Jim Wilson (Robert Ryan) es un violento y amargado policía urbano al que
sus superiores envían a una lejana región montañosa para esclarecer un crimen.
Allí conocerá a Walter Brent (Ward Bond), el vengativo padre de la niña
asesinada, y a Mary Malden (Ida Lupino), una chica ciega que vive en una
apartada casona.
Fascinante ejercicio de cine negro con ribetes de melodrama que, a pesar
de ser relativamente desconocido, supone uno de los trabajos más logrados del
camaleónico Nicholas Ray. Robert Ryan encarna de manera soberbia a un hastiado
y solitario agente de policía psicológicamente destrozado a consecuencia del trato diario que mantiene con los estratos más turbios y problemáticos de la
sociedad. Su exitoso pasado como jugador de fútbol americano, quizá truncado por
alguna lesión, ha dejado paso a un taciturno e impulsivo presente en el que, a
falta de sentimientos, la violencia aparece como única vía de escape para quien
ha decidido expatriarse del género humano. El inicio de la película resulta muy
ilustrativo respecto a esto último: mientras los compañeros de Jim se despiden
con afecto de sus familias antes de iniciar la ronda nocturna, éste, solo en su
apartamento, apura una taza de café al mismo tiempo que ojea las fotos de unos
tipos fichados por la policía. Está completamente absorto en su profesión. No
hay nada más aparte de eso.
El filme se divide en dos partes bien diferenciadas: la que transcurre en
la ciudad y la que tiene lugar en el nevado paraje montañoso. En la primera de
ellas se plasman de un modo muy estilizado las constantes visuales y los lugares
comunes del género (la iluminación expresionista, el marco urbano, los
ambientes noctívagos, el asfalto mojado, los apartamentos baratos, las fulanas,
los locales de copas…). La paliza que Wilson da a un supuesto malhechor para
obtener información, sirve como punto de inflexión que conduce a la segunda
parte de la cinta, en donde el protagonista se desplaza hacia una apartada
región con el objetivo de investigar el asesinato de una menor. Esta dualidad contextual,
casi enfrentada, no es arbitraria, sino que va ligada a la progresiva evolución
psicológica del personaje principal, que experimentará un notable cambio de
comportamiento al entrar en contacto con las gentes del lugar, en especial con
la chica ciega (gran interpretación de Ida Lupino), cuya extrema sensibilidad hará
que Jim recupere la esperanza que creía perdida y comience a abandonar el
sendero de sombras del que su vida parecía cautiva.
La envolvente y arrebatadora partitura de Bernard Herrmann, que anticipa
algunas de las notas que años después encontraríamos en el Vértigo de Hitchcock, insufla al conjunto un delicioso y turbador
halo de misterio que se ve sublimado por la extraordinaria fotografía en blanco
y negro de George E. Diskant.
En definitiva, On Dangerous Ground
es un clásico injustamente olvidado que los cinéfilos más exquisitos sabrán
recuperar y degustar.
Siempre se califica a este Ray como una obra menor, pero coincido contigo, para mi es una maravilla, aunque para mi el mejor Ray sigue siendo su primera película They live by Night.
ResponderEliminarSaludos
Roy
Hola, Roy:
EliminarCreo que sólo alguien que no la haya visto la puede calificar como obra menor. Mi Ray favorito es "Johnny Guitar".
Un saludo.
La vi hace años y, sin ser una obra maestra, me pareció una buena película, bien narrada e interpretada. Creo recordar que lo mejor era el ambiente urbano de la primera parte, y que hacia el final el ritmo decaía un poco. No obstante, gracias al impecable análisis que has hecho sobre ella, me parece que voy a verla de nuevo; seguro que descubro aspectos que la primera vez me pasaron desapercibidos.
ResponderEliminarHola, Sícoris:
EliminarYo también considero que le falta algo para ser considerada una obra maestra. La primera parte es un ejemplo brillante de lo que debe ser el noir. Si mi reseña sirve para que tanto tú como otros lectores del blog revisen este clásico, entonces ha merecido la pena realizarla.
Un saludo.
Muy buena, sí. El brusco giro para la segunda parte del film descoloca de primeras pero, al terminar, entiendes que es justo lo que la hace (o puede hacer) destacar. Incluso para aquellos que, como el que humildemente suscribe, separa los géneros del cine en "negro" y "todo lo demás" (o poco menos). Saludos guzzeros.
ResponderEliminarHola, Guzz:
EliminarComo señalas, la segunda parte es la que otorga al filme su propia personalidad. Nadie que haya visto esta película la olvida. Palabra de cinéfilo.
Saludos ricarderos :)
A mi el cine negro de Ray me encanta, esos protagonistas tan ambiguos... excelente Robert Ryan como siempre.
ResponderEliminarTambién genial Ida Lupino, otra grande del género (y primera mujer que se atrevió con el mismo tras las cámaras).
Los "noirs" de Ray en orden de preferencias:
1.En un lugar solitario
2.Llamad a cualquier puerta
3.Los amantes de la noche
4.La casa en la sombra
5.Nacida para el mal
Un abrazo
Hola, camarada:
EliminarA falta de ver "Nacida para el mal", mi orden de preferencias sería el siguiente:
1. "En un lugar solitario".
2. "La casa en la sombra".
3. "Los amantes de la noche".
4. "Llamad a cualquier puerta".
Un abrazo.