Monsieur Oscar (Denis Lavant) se desplaza por las calles de París a bordo
de una lujosa limusina que conduce su veterana chófer Céline (Edith Scob). A lo
largo de un mismo día, el pasajero irá asumiendo diversas identidades para
llevar a cabo fines muy concretos.
¿Qué tienen en común un banquero acomodado, un anciano lisiado e
indigente, un actor de captación de movimientos, un hombre salvaje que padece priapismo,
un padre de familia preocupado por la vida social de su hija adolescente, un
asesino a sueldo, un viejo moribundo, el marido de una chimpancé y unos
automóviles parlantes? Efectivamente, lo han acertado: nada. O eso es lo que
pensábamos antes de ver Holy Motors,
el último filme del cineasta francés Léos Carax que triunfó en el pasado
Festival de Sitges.
Absurda, pretenciosa, grotesca, friki, estúpida, enigmática y, en
ocasiones, bella. Así es la película que nos ocupa, un trabajo que contiene
todos los ingredientes necesarios para que muchos lo odien y no menos lo
adoren. Es lo que suele ocurrir con las obras de corte surrealista, sobre las
que rara vez hay consenso. Personalmente no considero que sea ni una obra maestra,
como dicen unos, ni un bodrio, como afirman otros; aunque la sitúo más cerca de
lo segundo que de lo primero.
Léos Carax, protagonizando él mismo el prólogo, deja claro que se trata
de un proyecto personal en el que no ha tenido en cuenta los gustos del
público. Es un sueño húmedo, un trabajo para sí mismo. El director despierta, o
tal vez sueña, accediendo a través de una de las paredes de su cuarto a una
oscura sala de cine donde los espectadores parecen dormitar. Se inicia entonces
la caleidoscópica mascarada, el taciturno homenaje al oficio de actor. La
limusina sirve de improvisado camerino. Llena de disfraces, pelucas, postizos, prótesis
de látex y demás material necesario para transformarse en los diferentes
personajes. Oscar va de un sitio a otro, de una identidad a otra; mendiga,
corre, secuestra, mata, aconseja, muerde, toca el acordeón… todo vale y
cualquier cosa es posible, desde lo refinado hasta lo cutre, pasando por lo
esperpéntico. Libertad creativa absoluta y disoluta. Una mierda que a veces
huele a vergel.
Entre los fragmentos que conforman su esquizoide estructura narrativa, me quedo con dos: Eva Mendes siendo secuestrada en plena sesión fotográfica por
un individuo salvaje y neandertaloide que se la lleva a las profundidades de la
tierra, y el hermoso número musical de Kylie Minogue. Ah, que no se me olvide;
qué gusto da volver a contemplar, cincuenta años después de Los ojos sin rostro, a Edith Scob
cubierta por una máscara. Gusto cinéfilo, se entiende.
A mi, lo que más me ha gustado es el despertar (inicio) y un par de detalles, entre ellos ,efectivamente, la mascara. Por lo demás, bueno....en mi post, editado también hoy, no he sido tan tajante como tu, pero estamos bastante de acuerdo.
ResponderEliminarSaludos!
Hola, séptima víctima:
EliminarA mí también me gusta el inicio; el resto se sustenta en elementos tan intangibles y dados a la exégesis que su valoración global acaba por ser puramente subjetiva.
Un saludo.
Jaja, al final hiciste una crítica.
ResponderEliminarA mí el principio me encantó :el propio Leos Carax entrando en la sala de cine , hasta incluso lo sentí como un guiño a "Persona"(Bergaman, 1966).
Y después, cuando el "salvaje" se encuentra con Mendes en las profundidades me hizo recordar "La Bella y la Bestia" de Cocteau.
Espero la crítica de Beasts of Southern Wild (Bestias del Sur Salvaje, 2012, óperam prima de un director africano creo).
Saludos! Cuidat!
Hola, Yoel:
EliminarNo andas desencaminado en esas referencias cinéfilas planteadas. El director de la película que citas no es africano, sino americano, hasta donde yo sé.
Un saludo y cuídate tú también.
¡La ostia santa! Esto si que es poner a parir una película.
ResponderEliminarHace como un mes o así que se de la existencia de Leos Carax. Como yo me obsesiono mucho cuando encuentro algo nuevo he buscado información y mi decisión final es no ver nada de este tipo.
Salu2.
Hola, Fransico:
EliminarJuraría que tengo reseñas más duras que la presente. Siempre soy franco y me "mojo", aun a costa de herir sensibilidades cinéfilas que me han costado la fuga de algún que otro seguidor.
Un saludo.
La verdad a mi me gusto mas de lo que a ti Ricardo, dime, ¿Ya viste la nueva película de Carlos Reygadas?
ResponderEliminarHola, Dan Chaplin:
EliminarNo, aún no he visto la última de Reygadas. En cuanto lo haga, sabrás mi opinión.
Un saludo.
Ya sabe usted, camarada Ricardo, de mi dudoso y abominable gusto bizarro. Y con las películas onanistas mantengo una insana relación de amor-odio. Por ahora, hasta su visionado, me mantengo contagiado del entusiasmo con que ha sido acogida esta "Holy Motors" por cierto sector de la crítica, como si fuera la cinta que redimirá al cine de su insustancialidad y comodidad. Si después me parece una mierda... puede que la siga amando. Sin dejar de considerarla una mierda.
ResponderEliminarSalud, compañero.
Hola, Felmanuel:
EliminarConociendo su "dudoso y abominable gusto bizarro" como creo que lo conozco, no dudo de que "Holy Motors" le gustará hasta convertirse en su fantasía erótico-escatológica de cada noche :)
Un saludo.
Suscribo tu valoración casi al cien por cien. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarAgradezco tu respaldo, sobre todo ahora que los de "Cathiers" la han ensalzado como la mejor película del año. A veces me pregunto qué fuman los críticos de esa revista...
Un abrazo.
Pues yo no he fumado nada, jajaja.
ResponderEliminarEn serio, me parece una película totalmente fascinante. Leos Carax nunca ha sido un director que me gustara especialmente. Al contrario, he padecido su pretenciosidad y egocentrismo de sus anteriores trabajos.
Pero en esta ocasión me rindo y celebro esta película como un canto de libertad, de amor al cine y al espectador.
Hace mucho tiempo que no veía una experiencia como esta. Una locura sublime.
Estando las limousinas de por medio no nos ponemos de acuerdo Ricardo, véase también "Cosmopolis".
Un abrazo.
Hola, C. Noodles:
EliminarDefinitivamente renuncio por completo a las películas cuyo protagonista se desplace en limusina :). Ahora en serio, creo que con este filme se está haciendo más ruido del que merece. La libertad creativa no debería justicarlo todo. En cualquier caso, siempre digo que el tiempo coloca a cada obra en su lugar. Esperemos entonces.
Un abrazo.
La primer sensación que causa este film despues de verlo es una especie de sinsabor mezclado con algunas escenas visualmente atrayentes y despues esa clásica sensación de flojera/indignación (muy común en cine Independiente o de autor) cuando uno no le encuentra ni pies ni cabeza a una obra, pero vamos unos pasos hacia atras... y antes de verla quitemosle el nombre de Leos Carax y pongamosle otro quizas... DAVID LYNCH (Dejando la peli igualita, sin mucho rastro Lynchiano por el momento) y #Puff# la indignación o flojera antes mencionada se convierte en una especie de catarsis Fanatica tildando al film de una obra maestra creativa semi-orinica-sin mucho sentido para que semanas despues salgan a la luz docenas de diagramas y mapas mentales tratando de darle explicacion, pies y cabeza a todo lo sucedido en Holy Motors, que si despues de tal escena es sueño o que si ya esta muerto o quizas la escena final de los monos es la nueva escena simbolica tipo final planeta de los simios.... no importandoque se entienda o no la cosa es que es toda una pieza irrepetible. Este tipo de fans que no necesitan interpretaciones ni sentidos son los que extraño aparezcan cuando algo como Holy Motors aparece en el panorama y no trae un nombre como Lynch de fondo, pero asi es esto del cine...
ResponderEliminarJa, ja, ja. Muy bueno.
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