“Y si soy el mayor de los pecadores, soy también la mayor de las víctimas”. (Henry Jekyll en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson).
Londres, siglo XIX. El doctor Jekyll (Ralph Bates) anda enfrascado en unos experimentos que le permitan descubrir el elixir de la vida. Para ello utiliza hormonas femeninas que consigue de cadáveres recientes. La fórmula resultante parece exitosa, de no ser por el inconveniente de que lo convierte en una hermosa mujer, la señorita Hyde (Martine Beswick). Pronto se establece una lucha sin cuartel entre las dos personalidades por el control de la una sobre la otra.
¿Qué se podría obtener si mezclamos la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, las fechorías de los célebres ladrones de cuerpos Burke y Hare, un caso de transexualidad y los truculentos asesinatos de Jack el Destripador? El resultado de tan demencial combinación no es otro que Dr. Jekyll and Sister Hyde, una de las más fascinantes, logradas y extravagantes películas jamás salidas de los míticos estudios Hammer.
A comienzos de la década de los setenta, la productora del martillo había entrado en una fase de decadencia caracterizada por la falta de ideas y el énfasis cada vez mayor que las producciones ponían en los componentes sexuales de sus historias. Pese a ello, en ese contexto encontramos varias cintas que merecen ser resaltadas por méritos propios, como Las manos del destripador (Hands of the Ripper, 1971) de Peter Sasdy, Sangre en la tumba de la momia (Blood from the Mummy's Tomb, 1971) de Seth Holt, Capitán Kronos, cazador de vampiros (Captain Kronos, Vampire Hunter, 1973) de Brian Clemens y, muy especialmente, la obra que ahora nos ocupa; un brillantísimo pastiche que se eleva hasta cotas de calidad y complejidad inesperadas, gracias al original guión de Brian Clemens y a la elegancia y el buen hacer en la dirección de Roy Ward Baker.
Uno de los mayores aciertos del presente filme, es la forma en la que enriquece la ya tradicional reflexión moral de Stevenson acerca de la dualidad del ser humano, con aspectos que se refieren a la identidad sexual del individuo. Aquí Jekyll no sólo debe decidirse entre hacer el bien o hacer el mal, sino que también se debate entre ser un hombre o ser una mujer. La fórmula hallada libera tanto su conducta como su sexualidad, lo que la hace tremendamente adictiva dada su condición de homosexual reprimido. Transformarse en Hyde supone, por tanto, un mayor acercamiento a su naturaleza primigenia y una sublimación de sus deseos más ocultos.
El director opta por la sugerencia frente a la explicitud, mostrando los asesinatos de Jekyll/Hyde mediante el uso de sombras, el fuera de campo o aprovechando la oscuridad que le proporcionan los rincones de un neblinoso y magníficamente recreado barrio de Whitechapel.
En la elección del reparto se tuvo muy en cuenta que el actor y la actriz protagonistas guardasen cierto parecido físico, puesto que ambos encarnaban a un mismo personaje. La decisión al respecto no pudo ser más adecuada, ya que Ralph Bates está soberbio como el atormentado doctor, mientras que la sensual Martine Beswick (antigua chica Bond) cumple a la perfección su cometido de animal erótico.
La espléndida partitura de David Whitaker y la gran fotografía (muy hammeriana) de Norman Warwick, son otros de los aspectos de la película que merecen ser resaltados.
De entre las secuencias que conforman esta desbordante fantasía terrorífica, me quedo, sin duda, con la primera conversión de Jekyll (él) en Hyde (ella) frente a un espejo, y la posterior y deleitosa exploración ante el mismo de su nueva fisonomía.
Hola, Ricardo: Veo, por lo que cuentas en el comentario, que con el argumento de la película, también el director hizo una mezcla explosiva, igual que la pócima que se toma el Dr. Jekyll. La película no la he visto, pero sí la escena de la transformación y es impresionante; además es cierto que se parecen mucho los dos. Otra más para buscar.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, selegna:
EliminarYa lo digo en el comentario, una mezcla tan demencial como brillante. Esa escena a la que aludes es simplemente alucinante por la sutileza con la que muestra la transformación ante el espejo y por el uso de la música en la misma. Obra maestra absoluta del fantástico.
Un abrazo.
Hola camarada, poco tengo que decir de esta singular propuesta de la Hammer, no he visto la película, poco animado pues como bien afirmas está dentro del periodo de decadencia de la famosa casa británica y además no cuenta con una serie de "extras" que personalmente la harían cita obligada como puede ser un Lee o un Cushing, una Munro o una Pitt y por supuesto un Fisher.
ResponderEliminarDejo ya de excusarme y tras leer tu excelente reseña me declaro públicamente interesado en la cinta de Roy Ward Baker.
Me voy a servir de este particular crossover entre las dos principales citas del horror victoriano (con permiso del la obra cumbre de Stoker) para aportar unas pinceladas sobre los mismos. Mis favoritos: El J&H de Mamoulian (su peli más redonda)y el remake de la misma interpretado por Spencer Tracy y del sacamantecas de Whitechapel me quedo con el telefilm de lujo interpretado por Michael Caine y la semiolvidada "Asesinato por Decreto", un más que correcto mestizaje de la historia del sangriento Jack con la figura del gran Sherlock Holmes.
Por último la gran decepción que para mi supuso una peli que en principio lo tenía todo para ser la revisión definitiva del destripador, me refiero a la fallida "From Hell" inspirada en el pertubador comic del maestro Alan Moore y con Johnny Depp como protagonista.
Una magnífica visión (la de Moore) desperdiciada.
Hola, camarada:
EliminarComo diría Jack el Destripador (me viene al pelo), vayamos por partes:
- Te recomiendo que te liberes de prejuicios y disfrutes de esta auténtica joya del cine fantástico-terrorífico. Un amante del género como tú, no puede perdérsela. Para mí se trata de una de las tres mejores películas salidas de la Hammer, junto a "La gorgona" y "El cerebro de Frankenstein", ambas del maestro Fisher.
- En mi opinión, en "Dr. Jekyll y su hermana Hyde" encontramos la mejor versión cinematográfica tanto del mito de Stevenson como del lamentablemente célebre psicópata de Whitechapel.
- "El hombre y el monstruo" de Mamoulian me parece excelente, a pesar de algunas gratuidades formales. Eso sí, no comparto contigo que se trate de la mejor película del director. Ese honor, al menos bajo mi punto de vista, corresponde a "La reina Cristina de Suecia". Por cierto, considero que el remake con un sobreactuadísimo Spencer Tracy es totalmente fallido.
- Otras versiones: de Jekyll y Hyde es muy interesante la obra silente "El hombre y la bestia", con una genial performance de John Barrymore, al igual que la serie para TV que citas con Michael Caine a la cabeza del reparto (me encantaba de niño). Con respecto a Jack el Destripador, tengo que decir que no he visto "Asesinato por decreto", pero me parecen imprescindibles "El enemigo de las rubias" de Hitchcock y "Jack el Destripador" de John Brahm, adaptaciones de una obra teatral de Marie Belloc. "From Hell" supuso un auténtico fiasco (no conozco el cómic de Moore).
Gracias por tu jugoso comentario, camarada.
Un abrazo.
Es cierto ¿Cómo he podido olvidar la película de Hitch?... Habrán sido las prisas, pues tuve que salir corriendo ha cubrir una urgencia bastante "sangrienta".
EliminarPues si no conoces el cómic de Moore me comprometo a hacértelo llegar, aun tratándose de un cómic, un buen aficionado como tú sabrá apreciarlo ya que se trata de una aportación imprescindible al género de uno de los mejores escritores del mundo del cómic.
Un abrazo.
Es comprensible que la hayas olvidado, ya que en ningún momento se alude al Destripador (ahí es el Vengador, si no recuerdo mal). Del cómic de Moore tuve noticias a raíz de la peli, pero reconozco que no he visto nada de él. Tu recomendación ha despertado mi interés, así que intentaré conseguirlo. Por cierto, ten cuidado con esas urgencias "sangrientas", no vaya a ser que ande por Palma el tío Jack :)
EliminarUn abrazo, camarada.
Suscribo tu afinado comentario sobre el film de Roy Ward Baker. Por cierto, durante años arrastré la duda de si el Roy Baker de "NIEBLA EN EL ALMA" (aquel thriller de la Fox en el que Marilyn Monroe incorporaba a una baby sitter demente) y el que codirigió "LAS NIEVES DEL KILIMANJARO" (parece ser que él rodó los exteriores y Henry King los interiores) y el Roy Ward Baker de "LA ÚLTIMA NOCHE DEL TITANIC", "QUÉ SUCEDIÓ ENTONCES?" y la que nos ocupa, era el mismo. No me cuadraba, pero, efectivamente, se trata del mismo.
ResponderEliminarEs curioso que la Hammer en su etapa de decadencia fuera capaz aún de producir alguno de sus títulos más interesantes, de un refinamiento y complejidad que no se llegó a dar en sus años de esplendor (bueno, tal vez en "LAS NOVIAS DE DRÁCULA", sí). Uno, es éste que comentas y otro sin duda es "EL CEREBRO DE FRANKENSTEIN". Un film no muy apreciado en su día, tal vez porque defraudaba las expectativas de paladares adictos al terror de "choque". Sin embargo, es innegable la belleza y profunda tristeza que destilan secuencias como la del pobre trasplantado (Freddie Jones) espiando -con el cuerpo ajeno- el sueño nocturno de su esposa, condenado a que su presencia sea ignorada Una muy apreciable cinta, nada acomodaticia, del veterano Fisher en los últimos destellos de su carrera.
Hola, Teo:
EliminarEs curioso lo que dices acerca de Roy Ward Baker, ya que, en su momento, a mí también me asaltó la misma duda, y, efectivamente, se trataba del mismo hombre.
Reconozco que tocas mi fibra sensible al hablar de "El cerebro de Frankenstein" (para mí la mejor película de la Hammer y una de las mayores obras maestras del género de terror) y de esa secuencia en la que el trasplantado (soberbio Freddie Jones) visita a su mujer en el silencio de la noche sin que ella lo advierta. Emana un patetismo y una tristeza (como bien apuntas) que me conmueven profundamente cada vez que la veo. Por cierto, que quede claro que a mí "Las novias de Drácula" también me maravilla. Fisher superó con ella incluso al primer "Drácula" con Christopher Lee.
Siempre es un placer, Teo.
Un saludo.