“Si
consigues vivir sin servir a ningún amo, a ninguno, avísanos a los demás,
porque serás el primero en haberlo conseguido”.
Años 50. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), trastornado excombatiente de la
Segunda Guerra Mundial, es captado por Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman),
el carismático líder de un grupo religioso en expansión al que se conoce como “La
Causa”. Pronto se establece una relación especial entre ambos.
Extraña, sugestiva, enigmática, fascinante. Así es The Master, el mejor y más complejo
trabajo realizado hasta la fecha por el director estadounidense Paul Thomas
Anderson. Afirmar que este filme versa sobre los orígenes de la Iglesia de la Cienciología,
aun siendo cierto, resulta tan simplista como reducir Hamlet a la historia de un hijo que desea vengar el asesinato de su
padre. The Master me ha recordado al Discurso sobre la servidumbre voluntaria
de Étienne de La Boétie (1576), al reflexionar de manera alegórica acerca de la
¿inevitable? tendencia natural del individuo a someterse a los demás. Como
señala en un momento determinado de la película el ambiguo personaje de Lancaster
Dodd, sucedáneo ficticio del fundador de la Cienciología L. Ron Hubbard, “todos servimos a algún amo”. Los hay
que sirven a Dios, al dinero, a su jefe, a un gurú espiritual, a su mujer o
creen, equivocados, servirse a sí mismos. Todos sirven (servimos), de un
modo u otro, a alguien. Todos tenemos un amo. ¿Cuál es el suyo?
Mediante la relación entre Lancaster y Freddie, “el maestro y el animal”,
Anderson contrapone los intereses de cualquier institución organizada
(obediencia) frente a los del propio individuo (libertad). En este caso se
trata de una secta; pero bien podría haber sido un Estado, un partido
político o una religión. Las relaciones entre superiores e inferiores son básicamente
las mismas. El personaje de Freddie, un tipo violento, alcohólico, pervertido y
poco cuerdo, representa ese espíritu libre que rara vez se sujeta a otra cosa
que no sean sus impulsos. Someterlo constituye un reto para Lancaster, de ahí
que decida hacer de él su “conejillo de indias” y protegido. Acabar con sus
instintos más primarios, con sus deseos y pasiones desenfrenadas, supone el
primer paso hacia la subordinación total que todo líder requiere. Si lo
consigue, demostrará a la sociedad su verdadero poder.
Para la filmación de la cinta se utilizó un formato de 70 milímetros , lo que
otorga a la imagen una textura más propia de un filme de los años cincuenta que
de una película actual. Excelente su fotografía. Nada se le puede objetar a The Master en el plano estrictamente
visual, donde emerge como un poderoso, apabullante y embriagador ejercicio cinematográfico.
Sin embargo, en lo narrativo sí se detectan ciertas carencias, sobre todo en su
tramo final, resuelto con una premura que no encontramos en el resto del
metraje.
Al igual que en There Will Be Blood,
la banda sonora corre a cargo de Jonny Greenwood, guitarrista de la banda de
rock alternativo Radiohead. Su
partitura es turbadora, minimalista y rica en matices. Una joya.
La performance de Joaquin
Phoenix bordea la genialidad. Su memorable composición aparece bien flanqueada
por unos sobresalientes Philip Seymour Hoffman (sus cara a cara con Phoenix son impresionantes)
y Amy Adams. Esta última interpreta a la guapa e intransigente mujer de
Lancaster, la que rige el control sobre la organización en la sombra.
Reconozco no haber asumido por completo la densidad intelectual y
filosófica de The Master. Me parece
imposible tras un solo visionado. Y creo que eso es lo mejor que puedo decir sobre esta singular película.
Excelente artículo. Lo que yo espero es precisamente eso una historia densa y compleja. Retomando comentarios anteriores una de esas películas para verla en soledad con una gran predisposición sabiendo a lo que te enfrentas. Tomo nota de ese "Discurso...".
ResponderEliminarHay que ver el poco bombo mediático que se le da a ese grandísimo actor llamado Philip Seymour Hoffman que ya junta un buen puñado de excelentes películas. Siempre tan creíble.
Saludos.
Hola, Fransico:
Eliminar"The Master" es una de esas películas que dejan poso y van creciendo dentro de uno conforme se reflexiona sobre ella. Me ha gustado, y creo que en el futuro me gustará aún más.
Lo de Philip Seymour Hoffman es increíble. Vaya escándalo de actor.
Un saludo.
Ese abuso de la música que comentas, ¿es tan exagerado como en "Magnolia"?
ResponderEliminarTengo muchas ganas de verla, tiene una pinta buenísima pero tambien le tengo algo de miedo, yo tampoco soy demasiado fan de P.T. Anderson, salvo por "Pozos de ambición" que me encanta.
Pd: ¿Has borrado algunas entradas, no?
Hola, David:
EliminarMás o menos igual de exagerado que en "Magnolia". Paul Thomas Anderson aún no ha alcanzado ese punto de madurez que le permita utilizar con más comedimiento la banda sonora.
Que yo sepa no he eliminado ninguna entrada; no al menos de un modo intencionado. ¿Por qué lo dices?
Un saludo.
Bufff, a mi Magnolia se me hace insufrible a ratos justamente por la bso, espero llevarlo mejor con esta.
EliminarLo de las entradas es porque estuve buscando algunas reseñas que me apetecia revisar y no di con ellas. Me vienen a la mente "Centauros del desierto" y "Mishima" pero creo que habia alguna más.
Un saludo.
"Mishima" sí está comentada; "Centauros del desierto" no. Yo tampoco soporto "Magnolia" :)
EliminarUn saludo.
Fallo mio, me parecia que la de Ford estaba comentada, de todas maneras sigo sin poder acceder a "Mishima" y te comento: en el índice de directores, Paul Schrader ME aparece solo con (1) entrada que es "Posibilidad de escape", además en las recomendaciones que haces (quizás tambien le interese) de vez en cuando me aparece pero al pinchar en ella me lleva a una página que me dice que la entra no existe, lo mismo que si la busco desde google. Y como digo, creo que esto me ocurria con alguna otra pero tambien puede que ser que me equivoque igual que con "centauros".
EliminarA ver si estos datos te dan alguna pista, si lo miras y no encuentras nada será problema mio.
Un saludo
Era un error mío, la entrada estaba en "borrador". Ya puedes consultarla. Gracias por habérmelo dicho :)
EliminarUn saludo.
Me alegra mucho que te haya gustado. Yo todavía no la he visto, así que sigo con los dientes largos (¡Larguísimos!).
ResponderEliminarUn saludo Ricardo.
Hola, neordental:
EliminarY yo que pensaba que la habías visto... Espero que lo puedas hacer pronto y te guste. Pásate por aquí cuando lo hagas.
Un saludo, Raúl.
Anda, al final si le has subido esa media estrellita.. Ya coincidimos en la nota! Por cierto, ayer por la tarde vi 'Gravity' y me ha parecido impresionante. Espero que te entusiasme bastante más que 'Hijos de los hombres' y que te parezca de 4 estrellas mínimo :)
EliminarPues para no haber asumido su densidad intelectual y filosófica encuentro que tus comentarios son muy lúcidos y esclarecedores. Un saludo.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarMe alegra que lo veas así :)
Un saludo.
Interesante reseña para una película, única en su especie, que nos deja anhelando un nuevo retorno de su director y el que parece ser su, finalmente, madurado estilo.
ResponderEliminarTras un prolongado retiro, aquí estoy de vuelta, compañero. Todo un placer volver a postear en este blog por el que no he dejado de pasarme en ningún momento.
Un abrazo :)
Hola, Irimiás:
EliminarMe alegra verte de vuelta después de tanto tiempo :). He leído tu reseña sobre "The Master" y me ha gustado mucho. Coincido contigo en que Paul Thomas Anderson parece haber alcanzado la madurez de su lenguaje. Deseando ver ya "Inherent Vice" y revisar de nuevo esta gran película.
Un abrazo.
Pues después de verla una segunda vez, con tranquilidad y en alta definición, tengo que reconocer que me ha gustado aún más que la primera. Le subo media estrella. Portentosa.
ResponderEliminar¿Sabes que es lo realmente bueno de esta película? Que me quedé con ganas de volver a verla. La revisé el pasado fin de semana y también me ha gustado más que en un primer visionado. Obra maestra. Además coincido en lo que dices en la entrada sobre la BSO, una joya.
EliminarEl aforismo “cría fama y échate a dormir” le viene que ni pintado a esta película y a su director. No me extraña nada que muchas personas pensaran después de su visionado que algo se le había escapado, que semejante narración, confrontación/presentación de personajes y aparente complejidad (no la tienen en lo más mínimo, en tanto que lo que cuenta es una vacuidad en comparación con el formato elegido, la narración impuesta y el artificio perfectamente organizado de cómo lo cuenta) deberían de atesorar otros misterios.
ResponderEliminarEn realidad asistimos a un viaje bastardo donde la pretensión formal busca categorizar o esencializar lo que no es más que un documento epidérmico sobre una sociedad epidérmica, que a algunos al otro lado del Atlántico y con unas cuantas civilizaciones de más a las espaldas nos debería de producir, cuando menos, risa y de la floja.
Me resulta desolador que quien ha sido capaz de adentrarse tan brillantemente en el alma humana como Anderson en “Magnolia”, una obra maestra, nos proporcione semejante majadería. ¿Un duelo?, sí, trucado, repetitivo y vacío.
Diálogos imposibles por absurdos, escenas presuntuosas que albergan la nada, reiteraciones que se hacen insoportables, imbricaciones de personajes sin suficiente armazón, escenas rebuscadas en su falaz artimaña. Larga, aburrida, tediosa, insustancial en lo que cuenta… El ejemplo más claro y manifiesto de cómo desde la pretensión de lo enrevesado muchos caen en la trampa sin llegar a ver que la esencia de lo contado no resiste un asalto. Una chuchería que pretende adquirir la categoría de alta gastronomía.
Francisco, con todo respeto, dejame decirte que es cine. No encuentro en tu narración una sola reseña a la película. Sí veo que has escrito una especie de ensayo, de iluminación imbrincada y quizás un poco retorcida, de una película que es más sencilla que tus breves palabras "escenas rebuscadas en su falaz artimaña" (?). Y si por momentos su dramatismo, su cinismo, produce risa, pero de la más creativa. Desde la histeria del sometimiento que propone Lancaster hacia Freddie, (el momento en que lo hace caminar desde la chimenea hasta la ventana sin razón aparente). Estamos ante la mejor película de P.T.Anderson. Magnolia, a la que hacés cita, es también una gran película pero se queda en el drama, The Master, va más allá, hasta el punto de la cínica risa. Es una cuestión sensorial, acompañada por la excelente música de Jonny Greenwood. Sin dudas Francisco, te invito a que veas de vuelta The Master, estoy casi seguro que vas a cambiar de opinión. Excelente blog, saludos
EliminarVeamos. ¿Qué nos cuenta The master?. Comienza con una presentación retorcida en la forma (no al uso y como carta de formulación) de un personaje ubicado en un contexto bélico, obviamente psicótico o asimilado, con obsesiones sexuales y de integración, que posteriormente se vuelven a poner de manifiesto a su retorno, con escenas nuevamente y formalmente rebuscadas, a modo de impacto, donde la forma y la formulación procuran una narrativa especial y distinta en lo pretencioso. Nada de ese arranque se ajusta a medida y sí a la falta de comedimiento y tacto ordinario. Anderson juega a ser único y especial, en esa pretensión que no soporto de ser distinto en una declamación de principios formales a mayor gloria de una criptofasia.
ResponderEliminarEl niño vs animal juega con las coles en el campo para ganarse el pan, después de varios trabajos frustados y amores fáciles finalmente no correspondidos, en eterna huida de sí mismo o de su confrontación con una sociedad que ya no le recibe o en la que no tiene cabida. Conejillo de indias idóneo para que su mentor, especie de iluminado en una sociedad que busca otras verdades o mentiras capaces de ajustar cuentas con esos pilares ahora derrumbados o, cuando menos, tambaleantes en una situación de posguerra.
Juego entre psiquis mal contada y aburrida, intranscendente pues jamás profundiza de verdad en la esencia y solo navega en la apariencia. Apariencia desmedida, reiterativa y profundamente hueca y aburrida. Nada de lo que nos cuenta tiene el más mínimo atisbo de erudición, pese a que la forma así lo pretenda. Si los hechos promueven la reflexión sobre como una sociedad acomodada de clase media alta norteamericana que juega a la asociación con las ideas de un visionario que se atribuye carreras universitarias y estudios superiores probablemente siempre inacabados, capaz de dogmatizar desde premisas inamovibles y sin base empírica, utilizando el insulto cuando alguien pone en duda lo que argumenta, o como el lenguaje y los métodos idiosincráticos del mismo se derraman y extienden entre ignorantes acomodados como bálsamo para sus largos tiempos de ocio, o el choque formidablemente sostenido en la vacuidad del maestro y el enfermo o animal; son a fin de cuentas acontecimientos mil veces vistos entre sectas, abusos, influencia, poder o dogmas.
Y todo ello contado desde la más profunda afectación, en una arrebatada pretensión de pedantería henchida. Un fresco con clarísimos problemas narrativos y con agujeros negros en lo que cuenta. No hacía falta tales alforjas para tan ridículo viaje. Entrar en los duelos entre animal y maestro es visitar casi la patochada, no ya solo psicológica que no existe o ajustada a disciplina alguna, es un juego que solo se sustenta en la horadación plúmbea de repetición de escenas. O bien Anderson no sabe contar historias, cosa que dudo, o va de pagado de sí mismo, buscando la ideoglosia, cosa que yo personalmente no le tolero como espectador.
Y si ya me hablas de aspectos sensoriales pues me hablas del sexo de los ángeles y de un terreno en el que el debate muere. Sobre la risa cínica solo me cabe decir que en esta obra no hay ni risa ni cinismo, incluso no llega ni tan siquiera a formular crítica adecuada sobre lo peligroso de las sectas, dogmas y ausencia de preguntas. Historia que muere en la forma para, en realidad, estar absolutamente vacía de contenido. Un ejercicio de estilo presuntuoso e inaceptable. No obstante, me alegro profundamente que os guste, a fin de cuentas yo me lo pierdo. Un abrazo.
Por cierto recomiendo ver "Sangre sabia" del maestro Huston.
ResponderEliminarFrancisco: The Master comienza contando para seguir tu cronología (creo que no es la esencia de la película) la espalda que la sociedad norteamericana le da a los soldados que vuelven del conflicto bélico. En el caso de nuestro protagonista, a ese trauma hay que sumarle su trastorno sexual reforzado por el tiempo en el que estuvo en batalla. Luego y aquí viene la mejor parte y la esencial de la película viene lo que yo considero cínico y tú consideras absurdo, pero de hecho creo que podemos emparentarlo. (no arrugues el ceño, te veo haciéndolo mientras estás leyendo esta respuesta y lo hiciste cuando viste la película). Lo vacío, "esa apariencia desmedida" a la que te referís, es exactamente en donde se para P.T. Anderson para contar la película. Eso exactamente son las sectas, "apariencias", vacíos, ideas huecas e incoherentes tal como vos lo expresas. Las pistas por las que navega PTA son los vértices esenciales que de hecho las caracterizan. En lo que vos llamás absurdo yo encuentro cinismo. No creo que sea la intención de PTA dotar de "erudición", o "realizar una reflexión profunda" o una "critica" (?) como Ud. pretendería. Todo lo contrario y ahí está nuestra diferencia. No es un ensayo sobre las sectas, es una película. Abrazo y me alegro de que se alegre.
ResponderEliminarA mí me parece una película más mala que buena. O sea: estoy más de acuerdo con los comentarios negativos que con los positivos. Creo que es una película hueca, y sin una línea clara (o con tres o cuatro líneas tan solo sugeridas, sin desarrollo). Al final incluso creí entender que el maestro estaba enamorado del pobre loco (que, además, lo está tanto que no haría falta que, además, sea un borracho empedernido). No la volveré a ver: se me hizo tediosa, poco interesante, reiterativa y, sobretodo, de lo más falaz (promete mucho y da muy poco). No creo que sea una película ni profunda ni filosófica. Se queda a medio camino en todo. Y sí, mucha banda sonora y muy buena fotografía y muy buenas interpretaciones y todo lo que se quiera, pero viento en popa a la deriva a partir del minuto 15.
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