidente los homenajes que "Vertigo" le hace, las actuaciones son soberbias, especialmente esos primeros planos del marido celoso, amen de los efectos dramaticos del sonido, aunque no me convence el acento supuestamente argentino de la protagonista femenina, (en la historia se menciona que vivió muchos años en Argentina). Despues de verla, inmediatamente me vino a la cabeza otra pelicula que me aventuraria a sugerir que es un remake apocrifo de "El", me refiero a "Durmiendo con el enemigo" esa con Julia Roberts, las situaciones son muy parecidas, salvo el desenlace. Juraria que el guionista de la peli norteamericana se inspiro en la de Buñuel. ¿no te parece a ti?

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  4. Hola, José:
    Me alegra que te haya gustado la película. Efectivamente, y como señalas, su temática (por desgracia) nunca pasará de moda. Los celos patológicos son una enfermedad muy extendida en nuestra sociedad, sólo hay que echar un vistazo a la relación de sucesos de cada día para percatarse de ello.
    Como bien dices, que Hitchcock se inspiró en esta obra para su "Vértigo", es algo evidente. Nunca estuvieron tan cerca ambos maestros. Es más, hasta la banda sonora de Luis Hernández Bretón tiene ciertos aires herrmannianos.
    Apenas recuerdo esa cinta de la Roberts que citas, la vi hace ya muchos años y me pareció bastante mediocre. Es cierto, en cualquier caso, que puede haber ciertas coincidencias temáticas entre ambas.
    Por cierto, que hasta donde yo sé, Delia Garcés era argentina de nacimiento :).
    Un abrazo y gracias por acercarte nuevamente a mi blog.

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  5. Pues sí, la banda sonora tiene esos ecos herrmannianos (caramba con la palabrita). Y la escena del campanario es portentosa (¿qué le pasaba a Buñuel con las campanas?; a la que puede, las saca. Creo que en 'Tristana' --espero no confundirme-- está claro que tienen una connotación sexual: en una de las primeras escenas aparece un badajo moviéndose en el vaso en clara alusión al acto sexual). Por lo demás, también me parece claro que en 'Él' hay alusiones de homosexualidad en el protagonista: si no, algunas de las escenas en las que aparece con su criado (sobretodo, la escena en la que entra en su dormitorio, con el criado leyendo en la cama) no vendrían muy a cuento. Puede incluso que su represión (es virgen hasta que se casa) sea provocada precisamente por una homosexualidad no admitida.

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    1. Hola, Josep:
      Yo veo más impotencia que homosexualidad, pero tratándose de Buñuel... Tendría que revisarla nuevamente, ya que hace bastante tiempo que la vi y reseñé.

      Un saludo.

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