Maloin (Miroslav Krobot) es un trabajador portuario que, durante su turno de noche, asiste por casualidad a un asesinato. Aprovechándose de que nadie lo ha visto, se hace con un maletín que portaba el fallecido, el cual contiene una importante suma de dinero.
Tras la extraordinaria Armonías de Werckmeister, el director húngaro volvió a situarse tras las cámaras para filmar esta libre adaptación de una novela policíaca de Georges Simenon.
Partiendo de una envoltura formal admirable, como no podía ser de otro modo tratándose de quien se trata, Tarr transforma un sencillo relato noir en un drama existencial con resonancias de Dostoievski. Todo el filme, articulado a través largos planos secuencia de magistral planificación, coreografía y ejecución, supone un notable ejemplo de la habitual “visión cósmica” que sobre el mundo tiene el autor de La condena. Y es que, cuando uno se enfrenta a una obra de Béla Tarr, no puede evitar tener la sensación de estar contemplando algo único en la historia del cine. Tenemos suerte de ser contemporáneos a este genial cineasta.
Sobria y depurada es la puesta en escena, en la línea de Dreyer y Bresson, pero con el nivel de detalle de Tarkovsky; brillantemente captada por la espectacular fotografía en blanco y negro de Fred Kelemen. Los escenarios en los que acontece la acción son escasos, reduciéndose a la atalaya desde la que el protagonista trabaja y observa (contempla, como el propio cine de su autor), el apartamento en el que vive con su mujer e hija, la barra del bar de un hotel y los alrededores del neblinoso puerto.
A pesar de que Tarr realiza un retrato psicológico muy interesante del estado de culpa que constriñe a su personaje principal, lo que lo emparenta con algunos nombres de la literatura dostoievskiana, en realidad, al cineasta no parece interesarle demasiado la historia que está contando, y sí, en cambio, la forma en la que lo hace. No olvidemos que el húngaro es uno de los grandes formalistas del Séptimo Arte, y como tal, en su obra siempre se crea a partir de la precisa definición y orquestación del estilo. Un estilo que queda perfectamente ejemplificado en los fascinantes primeros quince minutos de la película. Un lujo al alcance de muy pocos.
Me parece una película estupenda. Me gusta su estética sombría y sobre todo su actor principal, Miroslav Krobot. Tarr es, sin duda, uno de los autores más relevantes de la década. Se sigue manteniendo en plena forma, algo que no pueden decir muchos.
ResponderEliminarTe recomiendo Stesti, una propuesta diferente a ésa, pero muy interesante. De la República Checa.
Un abrazo, cacereño!
Casualmente ayer estuve a punto de verla, pero me acabé decidiendo por otra. Es posible que "El hombre de Londres" sea la obra que menos me atrae, a partir de "La condena", del que considero como al último gran maestro del cine; pero es que, aún así, resulta que se trata de un increíble deleite para los sentidos.
ResponderEliminarMe alegra ver al húngaro por tu blog, amigo. Un saludo.
Que lastima sera para el cine que Tarr deje de filmar despues de su ultimo trabajo, tragedia comparable a la de Erice, con mucho esfuerzo voy logrando ver sus peliculas ya que de este lado del charco no son faciles de conseguir, solo he podido ver tres y las tres con subtitulos en ingles (el cual manejo bien pero siempre sera mejor leer subtitulos en tu idioma)... en fin, tendre que esforzarme aun mas, se que vale la pena, ;) un saludo.
ResponderEliminarTe agradezco infinitamente que hables de quien considero el mejor director vivo; estaré ansioso de ver una entrada para la inconmensurable “Satantango”. En mi opinión, la crítica más genial, brutal y monumental que se ha hecho al comunismo en los paises del Este.
ResponderEliminarAún no he visto ningún film de Tarr pero leer tu opinión me entusiasma a hacerlo igual que todo lo que leo de tu blog, gracias por los retazos de cultura y sinceridad que nos regalas. Sé que esto no es de complacencias, pero quisiera pedirte una crítica sobre algún film mexicano de tu agrado además de los maravillosos films de buñuel que has analizado, sé que no ha habido demasiado pero hay joyas imperdibles tambien por acá, saludos y felicitaciones por éste rincón tan especial.
ResponderEliminar¡Oh! Sería fantástico leer una entrada sobre Reygadas (por cierto, me siento mal por ser el único al que no le gusta Buñuel, jejeje).
ResponderEliminarHola, Emilio:
ResponderEliminarYo también considero que Béla Tarr es uno de los autores más relevantes, ya no sólo de la década, sino de los últimos treinta años. Creo que nunca ha perdido la forma, espero ansioso su última película.
No conozco la cinta a la que aludes, así que tomo buena nota de ella.
Otro abrazo para ti, cacereño!
Hola, Irimiás:
ResponderEliminarEs probable que "El hombre de Londres" sea una de las menos buenas obras su autor. Argumentalmente no es tan interesante como otras (ya digo en la entrada que creo que a Tarr el argumento le importa un pimiento), pero formalmente es de las mejores y más maduras.
No será la última vez que veas al húngaro por el blog.
Un saludo, amigo.
Hola, Dan Chaplin:
ResponderEliminarSí, es una lástima que "The Turin horse" sea la última película de este genio; sin embargo, tengo la sensación de que se va a despedir del cine como sólo los más grandes lo hacen. Es un pálpito, ya veremos. Aquí tampoco es fácil conseguir todos sus trabajos, todavía estoy esperando una edición en DVD de "Sátántangó".
Un saludo, colega.
Hola, Woland:
ResponderEliminarSólo he visto una vez "Sátántangó", lo hice en varias sesiones debido a su desmesurada duración y con una copia realmente lamentable. Necesito verla otra vez y en mejores condiciones para poder valorarla en su justa medida. En cuanto lo haga, no dudes de que le dedicaré el post que merece.
Por otro lado, de Carlos Reygadas he visto un par de películas. Me parece un director interesante, aunque creo que todavía no ha encontrado su estilo propio (su cine me recuerda demasiado a Tarkovsky y Dreyer). Volveré a revisar la "dreyeriana" "Luz silenciosa", que en su momento me agradó bastante.
Un saludo y gracias, compañero.
Ah, Woland, no eres la única persona que conozco a la que no le gusta Buñuel. No sé, quizá no te interesen demasiado sus inquietudes y obsesiones. Dale alguna oportunidad más y no te sientas mal por ello :). Todo el mundo sabe (la gente que lee el blog, claro está) que yo soy uno de sus más fervientes admiradores.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, J. Morrissey:
ResponderEliminarTe doy la bienvenida al blog y agradezco enormemente tus palabras. Yo soy el que te da las gracias a ti por seguirlo, ya que sin vosotros, los seguidores y lectores, este espacio no tendría ningún sentido.
Con respecto al cine de tu país, tengo que reconocer que no me resulta fácil hacerme con los clásicos salvo con los de Buñuel. Antes le comentaba a Woland que volveré a ver "Luz silenciosa", del mexicano Carlos Reygadas. Será una forma de "matar" dos peticiones de un tiro.
Un cordial saludo.
Pues a mi me gusta mucho Buñuel Woland pero pues si tu opinión es fundada y sin prejuicios es un aporte respetable, pues mucha gente solo dice que le gusta para que no le reclamen jaja en determinados circulos, de mi edad por ejemplo creo que soy el único que no le ve la grandeza a Jodorowsky o a Wes Anderson, depende mucho de las circunstancias pero pues, nos nutre cada opinión como dije en mi comentario anterior
ResponderEliminarGracias Ricardo, de hecho Luz Silenciosa no me gusta demasiado por la excesiva pretension de Reygadas pero tiene por lapsos momentos íntimos muy bien logrados y la fotografía de Alexis Zabé es genial, te recomiendo Cronos, El libro de piedra, Veneno para las hadas, ejemplos destacados de cine fantástico concebidos ya hace más de 25 años y pues no sé que tanto te agrade el documental pero los mayores logros de la cinematografía nacional han sido en éste rubro como "La canción del pulque" o "Los Herederos", gracias por la escucha y espero te agraden éstas piezas
ResponderEliminarHola, J. Morrissey:
ResponderEliminarEs cierto que la cinta de Reygadas es bastante pretenciosa, pero como bien dices, tiene momentos magníficos. De las que me recomiendas he visto "Cronos", aunque casi nada de Del Toro me gusta. Tomo nota de las demás.
Un saludo y gracias.
Estaré ansioso de leer esas entradas. Ricardo, Satantango la vi hace tiempo y me dejó estupefacto, quizás hasta sea más potente, complejo y logrado que Armonías, pero es tan excesiva que las vísceras se resisten a aceptarlo. Y es que filmes de tan titánica duración como Satantango son casi imposibles (lo mismo me sucede con OUT 1)
ResponderEliminarHola de nuevo, Woland:
ResponderEliminarYo, personalmente, me quedo con "Armonías de Werckmeister" por su riqueza simbólica y metafórica. Con la de Rivette nunca me he atrevido, creo que correría el riesgo de volverme loco con tantas horas de metraje...
Un saludo.
Yo también me quedaría con Armonías, aunque considero a ambas películas obras maestras, sólo que una se me atraganta cuando la estoy degustando…
ResponderEliminarJejeje, es que ya sabemos que Rivette experimenta mucho con la duración. Pero sus películas no son aburridas ni pesadas. A propósito, hablando de grandes maestros franceses, algunos Bressonianos te agradeceríamos que se hablara más de él (aunque creo que no te gusta mucho -qué mal, aunque entiendo que un director tan cerrado en sí mismo pueda no gustar-). Un saludo.
Hola, Woland:
ResponderEliminarCon una duración de esas dimensiones, cualquier película, por muy buena que sea, acaba atragantándosele a uno en algún momento. Sé que sois varios los bressonianos que andáis por aquí, así que me comprometo a dedicarle alguna entrada más en cuanto pueda. Ya lo he dicho en alguna ocasión, es un cineasta que me gusta, pero raras veces consigue apasionarme. En cualquier caso, no deja de ser normal, a uno no le puede apasionar todo :).
Un saludo y gracias por tu participación.
Sí, me di cuenta al no verlo en la lista de los 20 mejores directores, imperdonable. Qué estén Lynch y Malick es totalmente inesperado y hasta agradable. Pero (todavía) no se pueden comparar con Bresson, y es que es difícil imaginar otros directores que tenga esa calidad extraterrestre (por lo menos a partir del “Diario del cura de campo” en adelante). Un saludo.
ResponderEliminarHola, Woland:
ResponderEliminarPues mira que han pasado ya algunas semanas desde que elaboré la lista y seguiría sin incluir a Bresson. Mi único cambio sería, probablemente, el de Béla Tarr (últimamente estoy revisando sus películas) por Visconti o Kubrick. Me reafirmo en que el autor francés está bastante sobrevalorado, inflado por la siempre influyente crítica francesa (tienen que colocar a uno de los suyos entre los grandes). ¿Qué inventó Bresson? El lenguaje ascético y austero que utiliza en "Diario de un cura rural" (1950) llevaba años siendo utilizado por Dreyer y Ozu. No creo que renueve el cine en ningún aspecto, cosa que, por cierto, sí que creo que han hecho tanto Malick como Lynch. En cualquier caso, es sólo mi opinión, pero sus obras, en líneas generales, me siguen pareciendo bastante vacuas y plúmbeas.
Un saludo.
Vamos por puntos para que sea más fácil:
ResponderEliminar1) Cuando normalmente se habla de alguno de los maestros del cine y este no nos gusta, siempre se debe tener cuidado de no usar términos como “sobrevalorado”, “coñazo”, “aburrido” (en general es algo que es posible ampliar para todas las manifestaciones artísticas),…, porque tú dices que Bresson lo está, yo opino que Buñuel es el director más sobrevalorado de la historia (como decía Bergman: descubrió que podría fabricar cosas raras, que eran exaltadas y convertidas en una especie de genialidad y después le bastó con repetir y variar sus trucos), otro dirá que es Tarkovsky o Ford, y así sucesivamente hasta que terminemos por repasarnos (acribillando) a todos los genios.
2) Con respecto a la invención, a la creación de un lenguaje nuevo, te respondo: ¿es tan importante abrir nuevos caminos para ser uno de los más grandes? Si esto es así e intentando seguir tu lógica para otras manifestaciones artísticas, digamos la música, ¿entonces Bach no debe de ser considerado uno de los más grandes (aunque es casi unánimemente considerado el mejor)? Porque fue un hombre que en base a un estilo conocido y aceptado hizo obras maestras y lo hizo mejor que cualquiera que lo hiciera antes, ¿no tiene ningún valor que nadie haya manejado el contrapunto tonal como él porque no lo inventó –al igual que nadie ha vaciado el encuadre como Bresson-? ¿Acaso Schönberg es más importante que Bach por haber inventado un estilo completamente nuevo?
Si seguimos esta línea, entonces me pregunto: ¿hay un cine que haya abierto más caminos que el de Godard, y tampoco está en la lista?
3) Por lo demás, no sólo utilizar al máximo las posibilidades expresivas de la imagen como si de una fotografía se tratara (como mucho de los cineastas que más te gustan y a mí también), es sinónimo de buen cine, el cine en su estado más puro y complejo, en mi opinión, es el que utiliza Bresson. Porque nadie (antes ni después) ha llegado potencializar al máximo las posibilidades expresivas del plano en relación con los otros planos. El problema es que en ese sistema tan perfecto y hermético, que sólo cabe él y nadie más. Es un cine que cierra un camino.
4) Él es absolutamente necesario en cualquier lista, es que si Tarkovsky es un virtuoso en hacer composiciones de planos hermosos, con imágenes llenas de fuerza pictórica, plástica, con valor en sí mismas (cada fotograma es una obra maestra), y por eso es necesario en cualquier lista, Bresson lo es en hacer montaje de imágenes neutras, que se transforman cuando se unen.
Admiro su valentía, por tener las cosas más claras que nadie y por plegar el contenido sobre la forma como no lo ha hecho nadie en la historia del cine.
Un saludo y un placer discutir estos temas contigo.
Había olvidado comentar que, en mi opinión, Bresson sí crea algo totalmente nuevo. Antes de él, el cine era hasta cierto punto parasitario, procedía en mayor o menor medida de otras artes, con él se entró en el cine completamente puro.
ResponderEliminarAdemás, no podemos olvidar que tenía unas ideas claras sobre lo que era para él el cine. Y eso es lo importante. Puede gustar más o menos, pero son sus ideas y es difícil imaginar un director que haya logrado mayor coherencia entre obra e ideas que Bresson. Si se aceptan sus códigos, como los de cualquier maestro (Tarkovsky, Dreyer, Bergman), se puede disfrutar infinitamente de su obra.
Hola, Woland:
ResponderEliminarMenudo panegírico le has dedicado a la figura de Bresson :). Creo que nunca llegaremos a un acuerdo al respecto, no obstante y como dices, vayamos por partes:
1) Coincido totalmente contigo. Todos los cinéfilos tienen sus listas de sobrevalorados e infravalorados. Son términos facilones y manidos, pero ¡joder! no escribimos para Cathiers. Simplemente queremos que se nos entienda.
Por otra parte, la frase de Bergman me parece muy acertada, como no podía ser de otro modo viniendo del cerebro más privilegiado que jamás se ha situado tras una cámara. Sin embargo, parte de la misma es perfectamente aplicable a todos los grandes genios. De hecho, cuanto más mayor me hago, más me convenzo de que lo cineastas grandes de verdad, realizan la misma película una y otra vez. Por cierto, ese mismo Bergman también dijo que la mejor película de la historia del cine era "El ángel exterminador", dirigida por un tal Luis Buñuel.
2) Eres bastante tramposillo al aplicar lo que digo al resto de manifestaciones artísticas, ya que me estoy limitando a hablar de cine. De todas formas, si llevas al extremo mi supuesta "teoría", el director más importante sería Griffith y el pintor más influyente un homo sapiens del Paleolítico Superior. Ahora en serio, está claro que abrir nuevos caminos, sobre todo en el cine que tiene poco más de cien años, es algo muy importante, pero no lo esencial. Particularmente, suele valorar el arte en función de si es más o menos elevado. Por eso creo que Tarkovsky y Dreyer son los más grandes en el cine, como Bach lo es en la música o Miguel Ángel en la escultura. En pintura me cuesta mucho más decidirme (Leonardo, Caravaggio, el Greco, van der Weyden...). Si Bresson no entró en mi lista, no fue porque no inventara nada, que no lo hizo, sino porque no lo considero el mejor en ningún ambito: no es el que mejor narra, ni el que mejor mueve la cámara, ni el que mejor perfila la psicología de sus personajes, ni el que mejores diálogos escribe, ni el que plasma las imágenes de manera más artística...
Con respecto a Godard, todo el mundo sabe que ni él ni sus "amiguetes" de la nouvelle vague sabían hacer CINE, de ahí que se dedicaran a experimentar con el lenguaje, consiguiendo alguna que otra cosilla interesante.
3) No creo que sea el tipo de cinéfilo que se decante por aquellos directores que sólo poseen un valor estético o visual, ni mucho menos. Más bien me inclino por aquellos que mejor han indagado en la problemática metafísica que ha acompañado al hombre desde el principio de los tiempos. Si además de hacer eso, como ocurre con Tarkovsky, eres el mayor poeta visual (a mucha distancia del segundo) de la historia, ya te conviertes directamente en el mayor de todos los cineastas. Para alabar a Bresson siempre hay que aludir a supuestas razones rebuscadas, expuestas de manera compleja y florida si es posible. ¿Por qué será? Por falta de evidencias constatables.
4) Es un grave error reducir a Tarkovsky a su indudable genio plástico, sabes perfectamente que es mucho más que eso. En cuanto a Bresson, lo que para ti son imágenes neutras, para mí son simplemente insustanciales.
Un saludo también para ti, el placer es mutuo.
Hola de nuevo, Woland:
ResponderEliminarQue tal vez fuese de los primeros en teorizarlo (en su obra "Notas sobre el cinematógrafo"), no significa que no se hubiese intentado antes. Es en "Diario de un cura rural" donde comienza a poner en práctica sus aspiraciones, inspirándose para ello en el estilo ascético que llevaba años caracterizando a Dreyer, aunque incidiendo más en el montaje como particularidad del Séptimo Arte. Similar cuestión preocupaba a Tarkovsky, quien para mí fue el que de verdad encontró aquello que realmente diferenciaba al cine del resto de las artes: el tiempo. De ahí que defina el hacer cine como si de esculpir bloques de tiempo se tratase. En cualquier caso, admiro esa pretensión en Bresson, del que nadie puede dudar que, efectivamente, siempre fue muy coherente con sus ideas.
Un saludo.
Cuando llegue a mi casa amplío todo esto (es que me tocas a uno de mis 5 directores favoritos, jajaja). Pero no puedo aguantar comentar algo: la supuesta insustancialidad es completamente cierta, Bresson quiere que un plano no signifique NADA en sí mismo, sino en el contacto con los demás y en eso está el placer de su cinematógrafo. Al final todo se reduce a entender y apreciar sus códigos, a una cuestión de mera sensibilidad (te llega o no te llega). Pero no porque no te llegue lo tienes que minusvalorar...
ResponderEliminarPodemos también entrar en conflicto con la Nouvelle vague
Arriba mencionas qué lo que Bresson teorizó ya se había intentado con antelación, bueno estoy parcialmente de acuerdo (aunque ninguno de estos intentos fue tan puro y radical -nadie más desnudó el encuadre hasta que la miradas se fijaran en un solo punto- como el bressoniano), pero yo también podría señalar que un cine fundamentado en la ubicuidad espacial y el paso temporal dentro del plano (técnica que continuará Tarkovsky en lo que llamaría esculpir en el tiempo) ya estaba desarrollado, aunque de distinto modo, en el cine de Dreyer (por eso para mí es el más grande de todos).
ResponderEliminarPor lo demás: valorar el arte como elevado o no, es completamente subjetivo. Y es que el gran problema que tenemos como público es que, incluso lo objetivo tiene siempre una cuota de subjetividad por como se aprecia o valora esos elementos objetivos. La idea que yo me he creado con el tiempo es que dentro de un marco inicial completamente arbitrario (subjetividad) es posible establecer ciertos postulados para construir un marco de referencia y dentro del mismo, posteriormente realizar una valoración “objetiva”. En el caso del cine, considero que lo mejor que puedo hacer es analizar la forma que expresa y cómo ésta se adecua perfectamente a lo que pretende decir. Y para el caso de Bresson, para mí, no queda duda que la adecuación entre idea y objeto es perfecta.
Sí, es evidente que Tarkovsky bebe de Dreyer, como también lo hace de Bergman, Kurosawa, Mizoguchi (el primero que basa su lenguaje en la concepción de planos largos) o el propio Bresson. Lo que pasa es que Tarkovsky va más allá en la utilización del tiempo, en su sentido más puro, como base a partir de la cual se articula su puesta en escena. Digamos que el tiempo en Tarkovsky es más "real" y cinematográfico que en Dreyer, cuyo estilo era mucho más teatral que el del ruso. Para mí ambos son igual de grandes, pero coloco al ruso un poco por encima por el simple hecho de que sus preocupaciones, bajo mi punto de vista, se adecuan más a la sociedad actual (algo lógico si tenemos en cuenta que es más contemporáneo).
ResponderEliminarPor otro lado, cualquier valoración, provenga de quien provenga, siempre es subjetiva. Sería absurdo y arrogante por mi parte, pretender alcanzar la objetividad, ya que jamás puedo evadirme del yo. Lo más que puedo hacer, es intentar ser todo lo objetivo posible dentro de mi subjetivad, pero no por ello dejaré de ser siempre subjetivo. Es por todo ello que, desde mi objetiva subjetividad o subjetiva objetividad, Bresson estará siempre sobrevalorado.
Un saludo.
O sea, lo mismo que yo vengo diciendo con Bresson, ya está presenta de manera primigenia, pero no en una forma pura y radical :)
ResponderEliminarSería bueno preparar todo esto para cuando haya una entrada de Bresson. Un saludo.
El domingo volví a ver "Al azar de Baltasar", así que en breve habrá una entrada sobre Bresson. De todas formas, ya sabes en qué sentido va a estar orientada :).
ResponderEliminarUn saludo.
¡Uy "Au hasard Balthazar"! Esto son palabras mayores, para mí, una de las 5 mejor película de todos los tiempos. Será un placer leerte.
ResponderEliminarAunque eso sí, escoge armas y dime el lugar :)
Pues como esté entre tus cinco favoritas es mejor que no leas la entrada... :)
ResponderEliminarSiempre es posible debatir todo. Además no es tan difícil de visualizar, considerando que “Au hasard Balthazar” ocupa una posición central en la carrera de Bresson, que es mi obra favorita de él. En ella están compilados todos los temas que caracterizan su estilo (destino, sacrificio, gracia, mal…) elevados a la máxima potencia, y además su estructura facilita la aparición de éstos de una forma vertiginosa. Un filme único que compila todo lo aprendido hasta entonces y adelanta la oscuridad y el desasosiego del futuro.
ResponderEliminarUff Ricardo yo precisamente no pude pasar de esos primeros 15 minutos iniciales...se me hicieron tan aburridos y tediosos que no me sentí con fuerza para seguir...supongo que mis conocimientos cinematográficos no dan para más o que, simplemente, no me gusta ese tipo de cine.
ResponderEliminarVengo de la reseña de "El caballo de Turín" y admiro el apasionamiento con el que habláis de este director, creo que yo en esta vida no os voy a poder alcanzar...quizás en otra jeje.
;)
Hola, Pulgacroft:
EliminarNo creo que sea cuestión de conocimientos, sino de gustos. Entiendo que el cine de Béla Tarr le pueda resultar aburrido a mucha gente, incluyendo a grandes cinéfilos. Difícilmente recomendaría una de sus películas, ya que lo mejor es que se llegue a su obra por iniciativa e interés propio. Si algún día te atreves con "El caballo de Turín" me lo cuentas :)
Un saludo.
No lo dudes que lo haré (lo de contarte si la veo, el verla ya es otra historia jeje)
ResponderEliminarSaludos!
"El hombre de Londres" es la primera película que veo de Béla Tarr y desde luego no me ha dejado indiferente. Ya estaba avisado gracias a este blog de la supuesta dificultad del cine de este autor, aunque también se comentaba que esta propuesta no era tan extrema como "El caballo de Turín". La verdad es que esas largos planos secuencia pueden poner a prueba nuestra paciencia, pero también resultan atractivos en su virtuosismo. También me ha parecido, como señalas en tu comentario, que la historia, el contenido, no está al mismo nivel de excelencia. Por eso me he quedado con ganas de ver otros trabajos de Tarr.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Luis:
ResponderEliminarSí, en "El hombre de Londres" resulta evidente que la forma está muy por encima del fondo, no como en otros trabajos del húngaro, donde el equilibrio es mayor. Disculpa si se me pasa algún comentario tuyo, pero es que no tengo tiempo para atenderos a todos.
Un saludo.
Tranquilo Ricardo. Entiendo perfectamente que no puedes contestar a todos los comentarios.
EliminarIntentaré ver poco a poco esas otras películas de Béla Tarr.
Un saludo.