“Los
puritanos consideraban que su vida era una guerra, Cristo su
capitán, la oración y las lagrimas sus armas, la cruz su bandera y su
lema: el que sufre conquista”.
(John
Geree)
Nueva
Inglaterra, siglo XVII. Una familia de colonos ingleses, formada por un
matrimonio y sus cinco hijos, es expulsada de su colonia debido a las discrepancias
religiosas del padre con el resto de la comunidad, lo que los obliga a
instalarse en un lugar aislado de la región, cercano a un bosque donde se
oculta un malévolo poder sobrenatural.
Estupendo,
y a ratos escalofriante debut tras las cámaras del joven realizador
estadounidense Robert Eggers, quien partiendo de documentos históricos,
leyendas populares y folclore de la época, elabora una inquietante película,
mezcla de drama familiar y terror psicológico, que plasma con acierto el clima
de fanatismo y fervor religioso característico de las comunidades puritanas procedentes
de Inglaterra que arribaron al Nuevo Mundo con la esperanza de ver florecer
sus vidas y evangelizar territorios inhóspitos. La cinta obtuvo el premio al
Mejor director en el pasado Festival de Cine de Sundance.
The Witch: A New-England
Folktale, está plagada de símbolos esotéricos asociados a la
brujería (especialmente de naturaleza animal), remitiendo por su opresiva
atmósfera de religiosidad, culpa y pecado (el filme también muestra las
dificultades de los modos de vida de los primeros colonos de Norteamérica), a La letra escarlata (The Scarlet Letter, 1850), la obra maestra de Nathaniel Hawthorne, y
por su tratamiento visual, sobrio, a la película Dies irae (Vredens dag,
1943), de Carl Theodor Dreyer, a las Pinturas
negras de Goya (El aquelarre) y a
los retratos de época del pintor barroco Frans Hals. La dirección de Eggers se
caracteriza por el uso de planos fijos y movimientos lentos de la cámara (los travellings de adentramiento al bosque).
Con una narrativa pausada, de claro matiz psicológico, La bruja va in crescendo
en su progresiva inquietud hasta detonar en un clímax de angustia y paranoia
casi insoportable. Tan sólo cabe reprochar a la cinta cierta falta de ambivalencia
en el tratamiento de la historia, puesto que la ambigüedad se limita única y
exclusivamente al personaje de Thomasin (Anya Taylor-Joy), la hija mayor de la
familia y principal protagonista de la obra (“la elegida”), decantándose en el resto del
relato por una lectura sobrenatural. Por lo demás, destacar el excelente
trabajo llevado a cabo por todo el reparto y la impresionante fotografía de
Jarin Blaschke.
Se me hizo raro que no señalaras la influencia de Bergman en esta película. Te dejo un artículo en el que Eggers describe su pasión y admiración por el sueco, y cómo "Gritos y susurros" (entre otros títulos) le inspiraron.
ResponderEliminarhttp://www.slashfilm.com/the-witch-influences-cries-and-whispers/2/
Me parece una pelicula maravillosa....Pase miedo y mucho.Hay peliculas de sustos...Esta es una pelicula de miedo,del de verdad.De ese que despues de verla quince dias despues aun sigues recordando ciertas imagenes.La atmosfera es axfisiante y asi me senti en el cine.Por ultimo la musica,esa musica mezclada con ruido de hojarasca y de madera que t hace sentir que estás dentro de ese magico,bello,oscuro,siniestro e inquietante bosque....
ResponderEliminarEs tan pobre el último cine de terror que hasta puedo entender que una película tan inane y ridícula como Babadook se destaque, y reconozco que me lo hizo pasar mal por el insoportable niño gritón y su argumento freudiano de párvulos. Digamos que la gente está con sequía de terror y ensalza cualquier castaña.
ResponderEliminarPara mí La bruja es una obra maestra más cercana a Dreyer que a otra cosa.