“Las
matemáticas poseen no sólo la verdad, sino cierta belleza suprema. Una belleza
fría y austera, como la de una escultura”.
(Bertrand
Russell)
Biopic
sobre Alan Mathison Turing (Benedict Cumberbatch), matemático y criptógrafo
británico cuya acción resultó clave para descifrar la máquina Enigma, utilizada
por las fuerzas militares alemanas durante la Segunda Guerra Mundial para
transmitir mensajes cifrados.
Alan
Turing se suicidó el siete de junio de 1954 al ingerir una manzana envenenada
con cianuro. Tenía sólo cuarenta y un años de edad. En 1952 fue procesado por su homosexualidad, siendo condenado a someterse a un duro proceso de castración química mediante
un tratamiento hormonal si no quería ingresar en prisión. Poco antes había sido uno
de los héroes anónimos de su país, Inglaterra, durante la Segunda Guerra
Mundial, contribuyendo a la victoria aliada con el diseño de la máquina Bombe, que
permitió descifrar los códigos secretos nazis de la máquina Enigma. Hoy en día
se le considera uno de los padres de la ciencia de la computación, y el principal
precursor de la informática moderna.
El
espléndido guión de Graham Moore, ganador de un Óscar y que adapta el libro de
Andrew Hodges Alan Turing: The Enigma
(1983), está conformado por tres segmentos temporales que se van alternando a
lo largo de la película. El más importante de ellos, el central, describe el
trabajo llevado a cabo por Turing y su equipo, del que formaba parte la joven
Joan Clarke (Keira Knightley), en las instalaciones militares de Bletchey Park
durante los años en los que se desarrolló la guerra (1939-1945). Los otros dos,
complementarios a éste, se ubican en líneas de tiempo diferentes: uno en 1928,
mostrando la relación de un Turing estudiante (Alex Lawther) con su gran amigo
y primer amor Christopher Morcom en el internado de Sherborne; el otro en 1951,
cuando un robo en el domicilio del protagonista da pie a la apertura de una
investigación policial en la que se termina destapando su homosexualidad. Un
buen número de imágenes de archivo sirven para ilustrar el devenir del
conflicto bélico. Tyldum acierta al priorizar el lado humano del personaje principal
(su drama personal) sobre su lado histórico. Benedict Cumberbatch está genial
como Alan Turing, dotando de complejidad y matices a un individuo muy singular cuya
seguridad y arrogancia profesionales, contrastan con su fragilidad emocional y cierta
falta de empatía para con los demás.
The Imitation Game
trata temas varios como la intolerancia social, los secretos (personales o de Estado),
la manipulación política, la falta de reconocimiento o el genio incomprendido.
A la cinta sólo se le pueden reprochar algunos convencionalismos inherentes al biopic, en particular, y al cine
comercial, en general, y una realización que, aunque inmaculada, resulta un
tanto impersonal. En cualquier caso, un filme notable. Mejor de lo que uno
espera.
me en canta el actor , creo que se merecia el oscar
ResponderEliminarProbablemente lo merecía.
Eliminar¡Qué bueno que te haya gustado! Particularmente le tengo cierto cariño a este pieza, no sabía nada sobre Turing y fue un placer conocerlo de esta manera. Para mí es mucho mejor que muchas aclamadas del 2014.
ResponderEliminarHola, Daniel:
EliminarCoincido contigo, mejor que "Birdman", "Boyhood" y otras cintas sobrevaloradas del 2014.
Un saludo.