La red social (The Social Network, 2010) de David Fincher.

El filme narra los orígenes de Facebook, así como el litigio judicial surgido entre sus dos principales artífices, Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg) y Eduardo Saverin (Andrew Garfield).


Tras filmar la decepcionante El curioso caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button, 2008), el cineasta estadounidense David Fincher se embarca en el oportunismo para adaptar la novela de Ben Mezrich sobre el nacimiento de la red social más importante del mundo.

El resultado es una hueca, artificiosa, impersonal y sobrevaloradísima película que se sitúa muy por debajo de sus trabajos más logrados; aquellos retorcidos juegos impregnados de atmósferas turbias y desasosegantes que lo convirtieron en uno de los directores más interesantes del Hollywood reciente.


El pretencioso y plúmbeo guión de Aaron Sorkin (sus intentos por parecer inteligente escena tras escena resultan patéticos), fracasa tanto en la descripción de personajes como en la plasmación convincente del vínculo emocional/circunstancial que los liga. Valiéndose de una estructura narrativa supuestamente original (lo sería si el cine se hubiese inventado hace diez años) y de un discurso más o menos florido para ocultar las deficiencias de una historia de escasas dimensiones dramáticas.

La cinta, que bien podría encuadrarse dentro del subgénero de drama judicial, mantiene un ritmo buscadamente vertiginoso con el objetivo de camuflar el paupérrimo interés que desprende lo que se nos está contando. Y es que lejos de ser el estudio sociológico que pretende, el filme se reduce a una mera sucesión de secuencias de pleito judicial, entre las que se intercalan flashbacks en los que unos “niños” de papá y mamá acuden a fiestas universitarias y, de tanto en tanto, se sientan frente a sus ordenadores para demostrar al mundo lo listos que son.


Temas como la lealtad, la ambición o el deterioro que produce en las relaciones sociales/afectivas la detentación del poder cuando hay intereses de por medio, son tratados sin profundizar y ateniéndose a clichés muy manidos.

Los actores, por su parte, se limitan a cumplir correctamente con su cometido sin que haya ninguna interpretación verdaderamente destacable.

The Social Network es tan fría, insustancial, superficial y vacía como el mundo Facebook, y probablemente esa sea la razón del éxito de ambos.

6 comentarios:

  1. Joder! y yo que quería verla por mi confianza en David Fincher. Vaya por Dios

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  2. Ay, señor Fincher, ¿qué ha sido del perturbado(r) que nos desafiaba con sus psicópatas iluminados, sus juegos retorcidos y sus revolucionarios de personalidad doble, amén de sus vueltas de tuerca, precisas o no, a la figura de cierto engendro extraterrestre? Quizás es que el amigo Fincher temía encasillarse, que se le reconociera como el creador de visiones sórdidas de la naturaleza humana, un explorador del lado salvaje, y por eso se (nos) ha desviado. ¿Será complicado que regrese al redil? Y mira que tampoco es lo que se le pide, con lo poco (¿o es lo mucho?) que sería pedirle que nos sorprendiera con algo original. Y, sobre todo, muy personal.

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  3. Me parece totalmente acertado lo que se señala acerca de que la superficialidad y el vacío son garantía de éxito tanto de Facebook como de esta película [a la altura de lo que la misma trata, pues, y de nuestro tiempo -esto ya es una visión más subjetiva por mi parte-].

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  4. Pedro,
    No pretendo que mi comentario te condicione. Tal vez a ti te guste la película. De hecho, y por lo que se ve, satisface a buena parte de crítica y público. A mí me parece mediocre, pero es solo una opinión.
    Gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

    Felmanuel,
    Todo eso también lo pienso yo... :) Lo próximo que tiene entre manos el señor Fincher es la filmación de la primera parte de la trilogía millenium. Suena bastante comercial, pero al menos su temática se asemeja más a lo que al cineasta mejor se le da.
    Gracias por tu interesante y ¿alocada? reflexión.
    Un abrazo.

    pesadillas con cuerpo,
    Se agradece que comparta mi opinión con respecto al filme y al mundo Facebook. Yo también comparto la suya en lo que se refiere al estado de nuestra sociedad.
    Gracias por seguir mi blog y dejar su comentario.
    Un saludo.

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  5. Hola Ricardo, conecto bastante con buena parte de tu comentario (breve pero intenso) sobre la última película de Fincher, aunque en líneas generales la veo con mejores ojos.
    Comenzaré hablando sobre las bondades que aprecio en la cinta.
    La realización me parece meritoria (aunque no tan original como tu bien dices) y el guión da en el clavo y plasma una realidad sociológica (imposible de obviar) de nuestros días. Quizás en esto resida el oportunismo de Fincher pero no por ello tiene que ser malo. Tanto el montaje como determinados aspectos del guión, como pueden ser las relaciones entre personajes (frías, pseudo intelectualizadas y desconfiadas) tienen la virtud de dar con el tono adecuado, estableciendo un paralelismo acertado entre la realización cinematográfica y la socialización en Facebook.

    Hasta ahí lo bueno ahora iré con lo malo.
    Lo peor es el desarrollo de los personajes, a los que me ha sido imposible mirar con simpatía o con neutralidad, salvo en el caso de Erika. Les achaco fundamentalmente una importante falta de frescura y naturalidad.
    Me parecen frívolos, inmaduros o directamente gilipollas.
    Pese al esfuerzo por dotarles de ciertas dobleces y matices morales (deberían obligara los responsables del guión a ver algún western de Anthony Mann), acaban siendo personajes poco creíbles y completamente unidimensionales; ya sea por las limitadas capacidades interpretativas de los actores o porque se reducen a presentar arquetipos mil veces vistos en películas juveniles USA (el pijo, el friki, el nerd…) dándoles un barniz dramático y pseudo existencial.
    A ello ayuda la capacidad de los guionistas para escribir malos diálogos. Éstos (los diálogos) tratan de ser eléctricos y con un punto cínico, pero que se tornan barrocos y pseudo intelectualizados, perdiendo por completo gracia y frescura. Deberían haber probado a ver, antes de escribir la primera línea, “La fiera de mi niña” o “Pulp fiction” para encontrar esa frescura y gracia de la que “La red social” adolece.
    Pero claro, esas películas no son tan modernas como los chicos de “LRS”.

    Para concluir resumiré: Una película aceptable (nota: 6), bien realizada pero fría e hinchada artificiosamente para paliar el vacío que tiene de base.
    Este es el vacío que subyace en el propio Facebook, y es que al igual que a ti, estas nuevas formas de “relacionarse” me repelen profundamente.
    Saludos.

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  6. Hola, David
    En primer lugar me gustaría darte las gracias por tu extenso comentario. Sí señor :)
    No te falta razón cuando dices que la película está bien realizada, ya que posee una factura técnica impecable. Pero es que es lo mínimo que puede esperarse de una producción hollywoodiense de presupuesto medio. Además, nadie duda de que Fincher tiene cierto talento visual.
    El problema de esta cinta, al igual que el de la mayoría de las que se hacen hoy en día, es su fondo. Sus personajes son figuras de cera que carecen de alma. No le echo la culpa a los actores, si no que el guión, que sólo se preocupa por parecer mordaz e inteligente en sus diálogos de cara a la galería, no da para más.
    No sé hasta qué punto las relaciones entre ellos son frías de forma intencionada para establecer un paralelismo con las que se dan en el universo Facebook. Podría ser, ya que buscan ser más cerebrales que emotivas. En cualquier caso no me parece que el filme profundice en las nuevas formas de socialización derivadas de las redes sociales, sino que simplemente se alude a ellas como excusa argumental. De ahí que no tenga validez como estudio sociológico de nuestro tiempo.
    Por otro lado parece evidente que el público no pueda empatizar con una serie de niñatos (gilipollas como tú bien dices) a los que sólo les preocupa ganar dinero, entrar en hermandades elitistas e impresionar a las chicas.
    Así que por mucho que la inflen, y por muchos premios que le den, creo que pocos la recordarán dentro de unos años. Yo, particularmente, ya la he olvidado.
    Saludos.

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