“Da igual. Prueba otra
vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
(Samuel
Beckett)
Andrew
Neyman (Miles Teller) es un joven y ambicioso baterista de jazz que se esfuerza
por mejorar cada día. Tras verlo durante un ensayo, Terence Fletcher (J.K.
Simmons), el profesor más déspota del prestigioso conservatorio Shaffer, decide
enrolarlo en su banda.
Intenso
drama sobre la enfermiza obsesión de un joven dispuesto a derramar sangre,
sudor y lágrimas (literalmente) con tal de convertirse en una leyenda del jazz
a la altura de un Buddy Rich o un Charlie Parker. El título de la película (latigazo
en español) alude al nombre de una composición del famoso saxofonista estadounidense
Hank Levy, la cual escuchamos a modo de leitmotiv
en varios momentos del metraje. El joven realizador Damien Chazelle, amante del
jazz, consiguió financiación para el proyecto a partir del exitoso estreno en
el Festival de Sundance de 2013, de un cortometraje suyo en el que se reproducía
un extracto del guión original del filme que nos ocupa.
Grosso
modo, Whiplash es la historia de dos
locos unidos por una misma y única pasión: la música; y más concretamente el
jazz. Por un lado tenemos a Andrew, quien, a falta de una madre, que lo
abandonó cuando era un bebé, ha crecido junto con su padre y con un par de
baquetas en las manos. Posee talento, perseverancia y espíritu de sacrificio. Aparta
de su camino todo aquello que le pueda suponer una distracción de su objetivo. Que
alcance el éxito es sólo una cuestión de tiempo. Por el otro tenemos al
profesor Fletcher, un psicópata hijo de puta cuyo principal método de enseñanza
no es otro que el de infundir temor a sus alumnos. No duda en humillarlos y
maltratarlos si a cambio obtiene lo mejor de ellos. Su vehemencia recuerda en
ocasiones a la del sargento Hartman de La
chaqueta metálica (Full Metal Jacket,
1987), de Stanley Kubrick. Ambos personajes están magníficamente interpretados,
en especial el segundo, un J.K. Simmons para el recuerdo; si bien es cierto que
el dibujo de su personaje resulta algo exagerado.
Pero
lo mejor de Whiplash, al menos desde
mi punto de vista, es su tensión narrativa (máxima en ese “duelo” final sobre el
escenario entre profesor y alumno). Chazelle ha sabido dotar a su película de trepidante
pulso, gracias, en parte, al brillante montaje de Tom Cross.
Un
buen guión, pese a no ser demasiado original, una buena realización y unos buenos personajes. Tan fácil (y difícil)
como eso. Muy superior a la media.
Completamente de acuerdo con tu reseña. El "duelo" final me encantó.
ResponderEliminarHola, Gustavo:
EliminarEs el clímax de la película. Magnífico.
Un saludo.
Muy buena crítica, definitivamente lo mejor es el montaje y J.K.Simmons. Pero tengo dos cositas que objetar:
ResponderEliminar1- La cinematografía no es digna de lo que se pensó hacer.
2-El drama solo se enfoca y excede en las agresiones.No toman en cuenta; los momentos y por momentos le hacia falta lentitud para resaltar el drama y darle sentido
Hola, step tor:
EliminarEl montaje es el elemento diferencial de esta película, junto al trabajo de sus dos actores.
Un saludo.
Coincido en que los dos actores andan muy bien, lo de JK se ha destacado por todos lados, pero el joven protagonista también sorprende.
EliminarSaludos!
La influencia de Kubrick es clarísima en toda la película y no sólo en los personajes.Los filtros de color en las escenas, la perspectiva de las tomas. Me llaman la atención muchas cosas: El personaje principal aparece en absolutamente todas las escenas, como si el director quisiera que el público tomara solo su punto de vista y el protagonista fuera seguido por un espectador fantasma. Todas las locaciones son parecidas, parece que fueron grabadas en el mismo lugar, la escuela, el cine, la casa etc. Lo que le da al "escenario" de la película un carácter Teatral. Cuando aparece la chica en la escena del café , las luces del mostrador le dan la apariencia de alas como si se tratase de un ángel. En cambio en la escena donde rompen ella viste como si asistiera a un funeral... Bueno son muchos detalles que me agradaron de la película que no caben en un comentario... Lo que opino es que está muy cuidada en todos los aspectos necesarios para hacer una buena película. Lo que no me convence es el punto musical: El interés de Fletcher en los baterista se centra en la velocidad, excepto en la escena del tempo. Ningún músico medianamente entendido haría cosas tan ridículamente estupidas como ponerse benditas, meter las manos en agua helada, si no quieren sufrir una lesión peor que ya no les permitiría seguir tocando.Saludos.
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