“¿Es usted un demonio? Soy un hombre. Y por lo tanto tengo dentro de mí
todos los demonios”. (G. K. Chesterton)
Sam Bowden (Gregory Peck), reconocido abogado, su mujer, Peggy (Polly
Bergen), y su hija adolescente, Nancy (Lori Martin), son acosados por Max Cady
(Robert Mitchum), un ex presidiario que después de pasar los últimos ocho años
en prisión, pretende vengarse del letrado por haber actuado como testigo de
cargo en el caso por el cual se le condenó.
Excelente thriller psicológico dirigido por
J. Lee Thompson a partir de la novela The
Executioners, del escritor norteamericano John D. MacDonald, publicada un
lustro antes. Décadas más tarde, en 1991, Martin Scorsese realizaría un remake, inferior a mi parecer, en el que
se acentuaba el componente sexual de la película original y se incluían ciertas
alusiones religiosas en pos de una supuesta mayor complejidad. Unos envejecidos
Mitchum y Peck, asumían aquí dos roles secundarios, puesto que sus personajes
en la cinta de los sesenta eran interpretados por Robert De Niro y Nick Nolte
respectivamente.
El filme de Thompson es un ejemplo de suspense y tensión in crescendo que culmina con un
escalofriante clímax final. La fotografía en blanco y negro otorga a su
conjunto una adecuada atmósfera expresionista; y la magistral partitura de
Bernard Herrmann, regrabada años después por Elmer Bernstein para el remake de Scorsese, enfatiza el carácter
amenazante y turbador del relato. La cinta cuenta, además, con una genial performance a cargo de Robert Mitchum,
cuyo inolvidable personaje, ataviado con traje blanco, sombrero de panamá y
puro en la boca, resulta incluso más aterrador que el del reverendo Harry
Powell que interpretó en la obra maestra de Charles Laughton, La noche del cazador. Frente a él, un solvente Gregory Peck que, y
ahí reside la gran paradoja de la historia, pese a ser abogado y, por tanto,
defensor de la ley, se verá obligado a recurrir a procedimientos ilegales,
directamente delictivos en algún caso, para proteger a su familia del acoso al
que es sometida por parte del perverso psicópata.
Durante el metraje encontramos varias secuencias que emparentan a la
película con el género de terror. Al margen del mencionado clímax en el río,
podríamos aludir a la escena en la que Cady da una paliza al personaje de la
guapa Barrie Chase, o a aquella otra en la que la pequeña Nancy cree ser
perseguida por éste en el interior del colegio.
En definitiva, Cape Fear es uno
de esos clásicos atemporales que ningún amante del cine debería no haber visto.
Muy buena!! Ambos actores están estupendos, además por su físico Mitchun me gusta mucho haciendo de malo. Respecto a Peck, parece que los personajes de 'buena gente' le sientan como un guante.
ResponderEliminarY sí, mucho mejor que el remake (que también me gusta por contar con De Niro!!).
Saludos.
Hola, Manderly:
EliminarMe gusta el "remake" de Scorsese, sobre todo por De Niro, pero la película de Thompson me parece bastante superior. En cuanto a Peck, coincido contigo, se le daba bien hacer de buen tipo :)
Un saludo.
Hola Ricardo.
ResponderEliminarRecuerdo haber visto hace mucho tiempo el remake de Scorsese, después de ver el remake, me dieron ganas de ver la pelicula de thompson, puesto que la pelicula de Scorsese me parecio bastante irregular, excepto las actuaciones de De Niro y Juliette Lewis. Que por cierto tuve oportunidad de verla en concierto con su grupo `` juliette and the licks´´ y la chica derochaba sexo por los cuatro costados, mientras actuaba-cantaba. Me vino a la cabeza el personaje que interpretaba en la pelicula de los 90.
Gracias por traerme de nuevo a la cabeza la pelicula de los 60, me ha vuelto el gusanillo de verla.
Un saludo.
Hola, Álex:
EliminarConozco la vertiente musical de Juliette Lewis :). Me alegra que te hayas animado a escribir tan asiduamente. Te animo a que veas la película original de Thompson, es superior a la de Scorsese.
Un saludo.