“Lo
peor que le puede ocurrir a un hombre que pasa mucho tiempo solo, es no tener
imaginación. La vida, ya de por sí aburrida y repetitiva, es en ausencia de
fantasía un espectáculo mortal”.
Titta
di Girolamo (Toni Servillo), de cincuenta años de edad, ha pasado los últimos
ocho residiendo en la misma habitación de un hotel suizo. Pasa los días en el
vestíbulo, solo, fumando y observando lo que acontece a su alrededor. Pero,
¿qué circunstancia llevaría a un hombre a llevar una vida así? ¿Qué se oculta
tras su extraño comportamiento?
En
Le conseguenze dell'amore, el
realizador italiano Paolo Sorrentino nos ofrece un sofisticado ejercicio de
estilo y precisión narrativa donde se mezclan con acierto la reflexión
existencialista, el drama romántico, la ironía y el cine de mafiosos. Supuso la
segunda colaboración entre el cineasta y su actor fetiche, el gran Toni
Servillo, quien vuelve a dar toda una clase de interpretación. La película se
alzó con cinco premios David di Donatello, incluyendo los de Mejor película,
Mejor director y Mejor actor protagonista.
Uno
de los puntos fuertes del filme es la caracterización de su personaje
principal: Titta di Girolamo, natural de Salerno. Es un tipo solitario, serio,
de rostro imperturbable, poco sociable, arisco. Es tan metódico que sólo se
inyecta heroína una vez a la semana, siempre el mismo día, los miércoles, y a
la misma hora, las diez de la mañana. Paga su factura del hotel a principios de cada
mes y se realiza una hemodiálisis al año, un proceso muy costoso, como él mismo
señala. Sufre de insomnio, por lo que pasa las noches escuchando las
conversaciones de un viejo matrimonio arruinado (los antiguos dueños del hotel
hasta que al marido le dio por jugárselo todo a las cartas) mediante un
estetoscopio. Nadie sabe a qué se dedica, ni tan siquiera el director del
hotel, y eso que trata de sonsacárselo. De cuando en cuando, baja al parking
con una maleta, coge su lujoso BMW (Sorrentino sería un gran publicista de
automóviles) y se dirige a un banco en el que ingresa grandes cantidades de
dinero. Su extrema meticulosidad obliga a los trabajadores de la sucursal a
contar ellos mismos los billetes, nada de máquinas contadoras. “Nunca se debería perder la confianza en el
hombre, el día en que eso ocurra será el día del fracaso”, responde Titta
al director del banco cuando éste le pregunta por qué no quiere que se utilicen
máquinas. ¿Qué secreto esconde nuestro enigmático protagonista? Sea el que
fuere, lo que está claro es que no le conviene enamorarse. En ningún caso deben
subestimarse las consecuencias del amor, siempre imprevisibles, y a veces hasta
fatales; pero claro, estando por ahí Olivia Magnani, la camarera del hotel,
parece difícil no caer en la tentación.
Como
suele ocurrir en las obras del director napolitano, uno de los autores más
relevantes de la cinematografía europea actual, la puesta en escena es exquisita,
medida hasta el milímetro. El envolvente uso de la cámara y algunos planos
imposibles made in Sorrentino, dotan
al conjunto de una poética tan personal como fascinante. Lástima que
determinados aspectos de la cinta puedan resultar demasiado fríos y cerebrales.
En cualquier caso, un trabajo notable. Recomendable de principio a fin.
Hola Ricardo,
ResponderEliminarVi la película hará unos meses así que aún la tengo reciente. Yo incluso le daría media estrellita más, aunque creo que la resolución de la misma (el tramo final, vaya) es un tanto precipitado.
Respecto a lo que comentas sobre que la película es fría, creo que Sorrentino podría estar buscando precisamente eso, pues, ¿ No es acaso un tipo frío su protagonista?
Sin duda Sorrentino es uno de los hombres a seguir en el panorama Europeo actual.
Saludos.
Hola, Viri:
EliminarTengo que decirte que, hasta el último momento, he estado dudando entre darle tres estrellas y media o cuatro. Créeme que no resulta fácil esto de valorar una película con un determinado número de estrellas. Cuando publico, a veces me asalta alguna duda del tipo: "¿habré sido justo?", "Creo que me he pasado" o "¿Debí darle algo más?". En definitiva, una auténtico coñazo.
Con respecto al carácter algo frío de la película, es muy probable que lleves razón, pero todos sabemos que hasta el hielo se derrite cuando se acerca al fuego. Lo que quiero decir es que, pese a la frialdad de Titta, se debería haber potenciado más lo que siente por la camarera para así entender mejor todo lo que ocurre después. De todos modos, es una mera percepción mía.
Un saludo.
La trayectoria de Sorrentino es todo un misterio. Estaremos ante un arranque y explosión de talento con suconsiguiente plenitud o la Bellezza será solo una obra maestra aislada en una trayectoria brillante pero irregular?
ResponderEliminarEsperemos que no tarde mucho en sacarnos de dudas (parece que con su ritmo no le llevará mucho. La película me gustó sin entusiasmarme, es un buen ejercicio de estilo y tiene ese toque Sorrentino en las reflexiones y diálogos. 'Il Divo' me gustó más.
Hola, Raúl:
EliminarDel futuro Dios dirá. De momento ya tiene una obra maestra (no hay muchos directores actuales que puedan presumir de eso) y varias películas magníficas. De "Il divo" no tardaré mucho en hablar.
Un saludete.
Vi esta película nada más la semana pasada, y debo decir que me gustó bastante, estando yo de acuerdo con lo que dices, especialmente con la actuación de Servillo, espectacular sin duda.
ResponderEliminarAunque me parece que las consecuencias del amor están claras, no sólo lo que hay entre la camarera y Titta, sino lo que hace por el matrimonio en quiebra.
En fin, muy buena película.
Saludos.
Hola, Jimmy:
EliminarSí, está claro que Titta no es ese tipo con corazón de hielo que en un principio parece. El detalle para con la perja de ancianos lo confirma.
Un saludo.
Yo le bajaría media estrella por su atropellado final. Queda para el recuerdo el personaje de Servillo (genial), sus reflexiones, la puesta en escena (que queda algo pretenciosa pero anticipando algo grande), y ese final donde acaba convirtiéndose en un thriller que por su crudeza me recordó a "La caja 507", además de la anécdota acerca de su verdadero amigo. El plano final. Cómico y trágico.
ResponderEliminarHola, Neuromante:
EliminarEn todas las películas de Sorrentino hay detalles de genio. El tramo final no me parece tan precipitado como se apunta, simplemente los acontecimientos se aceleran.
Un saludo.
Es una especie de rareza muy atrayente. La frialdad de la que hablas no solo me parece acertada sino necesaria hasta el punto de que la película sería otra. Pienso que el interés de esta historia no podía ir a más pero sí podía haber ido a menos. Y, efectivamente, Toni Servillo está genial. Tenemos Sorrentino para rato.
ResponderEliminarSalu2.
Hola, Francisco:
EliminarConcuerdo con lo de rareza atrayente. En cuanto a la frialdad, te digo lo que le he dicho a Viri. Vale que el tipo es gélido, pero para hacer lo que finalmente hace, para que eso resultase, digamos, más convincente, se debería haber dotado de mayor fuerza a la relación que establece con la camarera.
Un saludo.
Eso de los planos imposibles que dices, me recordó inmediatamente a una escena en el hotel, donde la cámara recorre 180°, pasando por encima, y muy cerca, de la cabeza de Titta. La película me gusto bastante, eso sí, me quedaron dudas respecto a la forma del accidente de la camarera, entiendo que lo utiliza como catalizador para todo lo que sucede después (dando por hecho, que sí ella llegaba a buscarlo, huirían juntos con la maleta, lo que hubiese sido un final bastante Hollywoodense y poco acorde a lo mostrado previamente), pero me dejó con gusto a poco esa parte
ResponderEliminarDemás decir que la dupla Sorrentino-Servillo me atrae de sobremanera, casi tanto, como la cautivadora Olivia Magnani jaja.
Espero con ansias la próxima obra de este interesante y singular director
Saludos!
Hola, Esteban:
EliminarPrecisamente pensaba en ese plano cuando estaba escribiendo la reseña. Sólo a Sorrentino se le hubiera ocurrido filmar así a un tipo que está inyectándose heroína. También hay un plano-secuencia espectacular: cuando Titta baja del automóvil para ser conducido ante la presencia del jefe de la cosa nostra.
Un saludo.