“La amistad más
profunda suele surgir de un encuentro casual”.
Japón,
siglo XVI. Una aldea de campesinos, harta de sufrir los continuos saqueos de
unos bandidos, decide contratar los servicios de un grupo de samuráis para que
defiendan sus intereses.
Si
se me permite el paralelismo, considero que Los
siete samuráis es al cine lo que Don
Quijote a la literatura. Uno de esos clásicos universales que no pueden
faltar en ninguna colección. En ambos casos se trata de un relato de aventuras;
y, también en ambos casos, unos personajes con elevados ideales (aquí el código
del bushidō) ponen su vida al servicio de los más
desfavorecidos. Akira Kurosawa logró el León de Plata en el Festival de Venecia
gracias a esta monumental obra que ha inspirado con posterioridad, a cineastas
tan dispares entre sí como lo puedan ser Sam Peckinpah o Andrei Tarkovsky.
El
filme puede estructurarse, grosso modo,
en cuatro partes diferenciadas: una introducción en la que Kurosawa expone la
premisa argumental a desarrollar posteriormente, destacando la reunión que los
aldeanos mantienen en la casa del molino del viejo patriarca, quien les
recomienda la contratación de samuráis hambrientos (“incluso el oso sale del bosque cuando tiene hambre”, les dice); el
proceso de reclutamiento de los samuráis, que comienza con la elección del
personaje de Takashi Shimura, veterano al que encuentran rescatando a un niño
de las garras de un ladrón que lo tiene secuestrado; la llegada de los siete guerreros,
encabezados por el citado Shimura, a la pequeña aldea, donde preparan a los
campesinos para combatir a los bandidos; y el enfrentamiento con estos, que,
tras varias escaramuzas, culmina con la mítica batalla final bajo un torrente
de agua. La narración se muestra portentosa a lo largo de las más de tres horas
y media de metraje, en las que el director nipón mezcla con acierto el humor,
la acción y el drama social. El dibujo de personajes resulta maravilloso
(inolvidable el bufonesco Kikuchiyo interpretado por el gran Toshirô Mifune), y
la puesta en escena, soberbia; sobresaliendo la maestría de Kurosawa en la
composición de cada plano. El autor de Rashomon
rodó con varias cámaras a la vez, otorgando fluidez narrativa a secuencias tan
complejas como la de la batalla bajo la lluvia.
Uno
de los aspectos más llamativos de la película a mi entender, y al que,
curiosamente, no se le suele prestar la atención que merece, es la importancia
que Kurosawa concede al entorno natural donde transcurre la historia. Es por
ello que filma con detalle la vegetación, el bosque y las colinas que rodean a
la aldea, captando con agudeza los sonidos de la naturaleza (el viento que
sopla, el canto de los pájaros, el fluir del arroyo…). Esta concepción del entorno
como un ente vivo, casi otro personaje, debió influir de manera decisiva en el
cine de Andrei Tarkovsky, declarado admirador del maestro japonés (véase, por ejemplo, Andrei Rublev).
Obra
maestra.
Oleee. Ya era hora; por fin veo mi segunda película favorita de todos los tiempos analizada jeje. Qué decir de esta obra maestra, una de las más influyentes de la historia del cine...Todo es perfecto en las mas de 3 horas que dura el film; al igual que en otras películas Kurosawa retrata mejor que nadie la moral y los defectos de la especie humana. Un saludo, Ricardo
ResponderEliminarHola, Cristina:
EliminarEs cierto que ya era hora... Por curiosidad, ¿cuál es tu película favorita de todos los tiempos?
Un saludo.
Hola, Ricardo.
ResponderEliminarEstamos ante una obra inmensa, sin duda alguna. Lo que desconozco es qué escenas se añadieron para el reestreno, ya que en su día vio la luz con un montaje que rondaba las dos horas.
Gracias, un saludo.
Hola, Layizon:
EliminarNo tengo ni idea, la verdad. Está perfecta como está ahora, con esas más de tres horas y media de metraje. Por cierto, recomiendo la edición en Blu.ray de "A contracorriente". Así da gusto volver a disfrutar de este clasicazo.
Un saludo.
Hola. Te dejo el listado de mis diez películas favoritas de todos los tiempos. 1.Solaris. 2. Los Siete Samuráis.3. Dersú Uzalá. 4. Taxi Driver. 5. Nostalgia. 6. El diablo probablemente( gran obra de Robert Bresson aunque bastante desconocida). 8. IF....9 Ran. 10. Aguirre la Cólera de Dios
ResponderEliminar. ¿ Qué opinas de la lista? Como ves soy gran admiradora de Tarvkosky y Kurosawa: para mí son insuperables. Solaris está infravalorada, incluso por el propio Tarvkosky, que no la consideraba una obra maestra.Pero para mí es perfecta, superior a otras obras suyas más célebres. Un saludo
Me parece una lista excelente. La que menos me gusta es la de Bresson. En cualquier caso, muy buen gusto el tuyo :)
ResponderEliminarUn saludo.
Hola de nuevo, Ricardo.
ResponderEliminarEncontrar este santo lugar ha sido para mí todo un bálsamo cultural. Me complace comunicarte que anhelaba conocer a alguien con quien coincidir en preferencias cinéfilas (Buñuel, Dreyer, Bergman y Tarkovsky son mis mayores debilidades). Tu última lista de 50 films favoritos es soberbia, a falta de alguno por ver. Por cierto, algunos de ellos son realmente difíciles de conseguir...
Un saludo.
Hola, Layizon:
EliminarSupongo que te refieres a esa lista que elaboré hace ya un par de años, y que tendría que revisar, ya que ahora habrá cambiado (no había ningún filme de Angelopoulos, por ejemplo). Haré otra actualizada en cuanto pueda.
Un saludo y gracias por tus palabras.