La acción parece ubicarse en la segunda mitad de los años veinte. La familia Borgen, con su patriarca Morten Borgen (Henrik Malberg) a la cabeza, vive en una pequeña granja situada en la Jutlandia occidental. Johannes (Preben Lerdorff Rye), el mediano de los tres hijos del anciano Morten, ha perdido el juicio tras enfrascarse en sus estudios de teología, de modo que ahora se cree Jesucristo. Los problemas para los Borgen aumentan cuando el hijo menor, Anders (Cay Kristiansen), se enamora de una joven que pertenece a una comunidad religiosa rival.
Algunas obras de arte están por encima de cualquier tipo de juicio o valoración que se pueda emitir acerca de ellas. Tal es el caso de Ordet, una de las películas más hermosas y complejas jamás rodadas. Dreyer llevaba más de una década alejado de las cámaras tras Dies irae, esperando conseguir financiación para su soñado proyecto sobre Jesús de Nazaret (cuyo guión se encuentra publicado en nuestro país por la editorial Sígueme), cuando se le presentó la oportunidad de adaptar la pieza teatral del dramaturgo y pastor luterano Kaj Munk.
La palabra es un filme que reflexiona sobre la fe y sobre los distintos posicionamientos del individuo frente a ella. Cada uno de los personajes representa, en cierto modo, una forma de fe o una determinada actitud ante la misma: Mikkel (Emil Hass Christensen), el mayor de los hermanos, es un ateo convencido; Johannes, el loco, es la fe personificada, ya que ha abandonado su identidad para adoptar la de Cristo; Anders, el más joven, no parece preocuparse demasiado por las cuestiones teológicas; Inger (Birgitte Federspiel), esposa de Mikkel, es una mujer sencilla que se entrega por completo a sus semejantes, ejemplificando con sus actos el más puro amor (a mi juicio se trata del personaje clave para entender lo que Dreyer nos quiere transmitir); tanto el viejo Morten como su rival, el sastre (Ejner Federspiel), deben ser identificados con la intransigente y vieja religión; mientras que la hija de Inger y Mikkel, representa, como niña, un estado de candorosa inocencia (“De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 18:3).
El maestro danés nos sitúa en un contexto histórico en el que encontramos no pocos elementos que se contraponen como consecuencia de la llegada de la modernidad: la razón frente a la fe, la ciencia (el personaje del médico) frente al dogma (el personaje del sacerdote), la tolerancia frente al fanatismo, el humanismo de Kierkegaard frente al idealismo de Hegel, el automóvil frente a la tradicional carreta…
Estilísticamente hablando, la película supone la consolidación definitiva de las propuestas sobre puesta en escena que Dreyer ya había iniciado con su anterior obra, y que se basan en la utilización de planos secuencia cada vez más largos que reducen la importancia del montaje a la de un mero elemento ensamblador. La cámara se desplaza en función de los movimientos de los personajes, que entran y salen continuamente del encuadre, lo que requiere una milimétrica planificación de cada plano. La sobriedad de los decorados es tan acentuada, que en determinados momentos alcanza prácticamente la abstracción, como ocurre en la secuencia de la ceremonia funeraria. Este lenguaje se extremaría aún más en Gertrud, su obra póstuma y, a mi parecer, cumbre de su arte.
No se puede hablar de Ordet sin hacer referencia al famoso milagro que se produce al final de su metraje. Un canto, no a la religión como algunos han querido ver (ya sea para alabarla o para criticarla), sino a LA VIDA : la única y verdadera fe que todos debemos profesar.
Coincido plenamente en tu apreciación, una obra maestra más del que es para mí el mejor director de la historia. Pocas veces he sentido tanto una historia, es el único milagro que yo, como espectador y como ateo, casi creo en él. [Por cierto, es la película favorita de mi madre].
ResponderEliminarCon Ordet, resulta imposible imaginarse el detras de camaras, yo no me puedo imaginar las comidas entre actores, discutiendo temas vanales, no me puedo imaginar al mismo Dreyer indicandole al camarografo por donde conducir su camara, no me imagino la creacion de los decorados de la casa, simplemente no puedo, porque como bien atinas Ricardo la pelicula es un pedazo de vida de un realismo unico, nunca vi unos planos secuencia tan importantes en una narrativa, nunca vi un milagro tan sencillo ni tan hermoso, y sobretodo una de las frases mas sublimes de la historia del cine dicha por uno de los locos mas entrañables. "¿Porque no hay entre los creyentes, alguno que crea?", una obra maestra, para mi la cumbre del cine dreyeriano junto a "La Pasion de Juana de Arco".
ResponderEliminarUn Saludo
Hola, Woland:
ResponderEliminarBuen gusto el de tu madre :). La historia que nos plantea "Ordet" es tan humana y hermosa que, a pesar de ser una obra abiertamente religiosa, puede llegar a conmover a cualquiera, independientemente de sus creencias. Creo que ahí radica una de las razones de su grandeza.
Un saludo.
Hola, Dan Chaplin:
ResponderEliminarLas grandes obras cinematográficas son como los grandes libros, acaban yendo más allá de la ficción que nos plantean. Para mí los personajes de "Ordet" siempre serán reales, por eso tampoco los puedo imaginar haciendo otra cosa que no sea de sí mismos en la película. No me gustan los Making-of, ya que no quiero imaginar que las películas sean sólo eso, simples películas. Cosas de cinéfilo empedernido...
Un saludo.
Recuerdo cuando lo vi con ella, se quedó con la boca abierta con la escena final, como me dijo: "es para ponerla en un marco por lo hermosa que es". Quizás el mejor final de la historia del cine (junto a la trágica y liberadora escena de Mouchette).
ResponderEliminarPor cierto, la voz de Johannes es una de las interpretaciones vocales más inolvidables e inauditas que haya ofrecido un actor. Aún se me erizan las pelos cuando la escucho.
Hola, Woland:
ResponderEliminarDesde luego es mi final favorito, y se encuentra, sin duda, entre los mejores. Siempre recomiendo ver la películas en versión original. Como bien dices, la interpretación de Preben Lerdorff Rye (visitó psiquiátricos para preparar su personaje) es asombrosa, y sólo si escuchamos su verdadera voz puede apreciarse en toda su magnitud.
Es una película maravillosa. La he visionado diversas veces y siempre me ha cautivado. Poco puedo añadir a lo que tú comentas. La escena del milagro final es, para mí, una de las más emocionantes y sublimes que he visto nunca. Y, como dices, es un canto a la VIDA, sin duda. Saludos.
ResponderEliminarHola, pesadillas con cuerpo:
ResponderEliminarSin duda, uno de los más sublimes y hermosos ejemplos de cómo el cine puede alcanzar la categoría de ARTE. Cualquier cosa que digamos sobre "Ordet", no hará otra cosa que enturbiar la pureza que destilan sus sobrias imágenes.
Un saludo, siempre es un placer verte por aquí.
Pues me temo que voy a ser la voz discordante. No me ha gustado Ordet. Aprecio sus planos secuencia, pero la historia no me ha llegado.
ResponderEliminarTenía muchas ganas de verla pero (quizá por eso mismo) me ha decepcionado. ¿El resto de trabajos de Dreyer son así?
Hola, Raúl:
EliminarQuizá "Ordet" sea ya un Dreyer demasiado depurado como para ser la primera película que se vea del autor. O quizá es que simplemente no te gusta. Prueba con "Vampyr".
Un saludo.
Hola, Ricardo: Acabo de ver "Ordet", que tenía pendiente de hace tiempo, y desde luego no me ha decepcionado, sino todo lo contrario. Sólo te diré que no pude reprimir las lágrimas en las escenas finales. Yo también creo que la película tiene muchas lecturas, independientemente de las creencias religiosas. Inger, dice que todos los dias se realizan pequeños milagros que nos pasan desapercibidos y yo creo que tiene razón; si pensamos un poco, a todos puede habernos llegado una ayuda, en el momento que más la necesitábamos, pero quizá no la hemos sabido reconocer, porque no se adecuaba a lo que nosotros esperábamos y la hemos desaprovechado.
ResponderEliminarBueno, con esta , me dijiste que ya había visto todas las importantes de Dreyer; pero las que me faltan también las iré viendo.
Una curiosidad:¿ Tiene algo que ver con la película, el
Johannes de la dirección de este blog? hasta ahora, no me lo había preguntado.
Hasta la próxima, Un abrazo
Hola, selegna:
EliminarHas acertado, el "johannes" que aparece en la dirección del blog no es otra cosa que un homenaje a este extraordinario personaje de "Ordet". Me alegra mucho que te haya gustado la película.
Un abrazo.
Hola, Ricardo. Hace unas semanas que sigo tu blog, que considero excelente... Quería preguntarte algo a propósito de Dreyer: he visto en Wikipedia y en la mayoría de sitios donde he hallado información sobre "La pasión de Juana de Arco", que ésta dura 110 minutos; sin embargo, en todas las versiones que he hallado en internet, la película no pasa de 83 minutos, incluso algunas versiones llegan sólo hasta 73, y, bueno, comprenderás que eso me preocupa... Aún no la veo, y no quisiera perderme de nada. He hallado subtítulos de la misma que duran 99 min, así que... en fin, me gustaría saber que versión has visto tú... sólo eso :) Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Óscar:
EliminarLa versión que yo he visto es la que editó "Sherlock" en España y que dura 99 minutos. Espero que te valga mi respuesta :)
Un abrazo.
La versión original es de 126 minutos, en castellano, y se puede encontrar en Internet, no tiene muy buen calidad pero bueno. No me acuerdo del link, así que suerte con eso. Saludos :)
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=ssx49Ho8zxg
ResponderEliminarJohannes nos pone a todos en nuestro sitio, es el humanismo vitalista q debe verse en Kierkegaard y entre nosotros Unamuno. Frente al nihilismo de Nietsche esta obra demuestra lo q Unamuno explica sobre el cristianismo: es una agonia pero en su sentido etimologico, una lucha vital con Dios que nunca, pese a nuestra tozudez, deja de estar al lado de nosotros, en la busqueda del sentido, del MILAGRO de la vida. Un saludo y gracias
ResponderEliminarLes dejo el enlace al audio de la pelicula completa en ivoox
ResponderEliminarhttp://www.ivoox.com/12633677
Saludos
¡Una soberbia obra de arte...! desde mi punto de vista, nunca antes ni después en el cine, el conflicto entre razón y fe, se expresó de una manera tan personal y a la vez poética y la manera como remata con un cántico de alegría frente a la vida.
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