La
locura, el hipnotismo que entrelaza en nuestro devenir tanto vidas como
muertes; el amor tal cual hilo fino y delicado a punto de romperse y
desencadenar locuras y Bernard Herrmann, sencillo y directo, tejiendo su propia
genialidad al servicio del cine.
El
inicio musical de la película es extraordinario. Fija profundamente los títulos
iniciales resumiendo en sus tres minutos el vértigo absoluto que el
protagonista padecerá (Herrmann gasta hasta la saciedad el ir y venir de sus
seis notas aplicando continuas versiones de su combinación) y maneja con
sutileza, a continuación, la pequeña escena de la persecución. Detalles
abundantes durante todo el metraje y composición que, agudizando el estudio,
uno percibe ya nada más iniciarse el movimiento con la aparición en pantalla,
tras subir las escaleras que les llevan a las azoteas de la ciudad, del
delincuente y los dos policías, delineado el brote de sus perfiles por medio de
los potentes, y ya siempre presentes, vientos de la orquesta.
Bernard Herrmann (1911-1975).
El
compositor neoyorquino ejemplifica la maestría artística en una de sus mejores
obras, centrada principalmente en el ámbito descriptivo de las imágenes y la
historia; deja de lado, esta vez, su asombrosa facilidad para la composición
absoluta y los arreglos inigualables que muestran la mayoría de sus creaciones.
En Vértigo, marca su territorio en una dualidad que acompaña a la historia:
vida y muerte, locura y cordura (que en tantos momentos chocan en el relato).
El compositor llega, incluso, hasta un minimalismo pronunciado y estirado hasta
extremos límite narrando el seguimiento
que el protagonista hace de la mujer. Embriaga e hipnotiza la música en estas
escenas continuas y largas, como su música, como la genialidad de hacer de lo
simple algo que no llame la atención y, más aún, que no desmerezca su escucha
aislada en la cual, si el oyente ‘trabaja’, quedará igualmente cautivado de su
hermosura e intención.
Herrmann
introduce levemente el órgano cuando la mujer visita la iglesia; ejecuta la
música a un ritmo voluntariamente más lento, pesado e hiriente la segunda vez
que se sube la escalera de la torre de la iglesia (en uno de los contrastes y
detalles, en oposición al ritmo más rápido de la primera subida, más
extraordinarios de la música de cine); hipnotiza con las cuerdas intimistas,
maquilladas levemente con tonos de inquietud; mata, otorgándole a la orquesta
la fuerza repentina de las subidas y bajadas que representan la mente
perturbada del protagonista; en definitiva, un registro de detalles y
descripciones inigualables en la música de cine que, contrariamente a lo que se
pudiera pensar, quedan enriquecidos con la necesaria escucha, paciente y
aislada, de la música de este filme.
Concluyendo,
una obra exuberante en la descripción y delicada en la composición, que
encumbra a Vértigo entre las mejores bandas sonoras jamás compuestas.
Maravillosa banda sonora, sin duda. Siempre me trajo a la mente a Richard Wagner y también a Richard Strauss la música de Vértigo. Sea como fuere, la piel de gallina está asegurada cada vez que escucho alguno de sus trazos musicales. Un saludo.
ResponderEliminarHola DON Ricardo:
ResponderEliminarME pareció maravillosa la banda sonora de esta película.
Si bien había visto el Film, se me había olvidado buscar su BSO.
Otra de Hermann que escucho casi todas las semanas completamente es
La espectacular banda sonora con toques de jazz de "taxi driver" INSUPERABLE para mí.
Otros bastante bueno son las de Morricone (obviamente) y algunas otras peliculas setenteras.
Jaime, con permiso de Ricardo, te invito a que sigas también la sección de soundtracks porque vendrán nuevas reseñas. Para el próximo mes dos atractivas y estupendas bandas sonoras. Estad atentos!!! Un saludo a todos.
ResponderEliminarHola Antonio:
EliminarQue bien que el Blog siga creciendo, lo visito todos los días esperando algo bueno.
Saludos si eres nuevo integrante del blog.
Para mí es un placer aportar este poquito, en cuanto a música de cine, al gran Blog y trabajo de Ricardo. Es magnífico que ESCULPIENDO EL TIEMPO haya agregado a sus múltiples apartados el de soundtracks, un mundo algo desconocido para la mayoría de la gente pero que, entre nosotros (y que también muchísimos seguidores del blog siguen la música de cine), lo iremos disfrutando. Espero que sí. Un saludo!!!!
ResponderEliminarNo soy muy versado en bandas sonoras, pero lo bueno de ese arte (el de la música) reside en que muchas veces apunta al alma sin necesidad de pasar por el cerebro. En este caso, por muy inculto que uno sea, no hay más que quitarse el sombrero ante una de las partituras que más me han fascinado de todo el séptimo arte (y de la música en general, me atrevería a decir). La de Taxi Driver la recuerdo excelente, también. Me gustaría ver reseñado algo de Angelo Badalamenti. Tiempo al tiempo. Un saludo.
ResponderEliminarHola Neuromante! Ummmm... Badalamenti, intrigante y atractivo compositor para estudiar, ¡sin duda! Tomo el apunte y reseñaré de él a no tardar. Me gusta ver sugerencias para este apartado, qué mejor que conocer las inquietudes de la gente que lee ESCULPIENDO EL TIEMPO y poder aportar el análisis de todas las que pueda. Saludos!!!!
EliminarOtra que me fascina es la de BACH a la entrada de Sacrificio de Tarkovsky, que canción más monumental
EliminarEs una maravilla, justo como la película, un espiral eterno.
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