Quiero la cabeza de Alfredo García (Bring Me the Head of Alfredo Garcia, 1974) de Sam Peckinpah.


Un rico terrateniente mexicano (Emilio Fernández), ofrece una recompensa de un millón de dólares por la cabeza de Alfredo García: el hombre que ha dejado embarazada a su hija. Bennie (Warren Oates), pianista de un antro de mala muerte, descubre a través de su novia Elita (Isela Vega), que el tal Alfredo García ha muerto en un accidente de tráfico; por lo que decide desplazarse hasta el lugar en el que ha sido enterrado para decapitar al cadáver y hacerse con el dinero.


Bring Me the Head of Alfredo Garcia tal vez no sea el mejor filme de Peckinpah (honor que bien podría recaer en Duelo en la alta sierra [Ride the High Country, 1962] o Grupo Salvaje [The Wild Bunch, 1969]); sin embargo, ninguno otro me parece más representativo, extremo y radical (lo filmó con plena libertad creativa). Por algo era su favorito.

Se trata de su película más sucia y sórdida: una road movie violenta y desaforada, bella y melancólica, trágica y romántica. Porque Peckinpah, ese realizador alcohólico, misógino y maleducado, también era un romántico; sí, un apasionado de sus imágenes, de sus historias, de sus antihéroes y de sus putas. Un cineasta, en definitiva, irrepetible.


Polvo, tierra, tiros, sangre, tequila, canciones mexicanas, moscas, una cabeza en preocupante estado de descomposición y hasta ladillas, son algunos de los elementos que plagan este desesperanzador relato. En donde no faltan momentos verdaderamente surrealistas, ya que no pueden definirse de otro modo las conversaciones que Bennie mantiene con la cercenada cabeza mientras conduce y trata de llevarla a su lugar de destino.

Warren Oates, uno de los actores fetiche del director, realiza una interpretación brillante. Tomando para la creación de su personaje algunos de los rasgos físicos que caracterizaban al propio Peckinpah, como el hecho de llevar gafas de sol o caminar encorvado y con los hombros encogidos. Su encarnación de Bennie, supone uno de los retratos más desgarradores que de un perdedor se han hecho en la historia del cine. Muy reseñable también, es el trabajo de su compañera de reparto Isela Vega, quien da vida a una fulana de noble corazón.


Probablemente no hay un Peckinpah más puro y personal que el que encontramos aquí, en su última gran obra.

2 comentarios:

  1. No vi esta pelicula, tendria que verla.

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  2. Hola, Grant Meliksetian:
    Si te gusta Peckinpah no deberías perdértela. En cualquier caso, yo te recomiendo que la visiones, ya que es una de esas películas que uno nunca olvida.
    Un saludo y gracias.

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