“Al
igual que Sherezade, yo
sobreviví porque tenía que contar un cuento. Tenía que contar el cuento del
paraíso de los judíos, Theresienstadt. Imaginaron que contaría que existía un
gueto en el que los judíos vivían como en el paraíso, donde vivían bien. Y me
retuvieron para que contara ese cuento”.
(Benjamin
Murmelstein)
Película
documental centrada en la figura de Benjamin Murmelstein, quien fuera el último
Presidente del Consejo Judío de Theresienstadt,
un campo de concentración ubicado en la antigua Checoslovaquia, unos sesenta
kilómetros al norte de Praga, que fue vendido por la propaganda nazi como un gueto
modélico: la ciudad que Hitler “regaló” a los judíos.
Claude Lanzmann, autor de la imprescindible Shoah (1985), vuelve a legar un
documento histórico único con Le dernier des
injustes, filme documental cercano a las cuatro horas de duración, donde el
testimonio del controvertido Benjamin Murmelstein, el único Presidente de un
Consejo Judío o Judenrat que
sobrevivió al Holocausto, sirve para ilustrar el proceso evolutivo que siguió el
Endlösung (la “solución final”
o intento de exterminio de la población judía de Europa por parte de los nazis),
desde sus orígenes hasta su puesta en marcha en campos de concentración como los
de Theresienstadt o Auswitch; para poner en tela de juicio la teoría de “la
banalidad del mal”, acuñada por la filósofa política alemana Hannah Arendt en su libro Eichmann
en Jerusalén en torno al juicio celebrado en Israel en 1961 contra el
Teniente Coronel de las SS Adolf Eichmann; y para reflexionar acerca de la sutil
diferencia existente entre los mártires y los santos: “Todos los santos son
mártires, pero no todos los mártires son santos”. El elemento central del
filme son las entrevistas que Lanzmann realizó a Murmelstein en Roma en 1975.
En ellas, éste, que ya contaba con setenta años de edad, se muestra como un
individuo fascinante dotado de un gran poder de elocuencia y de una memoria
extraordinaria para los detalles. Las entrevistas se van alternando con
filmaciones de los lugares reales donde transcurrieron los hechos de los que se
habla (Viena, Praga, Theresienstadt…), siendo el propio Lanzmann quien, con su
voz y presencia, guía al espectador a través de la barbarie cometida por los
nazis. El director también utiliza fotografías de la época, lecturas de textos,
dibujos realizados por los judíos checos prisioneros del campo de
concentración, y material de propaganda del Tercer Reich (una película
en la que se vende a Theresienstadt como si fuese un lugar idílico y de
reposo para los judíos). La narración se cuece a fuego lento (destacan los
planos de larga duración en los que un envejecido Lanzmann se mueve con dificultad
por los lugares que han sido descritos), lo que unido a lo extenso del metraje,
puede hacer huir a más de uno. Los valientes, en cambio, encontrarán en esta
densa y monumental obra, un trabajo cinematográfico de primer orden que invita
a un profundo replanteamiento histórico. Imprescindible.
Una pregunta Ricardo: ¿Dónde pudiste verla? Soy incapaz de encontrarla.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, David:
EliminarLos de cameo me pasaron una copia en DVD antes de ponerla a la venta. Una edición impecable, por cierto.
Un saludo.