El fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, 1947) de Joseph L. Mankiewicz.


Mi alma es demasiado débil; sobre ella pesa, como un sueño inconcluso, la espera de la muerte”.  (John Keats)

Lucy Muir (Gene Tierney) es una joven viuda que se traslada junto con su hija Anna (Natalie Wood) y su criada Martha (Edna Best) a una casa encantada, situada a orillas del mar, en la que reside el espíritu del capitán Daniel Gregg (Rex Harrison).

 

Deliciosa y conmovedora fantasía romántica en la que comedia y drama se combinan con habilidad; ahondándose en temas como la necesidad de amor, la soledad, el paso del tiempo o el carácter efímero de la vida.

Los excelentes resultados que esta cinta ofrece, son consecuencia de la perfecta conjunción de todos y cada uno de los elementos que la componen: desde el guión hasta la dirección, pasando por los intérpretes, la música y la fotografía.

Es loable la sutileza con la que el filme transita desde lo que en un principio parece ser una comedia ligera basada en la confrontación de caracteres, hacia un triste y melancólico drama amoroso de profundas connotaciones existenciales.

 

Mankiewicz volvió a contar con Gene Tierney tras El castillo de Dragonwyck (Dragonwyck, 1946) para interpretar a la obstinada y decidida, aunque también frágil y sensible, Lucy Muir. Su exótico rostro, acaso el más bello que jamás haya aparecido en una pantalla de cine, conseguirá sensibilizar al gruñón y malhablado fantasma compuesto por el siempre magnífico Rex Harrison. Iniciándose entre ambos una relación platónica cuya consumación resulta imposible por cuestiones evidentes, lo que permitirá que en la misma se inmiscuya el descarado personaje al que da vida un cínico George Sanders.
   
Los continuos estados de sueño y despertares de la protagonista, confieren al relato un marcado carácter onírico. Tal vez el espíritu del capitán Gregg no exista y sea sólo una ensoñación, o el producto de una mente necesitada de compañía y afecto: “Estoy aquí porque crees que estoy”, le dice Daniel a Lucía, como él la llama, en un momento determinado de la película.

Sin duda contribuyen a engrandecer la obra la traslúcida fotografía de Charles Lang, así como la delicada, hermosa y evocadora partitura del gran Bernard Herrmann.

 

Dos son los momentos que destacan sobre el resto a lo largo del filme: el emotivo final, que será causa de que el espectador se vea sobresaltado por la caída de alguna lágrima, y que bien pudo servir de inspiración para el cierre de la también extraordinaria La emperatriz Yang Kwei-fei (Yôkihi, 1955) de Kenji Mizoguchi; y la secuencia en la que el fantasma, aprovechando el reposo de su amada, se despide de ella entonando un discurso inolvidablemente amargo:

"Cómo te habría gustado el Cabo Norte, y los fiordos bajo el sol de medianoche, y navegar junto al arrecife en Barbados donde el agua azul se torna verde, y hacia las Falkland donde la galerna del sur desgarra el mar entero y lo vuelve blanco… Lo que nos hemos perdido, Lucía, lo que nos hemos perdidos ambos".

12 comentarios:

  1. Gran reseña Ricardo, me la apunto para verla. oye el otro día pude ver el Discurso del rey y me agrado bastante, teniendo en cuenta el nivel del cine actual. Un abrazo amigo

    ResponderEliminar
  2. Creo que has plasmado perfectamente el espíritu de esta entrañable película, en la que Mankiewicz ilustra esta original historia de amor entre el rudo fantasma de un capitán de barco y una viuda con muchos redaños, con la que es capaz de desatar en el espectador todo un abanico de emociones sin caer en sensiblerias.
    Con el valor añadido de estar interpretada por unos maravillosos actores y de contar con ese atractivo aire onírico-fantástico que la convierten en una comedia romántica muy especial.

    Un saludo y felicidades camarada, si das tu permiso enlazaré esta entrada desde mi blog.

    ResponderEliminar
  3. Hola, Pedro:
    Conociéndote, creo que esta película te gustará. Hazte con ella y me cuentas.
    Con respecto a "The King´s Speech", ya sabes que no me convenció del todo. Me pareció demasiado académica y sosa, pero es cierto que contenía algunos momentos bastante disfrutables.
    Gracias por tus lineas, amigo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Hola, David:
    Por supuesto que tienes permiso para enlazar mi entrada. Para mí constituirá un verdadero honor ser partícipe de tu magnífico ciclo dedicado a ese gran realizador que era Mankiewicz.
    Gracias nuevamente por tu impagable presencia en este apartado y solitario rincón.
    Un saludo, camarada cinéfilo.

    ResponderEliminar
  5. Magnífica película, con dos escenas memorables para mí, la del balcón de "La Gaviota" y por supuesto, la final.
    Un saludo, stalker

    ResponderEliminar
  6. Hola, maría:
    La hermosa escena a la que aludes, envuelta en niebla y con el sonido de un barco que parece perdido de fondo, es un claro ejemplo de la magia que desprende este maravilloso filme.
    Gracias por tu comentario. Ah, y recuérdame que te dé un paseo por La Zona...

    ResponderEliminar
  7. Menuda lección de elegancia, saber estar y sofisticación, aportaba la Tierney en todas sus interpretaciones. ¿Qué les pasa a las actrices de hoy? pocas se le pueden acercar.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  8. Hola, van halen:
    Estoy totalmente de acuerdo contigo, Gene Tierney era una presencia magnética que engrandecía cualquier fotograma en el que apareciera. Las actrices actuales, en su mayoría, son un prototipo de belleza superficial y vacía.
    Un cordial saludo y bienvenido.

    ResponderEliminar
  9. Descubro tu blog a través de Ciclos de cine y no puedo hacer otra cosa que felicitarte (y hacerme seguidor). Quedas invitado a pasar por el mío cuando quieras. Saludos.

    ResponderEliminar
  10. Llego desde Ciclos de cine, para unirme la buena impresión que te (nos) ha dejado esta película.
    A parte de ser un pequeño cuento fantástico y maravilloso lo que más me impresionó fue cómo el director nos lo cuenta. Pensaba que sería algo más pasable pero ha resultado ser todo un descubrimiento. Un romance que solo podemos ver a traves de las miradas y de las palabras.
    Y para la época, creo que los 'efectos especiales' están realmente bien hechos!
    Saludos!
    ¡Una joya!

    ResponderEliminar
  11. Hola, Dickson:
    Bienvenido a mi espacio, acepto gustosamente tu invitación y me pasaré en cuanto pueda.
    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  12. Hola, Manderly:
    Efectivamente asistimos a una historia de amor cuasi inmaterial que sólo podía salir airosa gracias a una dirección sutil y sensible como la que realiza Mankiewicz. Apenas hay efectos especiales en la cinta, en la mayoría de los casos se trata de virtuosos juegos de luces y sombras muy bien plasmados por Charles Lang.
    Un saludo.

    ResponderEliminar

Recent Posts

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...