Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni), novelista e intelectual de
éxito, y su esposa Lidia (Jeanne Moreau) atraviesan un período de crisis en su
relación.
El vacío… Una mujer deambula sin rumbo fijo por las calles de Milán. El
vacío… Un escritor gravemente enfermo se despide de sus dos únicos amigos en la
habitación de un hospital. El vacío… Una trastornada con impulsos ninfomaníacos
se lanza a los brazos de un desconocido con el que desea copular. El vacío… Un
grupo de burgueses se divierte con un estúpido juego que se desarrolla sobre un suelo que emula
un tablero de ajedrez. El vacío… Una hermosa y solitaria joven lee un libro durante una fiesta que se celebra en una apartada villa. El vacío… Un
matrimonio de clase alta contempla la sensual danza de una bailarina negra en
un club nocturno. El vacío…, el vacío…, el vacío… y, de nuevo, el vacío… Si hay
un cineasta que ha sabido plasmar el vacío de nuestra existencia en una
pantalla de cine, ese no ha sido otro que Michelangelo Antonioni. El problema
reside en que ese vacío termina por impregnar buena parte de sus obras, que
acaban por convertirse precisamente en aquello de lo que pretenden hablar.
La notte es la segunda película
de la llamada “trilogía de la incomunicación” del director italiano, iniciada
un año antes con La aventura (L'avventura) y culminada un año después
con El eclipse (L'eclisse). El filme, influido por el simbolismo bergmaniano, se
alzó con el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Antonioni, por entonces en la
cima de su prestigio internacional, reflexionaba acerca de algunos de los temas
habituales de su irregular filmografía: la incomunicación en las relaciones de
pareja, el hastío vital, la soledad, el desamor o el aburrimiento burgués.
Más que el contenido de sus trabajos, casi siempre plúmbeo y anodino, lo
que en verdad me interesa del cine de Antonioni es la
sutil maestría de su puesta en escena. En La
notte, ésta vuelve a ser elegante, envolvente y, sobre todo, arquitectónica; al utilizar los espacios como reflejo de los estados de ánimo de unos
personajes en constante introspección. La gran fotografía en blanco y negro de Gianni
di Venanzo, repleta de claroscuros, ensalza la belleza compositiva de cada uno
de los planos que conforman la cinta.
Espléndidas interpretaciones de Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau,
quienes en la última y mejor secuencia de toda la película, en medio de un
paraje campestre y neblinoso, se sincerarán mutuamente tras una larga noche de
tentaciones, vacío y frustración. El lento travelling
hacia la izquierda con el que se cierra el metraje, nos distancia de un acto de
apática pasión redentora.
De mis favoritas de Antonioni, junto a "La aventura".
ResponderEliminarAunque el tema es compartido con las otras de la trilogía, aquí me parece que se desarrolla de una forma más ágil. A lo mejor porque transcurre todo en una noche. Mastroianni, Moreau y Vitti están genial.
Un saludo
Hola, Mara:
EliminarCreo que toda la trilogía tiene un nivel similar: las mismas virtudes y los mismos defectos. A mí la noche en la villa se me hace algo pesada...
Un saludo.
Buf, lo siento.. No puedo con este hombre.
ResponderEliminarHola, neordental:
EliminarJa, ja, ja. Gracias por tu sinceridad :)
Un saludo.
Si existe un director de cine, que despierte pasiones encontradas, es Antonioni; o se le alaba o se le rechaza; aunque en este caso, estoy de acuerdo con Ricardo, se debe reconocer las virtudes: de sus puestas en escena, la elegancia de su entorno y fotografía; y de sus historias....pues, reconocer que tiene una excelente fotografía, puesta en escena.....Un saludo. http://asaltovisual.blogspot.com/
ResponderEliminarHola, Andrés:
EliminarPues si estamos de acuerdo, no cabe decir nada más :)
Un saludo para Colombia.
Como bien dices, la forma se impone sobre el fondo. Aunque en este caso creo que la historia tampoco carece de interés, y el final en el bosque es uno de los más hermosos y tristes que he visto. Un saludo.
ResponderEliminarHola, ricard:
EliminarEl final de "La noche" es, probablemente, lo mejor que haya filmado Antonioni jamás. Bellísimo y amargo.
Un saludo.
Yo tengo debilidad por 'Il deserto rosso'. 'La notte' es menos abstracta, creo, más local, más de anécdota, y claro, esto hace que te reconozcas en ella o no en función de tus circunstancias vitales del momento, mientras que en 'Il deserto rosso' lo que le sucede a la protagonista es como más universal, es decir, más 'touchante' (perdón por el galicismo). Debería revisarlas para confirmar esta impresión, pero aprovecharé cuando esté un poco depre, je je.
ResponderEliminarHola, Josep:
EliminarLo siento, pero no tengo debilidad por ningún Antonioni. No sé, fíjate que me gustan los cineastas densos y pesados,, pero es que con el italiano casi nunca puedo. Me aburre y no me interesa. ¡Lapidadme por ello! :)
Un saludo.
uy, últimamente estás un poco masoquilla: en un post de hace días reclamabas fuego, y hoy piedras (empiezas a preocuparme).
ResponderEliminarA mí Antonioni me interesa bastante. No conozco toda su obra, pero la trilogía de la incomunicación me parece extraordinaria, sobre todo "El eclipse". También me gustaron "Zabriskie point" y "El desierto rojo".
ResponderEliminarLo que me gusta de su cine es la sutileza con la que da a entender determinadas ideas sobre la vida y las relaciones de las personas mientras que aparentemente se está hablando de otra cosa de modo banal, o se está actuando en otro sentido distinto. Mientras parece que en la película o en la acción no está sucediendo gran cosa en otro nivel sí está sucediendo.
Esto es lo que me sugiere a mí Antonioni.
Saludos.
Comparto plenamente tu opinión sobre Antonioni. Llego a la misma conclusión: parece que el vacío existencial no merece ser filmado como el lo hace. La película que más me gusta de este director es La Aventura. Las otras sólo puedo verlas con mucho esfuerzo sin dejar de compartir contigo que es inquietante su puesta en escena. Saludos.
ResponderEliminar"La noche" no puede ser vista fuera de su época ; así como el Neorealismo nos mostraba la miseria de la posguerra y los 50', las comedias de "panza llena"; los 60' nos mostraban un cine sicologista, simbolista, que creció como yuyo en Europa, pero también acá en Argentina estilo : "todo está muy bien, pero nos falta algo que encima no sabemos que és"; tanto quejarse, bueno a algunos se les ocurrió lo de la violencia y así entramos a los 70' con los "años de plomo".A lo "Río Kwai": "madness..madnes..madnes..
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