Amor bajo el espino blanco (Shan zha shu zhi lian, 2010) de Zhang Yimou.


República Popular China, años sesenta. En plena Revolución Cultural, Jing (Dongyu Zhou), hija de un derechista encarcelado, es enviada a una lejana comarca rural para su “reeducación”. Allí conoce a Sun (Shawn Dou), un joven del que se enamora y que pertenece a una importante familia afín al régimen.


Bajo el espino blanco, de cuyas ramas colgaron héroes y del que según se cuenta brotan flores rojas, se oculta un tierno relato de amor que trasciende el espacio y la memoria.

Hacía mucho tiempo que el cine no nos regalaba una historia tan hermosa, ingenua y delicada como la que aquí nos presenta el director chino Zhang Yimou, quien tras varios años dedicado a la realización de películas más espectaculares que satisfactorias, parece haber regresado a la senda poética e intimista que caracteriza a sus mejores trabajos. 

Amor bajo el espino blanco, adaptación de la exitosa novela de Ai Mi, supone un oasis de sensibilidad en medio del desolado y repetitivo panorama fílmico actual; un destello de calma y sabiduría que aflora de manera inesperada en un terreno poco dado al cultivo de propuestas personales y artísticas.


La acción se desarrolla en un contexto convulso y radicalizado, como es el de la Revolución Cultural iniciada en China en 1966 por Mao Zedong, líder del Partido Comunista. Este acontecimiento sociopolítico de fuerte carga ideológica, defendía la vuelta a los ideales prístinos de la Revolución, aunque en realidad, bajo su soporte intelectual, apenas podía disimular una encarnizada lucha por el poder que acabó desembocando en un culto hacia la personalidad del propio Mao. Yimou no incide demasiado en la definición de ese marco histórico, sino que más bien lo utiliza para acentuar las dificultades, por cuestiones sociales y de pensamiento, que entraña una relación como la que mantienen Jing y Sun. Ambos forman parte de una nueva generación ajena a las disputas, heridas e intereses del pasado. 

El filme se estructura en una serie de capítulos culminados con fundidos en negro e intertítulos que muestran el paso del tiempo. La narración es siempre serena, sin sobresaltos, apareciendo punteada  en sus momentos más dramáticos por la preciosa banda sonora de Chen Qigang. Los minutos transcurren entre encuentros furtivos, ilusionadas esperas, gestos desinteresados, sinceras palabras, zambullidas en el río y paseos en bicicleta. Todo es pureza, lirismo y emoción en esta cinta de enorme belleza. Quizá el final resulte demasiado triste para un espectador que ha empatizado durante casi dos horas con sus entrañables protagonistas. Pero, ¿acaso no es así esta efímera existencia?


Sorprendente interpretación de la debutante Zhou Dongyu en un papel lleno de frescura e inocencia por el que consiguió el premio a la mejor actriz en la pasada Seminci de Valladolid.

No lo duden, si en verdad les gusta el buen cine, no dejen de ir a ver esta gran película.

10 comentarios:

  1. Hola de nuevo Ricardo, como has apuntado, la sensibilidad y delicadeza, junto con la actuación de la actriz principal son los puntos fuertes de la película.
    Quizas el punto flaco sea que la historia parece sacada de un manual de como hacer precisamente eso, una historia sensible y delicada con un final triste.
    De todas formas buena película y un placer volver a disfrutar del Yimou más auténtico.
    Saludos!

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    1. Hola, Jordi:
      Hay muchas películas que intentan atenerse a ese manual y acaban siendo un desastre. Si "Amor bajo el espino blanco" funciona es debido al buen hacer de Yimou, que vuelve a demostrarnos su talento.

      Un saludo.

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  2. Parece que Yimou vuelve sobre sus pasos. Tengo muchas ganas de verla, aunque la historia parece algo manida, pero me apetece mucho.

    Saludos
    Roy

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    1. Hola, Roy:
      Como dice Béla Tarr, el hombre lleva contando las mismas historias desde el Antiguo Testamento. Así que más que la historia en sí, lo que me interesa es el modo en el que esta se cuenta, y te puedo asegurar que Yimou lo hace extraordinariamente bien.

      Un saludo.

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  3. Lo cierto es que la novela ahora está en lugares especiales en la mayoría de las librerías.
    La película tiene buena pinta.
    Saludos.

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    1. Hola, Manderly:
      Hacen bien las librerías. Esa novela, o la venden ahora o no la venden nunca. Como no la he leído, sólo te puedo decir que su adaptación al cine es magnífica.

      Un saludo.

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  4. A mí me encantó. Envuelta en ternura y sencillez, es una historia de amor como tantas otras, pero contada con una delicadeza y dulzura que te conmueve. No se me hizo nada pesada. La música como apuntas, preciosa.
    Para mí lo único que le resta es un final algo pastelosillo.
    Una reseña estupenda, te felicito.
    Besitos

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    1. Hola, María:
      Más que pastelosillo, yo diría que el final puede pecar de ser excesivamente dramático (o no). Como bien apuntas, son la sensibilidad y delicadeza de Yimou, las que sitúan a esta película muy por encima de la media.
      Gracias por la felicitación.

      Besitos :P

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  5. Es claramente una película que va de más a menos. Empieza y sigue muy bien, pero la tensión de los primeros 30 minutos (o a lo sumo 40) se va desvaneciendo poco a poco y acaba por lastrar al filme, que deviene previsible, ñoño y casi inverosímil. Una pena.

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  6. Es una película maniquea, previsible y excesivamente edulcorada. Sin ser una obra desdeñable, sí es una película fácil y menor. Saludos

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