EL GRAN CUADERNO (A nagy füzet, 2013), de János Szász. Sección oficial.
Durante
la Segunda Guerra Mundial, en Hungría, dos hermanos gemelos son enviados al
campo, a casa de su autoritaria abuela, a la que ni tan siquiera conocen. Allí, tendrán que endurecer cuerpo y
alma para sobrevivir a un devastado contexto de miseria y violencia. Este es, grosso modo, el argumento de A nagy
füzet, adaptación de la novela de la escritora húngara Agota Kristof que
obtuvo el premio a la Mejor película en el pasado Festival de Karlovy Vary
(República Checa). Se trata de un filme áspero que cae en el error de tomarse demasiado
en serio a sí mismo, pues está muy lejos de constituir una gran obra
cinematográfica. Resulta difícil empatizar con sus dos protagonistas, hermanos de
aspecto siniestro que acaban deshumanizados a consecuencia del conflicto
bélico en el que se ven inmersos. Su título hace referencia a un cuaderno que
les regala su padre, antes de partir al frente, para que vayan anotando en él todo lo que les acontezca. La
escritura del mismo, es el medio del que se vale János Szász para hacernos
llegar sus experiencias diarias, por lo que el recurso de la voz en off es constante. La cinta posee una
factura visual impecable, además de una conseguida reconstrucción de época;
sin embargo, los excesivos subrayados, su frialdad, y la falta de calidad
emocional, le impiden superar la categoría de película interesante sin más.
STRAY DOGS (Jiaoyou,
2013), de Tsai Ming-liang. Sección oficial.
Stray Dogs,
del realizador chino Tsai Ming-liang, ostenta desde hace unas horas el honor de
ser la película más aburrida que yo haya podido ver en una sala de cine. Esta
sucesión de sempiternos planos fijos en los que nada interesante ocurre, provocó
que más de una persona saliera huyendo de la proyección durante el pase de
prensa de ayer tarde. No me extraña; y es que aguantar sus casi ciento cuarenta
minutos de estúpido metraje constituyó un castigo hercúleo. No merecíamos algo
así. El filme (cuesta llamarlo de este modo) “narra” el devenir diario de un padre
y sus dos hijos que sobreviven como pueden en las calles del Taipei actual. De
día, el padre se gana unos duros como hombre anuncio mientras sus hijos
deambulan por el interior de un supermercado. De noche, los tres acuden a
cualquier edificio abandonado para echarse un sueñecito. También anda por ahí una
mujer, trabajadora del citado supermercado (qué bajo debe ser el salario base
en Taiwán), que parece compadecerse de la situación de los dos pequeños. Bueno,
el caso es que los cuatro terminan por juntarse, formando así una especie de
familia. Visto así no pinta tan mal, ¿verdad? Nada más lejos de la realidad. La
película es un ladrillo de mucho cuidado. Jamás olvidaré ese primerísimo plano fijo
del cabeza de familia devorando un pollo en la calle (qué manera tan delicada
de masticar), o ese otro, de una duración cercana a los veinte minutos, en el
que este buen hombre y la reponedora del Mercadona taiwanés, contemplan una
pared pensando en Dios sabe qué. Un horror, en definitiva. Una tomadura de
pelo. Una experiencia única por insoportable. Si lo sé, no voy.
Por fin discrepamos, jajaja. Bueno a mí sí me gustó "El Gran Cuaderno", de hecho es hasta ahora la película que más me ha gustado por lo original de la propuesta y por la dura critica hacia cualquier conflicto bélico, hacia las consecuencias que puede traer como es la de darle la vuelta por completo a toda una familia y, lo peor, a la educación de los niños. Saludos.
ResponderEliminarHola, ethan:
EliminarBueno, no íbamos a coincidir siempre, faltaría más :). A mí "El gran cuaderno" me dejó bastante frío. Y fíjate que, como bien dices, parte de una premisa sumamente interesante. Además, está muy bien hecha; pero, no sé, no me llegó.
Un saludo.