En un futuro indeterminado, Alex (Malcolm McDowell) y sus inseparables
“drugos” Georgie (James Marcus), Dim (Warren Clarke) y Pete (Michael Tarn), pasan su día a día bebiendo leche-plus (una mezcla de leche y drogas) y cometiendo actos de
ultraviolencia consistentes en apalear a vagabundos, violar a chicas y pelearse
con otras bandas. Tras un brutal asesinato, Alex es recluido en prisión y
sometido al innovador método Ludovico, con el que se pretende erradicar sus
pulsiones criminales.
Celebérrimo y polémico título de Stanley Kubrick que adapta la homónima
distopía futurista publicada en 1962 por el escritor británico Anthony Burgess.
Al literato no le convenció la traslación de su obra a la gran pantalla, sobre
todo por la decisión del director neoyorquino de no incluir el capítulo final,
en el que Alex se reinsertaba socialmente. El filme, algo envejecido en cuanto a su estética, aunque de indiscutible
vigencia intelectual, cuestiona hasta qué punto un estado democrático y de
derecho puede coartar la voluntad y conducta del individuo en pos del bien común sin caer en el totalitarismo. ¿Les suena aquello de apelar a la seguridad
colectiva a fin de recortar derechos?
Desde un punto de vista técnico y visual, la película resulta
brillantísima. Su portentosa y precisa puesta en escena (inolvidable el aspecto
del bar lácteo Korova), unida a la magistral utilización de un buen número de
recursos cinematográficos (el zoom
hacia fuera, la cámara en mano, el gran angular, el ralentí, la cámara
subjetiva, la aceleración de escenas…), hacen que su visionado suponga una
auténtica lección fílmica.
Malcolm McDowell transmite a la perfección el carácter repulsivo de su
personaje, ese Alex DeLarge ultraviolento y ferviente admirador de la música de
Beethoven, cuya voz en off nos
acompaña, a nosotros sus “hermanos", a lo largo y ancho del relato. El actor
quedaría para siempre estancado en el rol de personajes perturbados.
Haciendo honor a su melomanía, el autor de Barry
Lyndon selecciona exquisitas piezas clásicas como las oberturas de La urraca ladrona y Guillermo Tell, ambas de Rossini; la Marcha Pompa y circunstancia
de Edward Elgar; la Novena sinfonía
de Beethoven o la Marcha fúnebre de la
reina María de Purcell. Es una lástima que se cometa el “sacrilegio” de
presentar algunas de estas obras versionadas en clave de sintetizador setentero
por parte de Walter (luego Wendy) Carlos.
Terminaré la reseña rememorando el que, a mi entender, constituye el
momento más impactante e icónico de la cinta. Me refiero, claro está, a las
escenas en las que Alex, envuelto en una camisa de fuerza y coronado por un
extraño aparato con alambres que cuelgan, es obligado, puesto que no puede
apartar la mirada, a “videar” una serie de imágenes atroces que se suceden en
una pantalla mientras un doctor no para de verter sobre sus ojos gotas que le
provocan náuseas.
Creo que no te tengo que mencionar que he visto este filme innumerables veces y que está entre mis dioses del olimpo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que ha envejecido un poco estéticamente pero ese es a mi modo de ver el único tachón posible.
Comparto contigo lo de la vigencia intelectual, ¿Qué puede hacer el Estado para defenderse de individuos violentos como Alex? Stanley Kubrick expone los hechos pero no ofrece soluciones.
La sensación que te queda cuando terminas de visionar "La naranja mecánica" es desalentadora y muy similar a la que te deja "Ciudad de Dios" de Fernando Meirelles, que la historia se repite y se repetirá por siempre. Pero sí alerta de los peligros que la violencia del poder político puede ejercer sobre la libertad individual, de ahí que lleguemos a compadecer a Alex, ¿qué violencia es más despreciable?
Y que quieres que te diga... me encanta la música de Walter/Wendy Carlos sobre todo la adaptación de la marcha de Purcell.
Saludos.
Hola, Fransico:
EliminarComo veo que todos, de un modo u otro, hacéis referencia al tema de la estética del filme, voy a intentar justificar por qué me parece algo desfasada. Creo que toda película ubicada en un futuro, independientemente de la proximidad o lejanía de éste, está expuesta a quedar en evidencia con el paso del tiempo. Bajo mi punto de vista, eso es lo que precisamente le ocurre a "La naranja mecánica". La plasmación de ese futuro no está demasiado lograda, como lo demuestra el hecho de que casi nadie la considere una película de ciencia-ficción pese a su contextualización temporal. Esto no ocurre, en cambio, con la novela de Burgess, a la que todos incluyen dentro de ese género, del mismo modo que se hace con otras obras literarias como "1984" o "Un mundo feliz", por citar un par de ejemplos. No me creo que todavía cuele lo de las minicintas de cassette en las que Alex escucha la música de Beethoven...
Saludos.
Le estoy dando vueltas (a lo leído, oído y visto)... y creo que Kubrick era realmente muy listo. ¿Por qué sino en la misma escena nos muestra el coche "durango" totalmente futurista y una furgoneta y motocicleta totalmente rutilantes? Creo que reflexiona sobre una sociedad futura, en todos los aspectos, completamente banal (la música, el arte, el sexo...) están por todas partes de cualquier manera. Todo pierde su función, su esencia. Por tanto creo que esa estética futurista retro es totalmente intencionada.
EliminarSi volvieron los horrendos pantalones de campana ¿qué te hace pensar que no volverán las cintas de casette?:)
Muy posiblemente tengas razón y todo sea intencionado, ya que Kubrick se podía permitir hacer (y hacía) lo que le apeteciera en ese momento de su carrera (salvo Napoleón). Creo, incluso, que esa decisión resultó efectiva para el momento de su estreno; no obstante, cuarenta años después, considero que ese efecto se ha perdido.
EliminarJa, ja, ja. Si vuelve el cassette, y en versión mini, me daré por vencido :)
Con esta pelí de Kubrick, como con casí todas las pelís del director newyorkino, tuve sentimientos encontrados..la 1era vez que la ví, me pareció pretenciosa y exagerada (además la copia era pésima) unas cuántas películas después y volverla a ver en pantalla grande, cambió por completo mi perspectiva: los valores cinematográficos, su estética y estupenda narrativa, 1. superan de lejos al libro y 2. si la considero como una de las mejores de Kubrick; no sé si pueda hablar de "envejecimiento estético", su atemporalidad es notable. Un saludo desde Colombia: http://asaltovisual.blogspot.com/2012/01/la-naranja-mecanica.html
ResponderEliminarHola, Andrés:
EliminarA mí me ha ocurrido el proceso inverso al tuyo: me impresionó las primeras veces que la vi, y ahora me gusta cada vez menos. El tiempo dirá cómo sigue la evolución de esta película en mí.
Un saludo para Colombia.
Su estética es un tanto pop y por ello puede dar la sensación de haber envejecido. Sin embargo, la visión de un futuro próximo resulta plausible desde la perspectiva del año de su producción. En cualquier caso, el impacto de sus imágenes sigue vigente.
ResponderEliminarPero siempre se habla de imágenes en las películas de Kubrick con cierto olvido del exquisito tratamiento de la banda sonora; no me refiero únicamente a la extraordinaria y sorprendente selección musical, al uso del lengüaje o la búsqueda de una musicalidad en los diàlogos, especialmente cuando habla Alex. Me refiero a la percusión de los zapatos de Alex en su entrada a la prisión, preludio de las réplicas a voz en grito de los funcionarios; me refiero al uso de los sonidos agudos para generar tensión como cuando habla la mujer de los gatos o cuando la botella de vino golpea la mesa de cristal mientras Alex come en casa del escritor y éste ya lo ha reconocido... porque lo ha oído cantar la misma canción que cuando asaltó su casa y violó a su esposa...
Un abrazo.
Hola, ricard:
EliminarCoincido plenamente contigo en la sutil importancia que tiene el sonido a lo largo de la película. Kubrick era un tipo obsesionado con los detalles, y, como se dice coloquialmente, nunca daba puntada sin hilo.
Un abrazo.
Pues yo camarada la asciendo directamente a la categoría de obra maestra, me parece que su estética años setenta no es lastre suficiente (para aquellos a los que les moleste) como para hacer sombra a sus méritos intelectuales y cinematográficos.
ResponderEliminarLa realización de Kubrick es tan abrumadora como la de 2001, lo que convierte el visionado de la cinta en una experiencia sobrecogedora y terrible, de un magnetismo tal que el camino de la reflexión y el análisis sólo lo puedes emprender a posteriori, ya con el filme finalizado.
Otro viaje al Horror.
Un abrazo
Hola, camarada:
EliminarCon Kubrick hemos topado :P. Ya explico en la respuesta a Fransico por qué me "molesta" su estética pop-futurista-setentera. Compárala visualmente con "2001", que prácticamente no ha envejecido nada, y sabrás a lo que me refiero. En cualquier caso, estamos ante una grandísima película.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo en que la estética de 2001 igual que la de Blade Runner o la de Alien es completamente atemporal y por tanto permanentemente futurista.
ResponderEliminarLa estética "Space Age" de la Naranja Mecánica es completamente temporal (de hecho la podemos apreciar en infinidad de películas contemporáneas a la obra de Kubrick) esto a mi modo de ver le daba un plus de realismo que en el momento de su estreno debía resultar realmente estremecedor. Un plus de Horror y sugestión de parte del tío Stanley que como bien comentas nunca daba puntada sin hilo.
Pero dejémonos de discusiones iconoclastas... ¿A dónde viajaría usted si le ofrecieran un paseo gratis en la máquina del tiempo? Yo no me iría muy lejos, y me iría al Londres o al San Francisco de los 60´s y los primeros 70´s, a lucir patillas de hacha, chaquetas con solapones y pantalones de pata de elefante y a disfrutar de los Rolling, los Jefferson Airplane, las buenas vibraciones y de todas esas chicas retro :)
Joder, camarada, sí que tienes claro hacia qué dirección cogerías el Delorean :). Yo, por mi parte, me iría más atrás. No me importaría viajar a la antigua Grecia, la Roma imperial o la Edad Media, aunque el momento histórico que verdaderamente me apasiona, es la época de los descubrimientos, al inicio de la Edad Moderna. Sí, me decido por embarcarme en una nave que se dirija al nuevo mundo (deberían hacerse más películas sobre este período) :P
EliminarTotalmente de acuerdo con tus apreciaciones, estimado colega de las tierras del Cid Campeador, jeje. No obstante de que este trabajo de Kubrick no ha perdido ni un ápice de su discurso y su brillante puesta en escena, sin embargo, se hace rancia con el paso del tiempo: su estética pop y algo kitsch ha envejecido mal. A mí también me ha agradó mucho más el escenario futurista de la novela de Burguess y la jerga de Alex y sus drugos son para pasársela “pipa”. Al contrario, la adaptación de Odisea espacial 2001, me parece superior a la novela de Clarke. Me parece de “sacrilegio” que no te guste la banda sonora versión sintetizador (muy puristas estamos). “Oh hermanitos míos”, la novena sinfonía del gran Ludwig se oye fantásticamente cool. Ja ja. Saludos desde tierras sureñas.
ResponderEliminarHola, José:
EliminarEstimado colega venido de la tierra de Evo el "indigenista", me alegra ver que comparte mi visión de este título de Kubrick. Es verdad, "La naranja mecánica" es un filme estéticamente envejecido, se reconozca o no. No me parece superior a la novela de Burgess, ni mucho menos.
Un gran saludo desde esta tierra de glorioso pasado y funesto presente :).
Siempre me ha parecido una chorrada de película, y la mayor memez que filmó Kubrick en su vida ('EL resplandor' le anda cerca..), un director genial pero sobrevalorado. ¿Tengo perdón de Dios? :)
ResponderEliminarHombre, tanto como una chorrada... Tranquilo, Dios lo perdona todo ;)
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