"Mo chuisle"
Frankie Dunn (Clint Eastwood), viejo cascarrabias y entrenador de boxeo, regenta un humilde gimnasio en el que su amigo Scrap (Morgan Freeman), un ex púgil fracasado, se encarga de la limpieza del establecimiento. Maggie Fitzgerald (Hilary Swank), por su parte, es una joven boxeadora que se gana la vida como camarera. Ella cree que si Frankie la prepara, podrá aspirar a ser campeona del mundo, de modo que, a pesar de la oposición del viejo a entrenar a chicas, insista incesantemente en ello hasta que lo consiga.
En determinadas ocasiones, el cine nos regala historias tan humanas y sentidas, tan honestas y sinceras, que difícilmente podrán abandonar alguna vez ese espacio de nuestra memoria que de manera tan emotiva ocuparon en su momento. Ya han pasado varios años desde la primera vez que vi Million Dollar Baby en una sala de cine, pero al recordarla aún puedo sentir ese placentero dolor que me produjeron sus duras imágenes. Es probable que en el cine actual haya más de un director que posea un talento (sobre todo si, como suele hacerse erróneamente, limitamos el talento a una mera pericia técnica) parejo al de Clint Eastwood tras las cámaras; sin embargo, son pocos los que pueden presumir de una trayectoria tan constante y sólida como la del autor de Sin perdón. Es por ello que su envergadura como cineasta, ya indiscutible y merecida, supera con creces a la de la mayoría de realizadores de los últimos tiempos.
Como ocurre con sus mejores trabajos, Million Dollar Baby trasciende su apariencia argumental (no es una película sobre el boxeo, como tampoco Bird era una película sobre el jazz), para convertirse en una sabia exposición de sentimientos y experiencias vitales. Eastwood, que se sabe inmerso en el último tramo de su existencia, parece haber tomado verdadera conciencia de las cosas que realmente importan en este mundo, de ahí que buena parte de sus últimos filmes se centren en tres temas principales: la familia (entendida en un sentido emocional, sin necesidad de que medien lazos de consanguinidad), la fe y la muerte. La cinta que ahora nos ocupa es un claro ejemplo de lo que digo, al igual que la posterior y formidable Gran Torino.
Seguramente habría que retrotraerse a grandes autores clásicos como Ford, Walsh o Hawks para encontrar dentro del cine norteamericano a un director que narre de manera tan magistral como lo hace Eastwood. El tempo es siempre el adecuado, sereno y preciso a cada instante, como ajustada es la sobria puesta en escena, que se torna hermosamente tenebrista en las secuencias de interiores. La dirección resulta soberbia, sublimando con sapiencia y buen hacer el ya excelente guión de Paul Haggis. Y luego están los personajes, ¿qué podemos decir acerca de esos inolvidables y entrañables personajes estancados en un constante estado de pérdida? En verdad parecen de carne y hueso (impresionantes composiciones de Swank, Freeman y el propio Eastwood). Nada que ver con los arquetipos superficiales que predominan en el cine de hoy. Están moldeados de forma tan vívida, que no resulta demasiado complicado conocer cuáles son sus motivaciones, sus anhelos, sus dudas y sus temores. Todos rebosan humanidad por los cuatro costados.
Una verdadera lección de cine, de buen cine, del mejor. Así definiría yo a Million Dollar Baby, un clásico moderno.
Gran reseña amigo Ricardo, la verdad es que tienes mucha razón en todo lo que dices. No dudo que estemos hablando de una obra maestra. Pero como dices es tan humana y sincera que es demasiado triste. No me gustan las películas tan duras, creo que es mucho más difícil haber esbozar una sonrisa que hacer llorar como hace Clint Eastwood. Insisto gran película pero no es para mi. Un gran abrazo amigo.
ResponderEliminarUna pelicula entrañable. Ninguna historia nueva, pero qué bien narrada, sobria, a momentos dura pero sin caer en el lagrimeo o sentimentalismo. Las actuaciones van a la par, sin excesos. Esta y "Sin perdon" es de lo mejor que ha hecho el bueno de Clint a mi parecer. Tienes razon, si la hubiera hecho en B/N, estariamos hablando de un clasico. Tomando tu lista de mejores actuaciones de la década, yo hubiera apostado por Hillary Swank en el lado femenino. Saludos.
ResponderEliminarHola, Pedro:
ResponderEliminarEs cierto que se trata de un filme tan duro que llega a desgarrar, pero a lo largo de su metraje también te hace esbozar más de una sonrisa. Al igual que tú, considero que es más fácil hacer llorar que reír. Te recomiendo un clásico que reflexiona sobre lo importante que es divertir al público para así evadirlo de su realidad: "Los viajes de Sullivan" (1941).
Un abrazo, amigo.
Hola, José:
ResponderEliminarEstá claro que por su forma de hacer cine, debemos considerar a Eastwood un clásico, o neoclásico si lo prefieres. En sus películas siempre priman la historia y sus personajes, toda una rareza a día de hoy, al menos con este nivel. Es tan clásico, que aunque no utilice el blanco y negro, la fotografía de sus obras es cada vez más monócroma y de tonalidades más apagadas. Además, últimamente se inician con el logotipo de la Warner en un revelador blanco y negro. Toda una declaración de intenciones.
Estoy de acuerdo contigo en que "Million Dollar Baby" es su mejor película junto con "Bird" y "Sin perdón". Cerquita de ellas, pero algo por debajo, situaría a "Mystic River", "Los puentes de Madison" y "Un mundo perfecto".
Tienes razón, la interpretación de Swank podría haber figurado perfectamente en la lista.
Saludos, estimado compañero.
Auténticas perlas, lecciones magistrales de cine, eso es lo que nos está dejando tío Clint desde hace dos décadas.
ResponderEliminarTienes razón estamos ante una obra maestra, un drama de unas dimensiones tan humanas que duele al verlo e incluso al rememorar su segundo tramo.
Que nos dure mucho Eastwood es mi pequeña oración cada vez que visiono una peli de este maestro.
Hola, camarada:
ResponderEliminarCoincido plenamente contigo, Eastwood es el responsable de algunos de los mejores filmes norteamericanos de los últimos veinte años. Eso sí, hay que reconocer que últimamente no lo veo demasiado inspirado. En cualquier caso, yo también lo suelo tener presente en mis oraciones :).
Un abrazo.