“Las alegrías de la
vida duran poco tiempo, las penas del amor duran toda la vida”.
Nueva
York, siglo XIX. Catherine Sloper (Olivia de Havilland) es una rica heredera
que se enamora perdidamente de Morris Townsend (Montgomery Clift), un atractivo
joven que le pide que se case con él. Sin embargo, el padre de Catherine, el doctor
Sloper (Ralph Richardson), se opone a dicho matrimonio por considerar a Morris
un cazafortunas que sólo busca dinero.
Este
excelente melodrama de época ganador de cuatro premios Óscar (actriz, dirección
artística, vestuario y banda sonora original), adapta la obra teatral The Heiress, de Ruth y Augustus Goetz, que
a su vez adaptaba la novela Washington
Square, de Henry James. Supone uno de los grandes trabajos de William
Wyler, y la que probablemente sea la más brillante interpretación de Olivia de
Havilland, metida aquí en la piel de un personaje que experimenta una dolorosa
evolución psicológica a lo largo de la película. Ralph Richardson, soberbio, y
Montgomery Clift, completan el trío protagonista.
Visto
a día de hoy, La heredera puede
resultar un filme algo teatral, puesto que la práctica totalidad de su trama se
desarrolla en interiores. Es por ello que los decorados adquieren una enorme
importancia, destacando el sentido simbólico que se otorga a los espejos, a las
puertas y, sobre todo, a la escalera principal que conecta las diferentes plantas
de la vivienda de los Sloper. Esta escalera, casi otro personaje más, está
presente en los momentos clave de la cinta, desde la primera aparición de
Catherine, que las baja alegremente, hasta la última, cuando las sube, lámpara
en mano, con rostro enajenado. Entre esas dos escenas diametralmente opuestas,
han sucedido muchas cosas; la más importante, el brusco cambio en la
personalidad de la protagonista: una Catherine que se muestra cándida e
insegura al principio, y despechada y vengativa al final. ¿La causa? Un fuerte
desengaño amoroso y vital derivado de su relación con Morris y con su exigente
padre. La relación que mantiene con éste es muy ambigua e interesante, sobre
todo en lo que se refiere a la actitud del progenitor. Por un lado, parece
preocupado por el futuro de su hija, a la que trata con amabilidad; pero, por
el otro, no deja de sentir cierto desprecio hacia ella, especialmente cuando la
compara con su difunta esposa, a la que tiene idealizada.
Lo
más reseñable de la puesta en escena de Wyler, al margen de esos elementos
simbólicos antes citados, es su elegante sobriedad.
En
1997 se realizó una nueva adaptación de la novela de Henry James con Jennifer
Jason Leigh, Ben Chaplin y Albert Finney en los roles principales.
Deliciosa película. Para mi también se trata de la mejor interpretación de Olivia de Havilland (está perfecta en todo momento) y de uno de los mejores trabajos de Wyler.
ResponderEliminarSe agradece mucho que de vez en cuando caiga una reseña sobre un film clásico.
Un saludo Ricardo.
Hola, ViriIII:
EliminarEn "Esculpiendo el tiempo" siempre se le ha prestado una especial atención al cine clásico. Si últimamente comento más filmes actuales es porque estamos en época de estrenos interesantes.
Un saludo.
Me impactó la primera vez que la ví hace mucho tiempo y me sigue impresionando la interpretación de Olivia de Havilland, Si puedo la veré de nuevo, para fijarme en el sentido simbólico del que hablas en tu comentario; es una tarea que me encanta. Hasta la próxima. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, selegna:
EliminarInolvidable de Havilland. Me gusta desde que era un niño, cuando la vi por vez primera en "Lo que el viento se llevó". Enorme actriz.
Un abrazo.
Uno de los mejores papeles femeninos clásicos más perfectamente interpretados! Olivia está maravillosa lo mismo que Richardson e incluso Hopkings. Clift también me parece un buen acierto para el papel.
ResponderEliminarUna gran película de Wylder!
Saludos.
Hola, Manderly:
EliminarPues probablemente se trate del mejor papel de de Havilland junto con el de "A través del espejo", de Robert Siodmak, donde también estaba genial.
Un saludo.