“La
vida es un proyecto estúpido y sin ningún tipo de sentido. La única manera de
sobrevivir es contarse mentiras”.
(Woody
Allen)
Tras
sufrir una fuerte crisis nerviosa, Jasmine (Cate Blanchett) se traslada a San
Francisco para instalarse en el apartamento de su hermana Ginger (Sally Hawkins).
Allí, mientras trata de empezar una nueva vida, recuerda su pasado glamouroso
en Nueva York junto a su marido (Alec Baldwin).
Blue Jasmine,
estimable aunque sobrevalorado último trabajo de Woody Allen, es una
tragicomedia, más trágica que cómica, que gravita en torno al deterioro psicológico
de su personaje principal: una espléndida y atribulada Cate Blanchett que emula
a la Vivien Leigh de Un tranvía llamado
deseo (A Streetcar Named Desire,
1951), de Elia Kazan. Parece evidente que el autor de Annie Hall, ha debido inspirarse en la obra del dramaturgo Tennessee
Williams para elaborar el guión del filme que nos ocupa, cuyo título supone un
juego de palabras entre el nombre de la protagonista y el clásico musical Blue Moon, al que se hace alusión en determinados
momentos del metraje.
Desde
el punto de vista narrativo, la película está muy bien estructurada, alternando
el presente de Jasmine en San Francisco con su pasado en Manhattan. De ese modo
se pretenden mostrar las diferencias de su modus
vivendi en un sitio y otro, así como las causas de su actual estado socioeconómico
y mental (es una adicta a los antidepresivos y en ocasiones habla sola). El
contraste entre esos dos mundos tan dispares, es el elemento clave de la trama en
el que Allen insiste de manera bastante obvia y poco original. Esa alternancia
temporal, permite que lo mismo veamos a Jasmine siendo anfitriona de una fiesta
a la que acude lo más florido de la clase alta neoyorquina, como asistiendo a
otra, en San Francisco, desesperada y en busca de un buen partido al que
enganchar. Allen se centra tanto en su personaje principal, que el resto de
caracteres, casi anecdóticos, apenas sirven de contrapunto al mismo. Incluyendo
a un Alec Baldwin, estafador de estafadores, en un rol que recuerda al de
Bernard Madoff.
En
definitiva, un filme interesante aunque falto del ingenio al que nos tenía
acostumbrados (hace mucho tiempo, eso sí) el popular realizador neoyorquino.
Habrá que darle una nueva oportunidad.
Me ha parecido una película dentro de los estándares del últmimo tercio de la filmografía de Woody Allen pero en ningún caso la obra maestra que algunos nos quisieron vender. "Match point" es muy superior.
ResponderEliminarAdemás, tampoco está del todo conseguido, de cara al espectador, el desequilibrio mental de Jasmine, sobre todo si lo comparamos con los personajes de Blanche, al que citas, o Norma Desmond (palabras mayores, claro).
Saludos.