THE CONGRESS (ídem, 2013), de Ari Folman. Selección EFA.
Mucho
se esperaba de The Congress, la nueva
película del director israelí Ari Folman tras su aclamada Vals con Bashir (2008); sin embargo, el resultado no ha podido ser
más decepcionante. El filme, estructurado en dos partes claramente
diferenciadas, una de imagen real y otra animada (esta segunda se inspira en la
obra Congreso de futurología, de
Stanislaw Lem), carece de unidad dramática y formal. En realidad, el vínculo
entre ambas es poco consistente más allá de los personajes, de modo que parecen
ensambladas con calzador. La primera es, por mucho, la más interesante. En
ella, una Robin Wright que se interpreta a sí misma, se ve en la tesitura de
aceptar o no, una oferta de los estudios Miramount para escanearla y hacerse
con los derechos de su imagen digital a perpetuidad. A cambio, debe renunciar a
volver a ejercer como actriz. Su agente, un magnífico Harvey Keitel, trata de
persuadirla para que acepte, convencido de que se trata de la mejor opción para
remontar su malograda carrera. Hasta aquí todo bien, ya que es un tramo en el
que se reflexiona sobre el posible futuro del medio cinematográfico. Los
problemas comienzan veinte años después, cuando la actriz, ya bastante envejecida,
es invitada a asistir a un congreso de futurología ubicado en una zona de
animación restringida (había que meter la animación a cualquier precio). A
partir de ahí se inicia el despropósito y la trama se vuelve absurda. La
descripción de un futuro orwelliano (ojo, y nunca mejor dicho, al logotipo de
la Miramount al más puro estilo Gran Hermano de 1984) en el que los individuos se valen de sustancias químicas para
evadirse de su gris realidad, no sólo no convence, sino que poco o nada tiene
que ver con lo expuesto durante el primer segmento del metraje; de hecho, parecen
dos películas diferentes. Una pena, en definitiva, puesto que se partía de una
premisa argumental sumamente atrayente que no ha sabido llevarse a buen puerto.
Demasiadas pretensiones.
CAMILLE CLAUDEL 1915 (ídem, 2013), de Bruno Dumont. Sección oficial.
Inspirándose
en las cartas reales de Camille y Paul Claudel, el cineasta francés Bruno
Dumont, autor de la insufrible Hors Satan,
retrata unos días en la vida de la malograda escultora mientras permanecía
interna en el manicomio de Montdevergues, cerca de Aviñón, lugar donde pasó
encerrada los últimos treinta años de su vida. Lo más destacado del filme, al
margen de la interpretación de la siempre excelente Juliette Binoche, es su
tratamiento hiperrealista, para el que Dumont no ha dudado en filmar en
escenarios reales y con auténticos enfermos mentales. Es un ejercicio formal
austero al estilo Robert Bresson. No obstante, la sobriedad y sencillez de su
puesta en escena contrasta con el carácter pomposo y pretencioso de algunas de
sus reflexiones acerca del arte y la religiosidad. No hay verdadera profundidad
ni emoción en la descripción de personajes y situaciones, de manera que lo que
debería hacer que te compadecieras, te deja frío sin más. Su desarrollo es
monótono a la espera de un encuentro, el de Camille con su hermano Paul, que
termina por decepcionar. Al menos se mantiene la ambigüedad en torno al estado
mental de la propia Camille, quien no sabemos si es víctima de una terrible
confabulación o una pobre enferma con manía persecutoria. Pasable.
No pueso estar más de acuerdo contigo con respecto a la película de Folman. La otra no la vi, no se puede estar a todo.
ResponderEliminarSaludos!
Hola, ethan:
EliminarMe alegra verte por aquí, aunque sea para compartir la decepción que nos ha supuesto ver la nueva película de Ari Folman. Con la de Dumont tampoco te has perdido gran cosa.
Un saludo.
Concuerdo con tu comentario de The Congress. En Argentina se presentaba en la apertura del Festival de Cine Buenos Aires. Y hablaron de la película que se te hacía agua la boca de los honores que le hacían. Tuve la ocasión de verla anoche en DVD. Concuerdo que fue decepcionante, inconexa y me dio la sensación de un director aburrido de su trabajo... me duele decirlo, es una desgracia que se hayan desperdiciado recursos en un trabajo con tan poca pasión. Un abrazo y gracias por tu excelente espacio, como siempre.
ResponderEliminarPues a mí me ha encantado la de Folman. Y precisamente, me parece todo lo contrario a que comentan aquí. Es la obra de un director apasionadísimo y desmesurado. Está lejos de ser redonda, pero me ha parecido brillante, y me ha gustado más que su aclamadísimo Vals, que también está muy bien. Un director muy especial el señor Folman. No le perdamos de vista!
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