Antes de exhalar su último aliento, un hombre moribundo que acaba de ser asesinado pronuncia un nombre: Mr. Arkadin. Un joven estadounidense (Robert Arden) y su novia (Patricia Medina), son testigos de la confesión e inmediatamente inician una investigación para saber quién se esconde tras ese misterioso nombre. Finalmente dan con él, se trata de un enigmático multimillonario (Orson Welles) que optará por contratar al joven para que indague acerca de su vida pasada, ya que dice no recordar nada.
Mister Arkadin (Confidential Report en su versión internacional) es uno de los más claros ejemplos de cómo el genio de Welles era capaz de superar innumerables dificultades y hacer interesantísimas películas con presupuestos risibles. Evidentemente está muy lejos de sus obras más logradas, pero tampoco es ese filme fallido de su filmografía que muchos han pretendido ver. El poderío visual de su autor se mantiene intacto, con sus barrocas angulaciones y su tacto expresionista en la puesta en escena, aunque Welles se excede en el uso de contrapicados, probablemente para ocultar la podredumbre material de la misma. El filme cuenta además con uno de los personajes más interesantes de toda su obra, pero el guión adolece de cohesión, mostrándose farragoso y enrevesado. Tampoco ayuda la narración, que resulta atropellada y difícil de seguir en numerosas ocasiones. En cualquier caso, se trata de una película de Orson Welles, lo que garantiza secuencias brillantísimas como el expresionista inicio en el puerto o la inolvidable y goyesca fiesta de máscaras.
También resulta impagable la galería de personajes extravagantes y pintorescos que aparecen a lo largo del metraje, entre los que encontramos desde un anticuario estrambótico hasta un amaestrador de pulgas. Todos ellos interpretados por magníficos actores como Akim Tamiroff, Michael Redgrave o Katina Paxinou.
El filme podría considerarse como un hermano irregular y defectuoso de su Ciudadano Kane, cinta con la que guarda algunos puntos en común como la investigación en la que a través de las confesiones de distintos personajes se configura la verdadera identidad de un hombre poderoso.
Buena parte de la película se rodó en localizaciones de Segovia (aparece su famoso Alcázar) y Valladolid, lo que Welles, amante de la cultura y constumbres españolas, aprovechó para filmar una secuencia que transcurría durante una procesión de Semana Santa.
No se me ocurre mejor manera de cerrar el comentario que reproduciendo la ya mítica fábula del escorpión y la rana que Mr. Arkadin declama en la fiesta de Carnaval:
“Un escorpión, que deseaba atravesar el río, le dijo a una rana:
-¿Puedes ayudarme a cruzar el río? No sé nadar.
-¿Que te lleve a mi espalda?- contestó la rana- Ni pensarlo. Te conozco. ¡Si te llevo a mi espalda me picarás y me matarás!
-No seas tonta- contestó el escorpión- ¿No ves que si te pico, te hundirás y yo, como no sé nadar también me ahogaré y moriré?
Este razonamiento convenció a la rana. Así que lo cargó sobre su espalda y empezaron a cruzar el río.
Cuando habían llegado a la mitad del mismo, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente, ésta empezó a sentir un fuerte dolor y notó cómo el veneno se empezaba a extender por su cuerpo. Mientras se ahogaba, y con ella el escorpión, le dijo:
-Lo sabía. Pero, no lo entiendo ¿por qué lo has hecho? ¡Tú vas a morir también!
El escorpión la miró y le dijo, mientras él también se ahogaba:
-No he podido evitarlo…es mi naturaleza”.
También pueden leer mi comentario del PROGRAMA DE MANO del ESTRENO en una localidad pequeña española:
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