La espuma de los días (L'ecume des jours, 2013) de Michel Gondry.

"El terreno de lo posible es muy amplio cuando no hay temor a que la luz se encienda". 
(Boris Vian)

Narra la historia de amor entre Colin (Romain Duris), un joven entusiasta y acomodado que no necesita trabajar para vivir, y la encantadora Chloé (Audrey Tautou), desde que se conocen en la fiesta de un amigo común, hasta que ella enferma de gravedad a causa de un nenúfar que crece en su pulmón derecho.


Deliciosa fantasía romántica de corte surrealista que adapta la novela homónima del polifacético Boris Vian (novelista, dramaturgo, poeta, músico de jazz, traductor, periodista e ingeniero), una de las figuras clave del intelectualismo galo del pasado siglo, cuyo estilo imaginativo y sobrecargado le viene como anillo al dedo al peculiar autor de Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004), el también francés Michel Gondry.

La película, poseedora de una de las puestas en escena de mayor inventiva de los últimos años (algunos momentos remiten por su magia y artificio al mismísimo Méliès), aborda, casi siempre con tono ligero, temas como el amor, la enfermedad o la muerte. Su luminosidad inicial, remarcada por la bonita fotografía en pastel de  Christophe Beaucarne, se irá consumiendo de manera gradual, igual que la vida de la protagonista, hasta desembocar en un melancólico blanco y negro que prologa con su llegada el final mismo de la existencia.


Para apreciar L'ecume des jours, uno debe liberarse de las pesadas cadenas de la razón y aceptar sumergirse en un universo absurdo. Aquí, los cocineros viven en el congelador, a los timbres le salen patas como si fueran insectos, los zapatos parecen tener vida propia, el baile de moda hace que te crezcan las piernas, se puede pasear por el cielo de París a bordo de una nube mecánica, y lo mismo cae un chaparrón a un lado de la mesa que el sol luce brillante en el otro. Ciertamente no todos esos elementos surrealistas están igual de conseguidos (la recreación del ratón que vive en casa de Colin, por ejemplo, es bastante cutre), y resulta comprensible que el espectador medio pueda verse desbordado ante tanta parafernalia visual. Sobre todo si, como es el caso, ésta se mantiene durante más de dos horas de metraje. 

A mi entender, lo que peor funciona en el filme de Gondry es la subtrama de Chick (Gad Elmaleh), el amigo de Colin que vive obsesionado con el pensamiento del filósofo Jean-Paul Sartre (Jean-Sol Partre aquí). Sí que me parecen magníficas, en cambio, algunas de las metáforas con las que se transmite el estado interior de los personajes, como la progresiva decadencia material de la casa de Colin una vez que Chloé cae enferma. 


Por otra parte, la pareja protagonista está espléndida. En especial Audrey Tautou, una actriz ideal para este tipo de producciones cercanas a la ensoñación dada su mágica presencia en pantalla.

La espuma de los días, una de las propuestas cinematográficas más creativas y arriesgadas de este año.


7 comentarios:

  1. Oh, habrá que verla entonces! He aquí un gran fan de Eternal Sunshine :)

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    1. Hola, neordental:
      Si te gusta Gondry, creo que te gustará "La espuma de los días".

      Un saludete.

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  2. ¿Y qué le parece la que encabeza el blog ahora mismo?

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    1. Hola, Neuromante:
      Pues que se trata de la mejor película del director. Hasta Jim Carrey está bien ahí :)

      Un saludo.

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  3. Tengo muchas ganas de verla. Su director me parece uno de los nombres más interesantes del cine actual. Saludos.

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    1. Hola, ricard:
      Entonces espero que la veas y luego te pasas por aquí a comentar.

      Un saludo.

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  4. Me encantó, la novela y la película están totalmente adecuadas una con otra.

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