“La tragedia de la
vejez no es que uno sea viejo, sino que uno es joven”.
(Oscar
Wilde)
Dos
viejos amigos septuagenarios, Fred Ballinger (Michael Caine), famoso compositor
y director de orquesta retirado, y Mick Boyle (Harvey Keitel), cineasta inmerso
en la escritura de la que será su última película, pasan sus vacaciones
hospedados en un tranquilo hotel balneario ubicado en los Alpes suizos.
Deliciosa
y emotiva extravagancia libre de corsés con la que el realizador italiano Paolo
Sorrentino, ahonda en temas como la vejez, los recuerdos, el autoconocimiento o
el paso del tiempo. Para mala suerte del responsable de Las consecuencias del amor (Le
conseguenze dell´amore, 2004), Youth
llega justo después de La grande bellezza,
su obra maestra, por lo que resulta inevitable comparar a una con la otra, y,
claro está, en esa comparación casi siempre sale perdiendo el título que nos
ocupa. Aun así, La juventud ha sido
recientemente reconocida con tres galardones en los Premios del Cine Europeo:
Mejor película, Mejor director y Mejor actor (Michael Caine).
Creo
que no me equivoco si afirmo que Sorrentino ha debido inspirarse en dos obras,
una literaria y otra cinematográfica, a la hora de elaborar el guión del
presente filme: La montaña mágica (Der Zauberberg, 1924), de Thomas Mann, y,
en menor medida, Fellini, ocho y medio (8½, 1963), de Federico Fellini. Youth comparte con la novela de Mann el
marco geográfico (los Alpes suizos), la unidad de lugar (balneario aquí,
sanatorio allá), parte de su temática (salud y paso del tiempo) y personajes de
lo más variopinto (un actor de Hollywood, la impresionante Miss Universo, una
ex estrella del fútbol [Maradona], un monje tibetano que levita, una joven prostituta, un
matrimonio que nunca se habla…). De la película de Fellini, cuya trama se
desarrollaba asimismo en las instalaciones de un balneario, toma principalmente
la relación del cineasta con su oficio que mantenía el personaje de Marcello
Mastroianni, aplicada ahora al de Harvey Keitel, y su gusto por el onirismo y
la fantasía (la escena del sueño en la que Fred se cruza con Miss Universo en
medio de una inundada Plaza de San Marcos, me parece uno de los momentos más
inspirados de la cinta, en contraposición a la cutrez que supone otra secuencia
onírica, la del personaje de Rachel Weisz, que interpreta a la resentida hija
de Fred). Como en el inmortal texto de Mann, en La juventud también se narra la monótona rutina diaria de los
huéspedes del balneario: chequeos médicos, paseos por la montaña, baños
termales, sesiones de masaje, números musicales para amenizar las veladas, etc.
Las conversaciones, abundantes, entre los distintos personajes, versan sobre asuntos varios como
los achaques de la edad, las relaciones humanas, el cine, la música, el pasado…
hay tiempo para hablar de todo en un lugar así.
El
director napolitano vuelve a mostrarse exquisito en la planificación de la
puesta en escena y la composición de los encuadres, aunque quizá esta vez se
pase sobremusicalizando determinadas secuencias. Michael Caine y Harvey Keitel, magníficos ambos, encabezan un reparto de auténtico lujo del que también forman parte Paul
Dano y Jane Fonda.
Cuando la vi también me vino a la mente de manera inevitable Fellini 8 1/2. Me pareció muy buena aunque es cierto que algunas escenas rozaban lo absurdo. Espero que a Sorrentino no le pase como a Malick, los dos poseen un estilo parecido, que puede ser muy bello en ocasiones pero que corre el riesgo de caer en el ridículo.
ResponderEliminarHola Javier,
EliminarYo creo que a Sorrentino, al contrario que a Malick, no le importa caer ocasionalmente en el ridículo. Pienso que ese "ridículo", esa desmesura, también forma parte de su estilo.
Un saludo.
Bastante interesante. Desde que me encontré la hermosa pieza de Godspeed You Black Emperor al darle sólo un vistazo me entraron más las ganas de verla, siempre quise escuchar ese intro en una película.
ResponderEliminarHola Rodrigo,
EliminarSorrentino es un melómano de primera. Eso se puede observar en cualquiera de sus películas.
Un saludo.
A mí también me encantó. La música es exquisita, las actuaciones espléndidas, los planos resultan elegantemente montados, el contenido atrapante, los personajes interesantísimos... En fin, parece que a Sorrentino no le veremos una mala película en un buen rato. Yo la califico con cuatro estrellas.
ResponderEliminarHola Rodolfo,
EliminarLe hubiese puesto cuatro estrellas de no ser por un par de escenas que me chirriaron demasiado.
Un saludo.
Deseando que llegue el día 22 para verla. Gracias por tu crítica, Ricardo, igual de sugerente que de costumbre.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Hola Daniel,
EliminarEspero que te guste entonces. Ya me cuentas cuando la veas.
Un abrazo :)
Que ganas tengo de verla. Espero que la inevitable comparación con La gran belleza no me arruine el visionado...
ResponderEliminarHola Paxtor,
EliminarLa comparación es inevitable. Intenta disfrutarla por sí sola.
Un saludo.
Soy relativamente "joven" en el cine de Sorrentino pero puedo afirmar que disfruté como un enano con Juventud. Fui solo a verla y a ratos estaba en mi butaca riéndome, a ratos tarareando su música y, en todos los ratos, disfrutando. Mis amistades me dicen que se queda algo lejos de La Gran Belleza. Yo creo que se queda "algo cerca". Me encantó.
ResponderEliminarPor cierto, enhorabuena por este blog.