“Hay que saber que no existe país sobre la
tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas”.
(Voltaire)
Dinamarca, último tercio del siglo XVIII. Carolina Matilde (Alicia
Vikander), joven perteneciente a la alta aristocracia inglesa, es casada con su
primo Cristián VII (Mikkel Boe Følsgaard), el trastornado rey de Dinamarca y
Noruega. La infelicidad que le provoca la unión impuesta con un botarate, hará
que pronto se convierta en amante de Johann Friedrich Struensee (Mads
Mikkelsen), médico personal del monarca e intelectual de ideas ilustradas.
Estupendo drama de época procedente de gélidas tierras nórdicas, con el
que se pone de manifiesto que aún es posible realizar filmes inteligentes y complejos
sobre el pasado, sin necesidad de falsear la verdad histórica ni recurrir a
forzadas analogías con el tiempo presente. Con todo merecimiento, se alzó con
los Osos de Plata al mejor actor (Mikkel Boe Følsgaard) y al mejor guión en el
Festival de Berlín de 2012. La cinta, además, viene avalada por la siempre imponente
presencia de Mads Mikkelsen, uno de los mejores actores del cine europeo actual
y toda una garantía de solvencia interpretativa.
El relato, de narración diáfana y fluida, aparece punteado por la voz en off de la protagonista, quien,
prisionera en su destierro de Celle, Alemania, escribe una carta dirigida a sus
hijos, de los que ha sido separada, para contarles lo que verdaderamente
aconteció en el seno de la corte danesa unos años atrás. A través de su pluma sabrán
(y sabremos) que fue educada desde la infancia para convertirse en la esposa de
un rey; que sufrió una gran decepción al conocer a éste, un enfermo mental
asiduo de los burdeles de Copenhague; y que se enamoró del médico de su marido,
hombre de pensamiento y convicciones liberales, que supo aprovechar la
influencia que ejercía sobre el débil monarca para traducir en leyes su ideario
político. Fueron tiempos de pasión en los que parecía que Dinamarca se abría a
la era ilustrada y dejaba atrás el oscurantismo medieval, hasta que una
confabulación entre los sectores más reaccionarios de la sociedad (nobleza,
iglesia y ejército), decidió poner punto final a las reformas y mantener el statu quo del Antiguo Régimen.
La reconstrucción de época resulta magnífica, con suntuosos decorados y
escenarios que trasladan fácilmente al espectador al período histórico
descrito. En realidad, todos los aspectos formales de la película están muy
cuidados: vestuario, fotografía y música impecables. El guión es sólido y
presenta distintas capas de lectura (la histórica, la política, la ideológica o
la romántica); aunque se ve perjudicado por cierta previsibilidad en su
desarrollo.
Junto al trabajo del citado Mikkelsen, las composiciones de Mikkel Boe
Følsgaard como el perturbado rey, y de Alicia Vikander como su sufrida consorte, también son destacables.
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