Tomas (Gunnar Björnstrand) es un pastor protestante inmerso en una profunda crisis espiritual que se ha acentuado tras el fallecimiento de su mujer. Märta (Ingrid Thulin), una maestra rural, está enamorada de él, pero éste no la soporta.
Áspero y desesperanzador drama existencial que se eleva como una de las obras mayores (con lo que eso supone) de la filmografía de su extraordinario realizador. Los comulgantes es uno de los filmes más depurados de Ingmar Bergman. Se trata de la segunda entrega de su llamada “trilogía sobre el silencio de Dios”, denominación nunca aceptada por el propio cineasta (el origen de la misma se encuentra en la publicación conjunta de los guiones de las tres películas), pero que ilustra de manera adecuada la temática de la presente cinta y la de las otras dos que componen la susodicha trilogía: Como en un espejo (Säsom i en spegel, 1961) y El silencio (Tystnaden, 1963).
Nunca una puesta en escena del maestro sueco se mostró tan dreyeriana en su austera y desnuda concepción de un relato en el que no caben los ornamentos. Bergman no utiliza el ascetismo visual para acercarse a Dios, sino para confirmar su no existencia. Aquí, de la economía de medios no emana misticismo, como sucede en Dreyer, y sí una angustiosa y exasperante soledad del individuo frente a un mundo que le resulta del todo absurdo e incomprensible.
La cinta se inicia con una magistral y detallada secuencia en la que asistimos a la celebración de una misa. En el rostro del pastor se advierte una incredulidad hacia lo que dice y hace que resulta casi grotesca. La visión que el director muestra de los escasos fieles asistentes tampoco es demasiado halagüeña: autómatas que se aburren en medio del sermón y miran sus relojes para saber el tiempo de hastío que les queda. Un vacío absoluto de fe.
Tomas, al que Gunnar Björnstrand interpreta de forma absolutamente soberbia, es un personaje solitario y huraño, un amargado incapaz de sentir amor por nadie salvo por su fallecida esposa. La seguridad amorosa que ésta le proporcionaba, se ha convertido en desazón tras su muerte. Oficia misa sin ningún tipo de convicción. Confronta sus creencias con la realidad y deduce que Dios no existe. Es un hipócrita que ni siquiera puede ayudar a sus fieles, como ocurre en el caso de Jonas (Max von Sydow), un pescador atormentado (carácter habitual en los personajes que Sydow interpretaba para Bergman) por el peligro nuclear para el que ya no tiene sentido seguir vivo. Tampoco puede corresponder al amor que Märta, mujer débil y dependiente, siente hacia él. De hecho, no duda en despreciarla y humillarla haciendo uso de una crudeza verbal muy habitual en el cine del creador de Persona.
La acción transcurre en muy pocos escenarios, ubicándose mayormente en el interior de la iglesia. No se utiliza música incidental a lo largo del filme, tan sólo escuchamos sonidos diegéticos que provienen del tañido de las campanas, los cánticos ceremoniosos o el avance de las agujas de un reloj. Su sobriedad es extrema, captada sublimemente por la fotografía de Sven Nykvist.
No hay esperanza en Nattvardsgästerna, no hay respuestas a las plegarias de sus personajes (ni a las nuestras); tan sólo hay silencio, un imperturbable y aterrador silencio.
Muy buena la entrada, me ha encantado. Lo mejor la valoración: obra maestra. Es indiscutible, para mi Bergman es el mejor director de cine de todos los tiempos, más que nada porque esa valoración se la podrías otorgar a otras tantas películas suyas (simplemente por citar alguna: “Persona”, “El séptimo sello”, “Gritos y susurros”, “Fresas salvajes”…etc.).
ResponderEliminarUna película como bien apuntas, con tintes de Dreyer (según el propio director sueco, uno de sus maestros), pero que sólo la podría haber dirigido Bergman.
De la "susodicha" trilogía me quedo con "Como en un espejo", pero quizás, la que reúne más elementos del cine de Bergman sea "Los comulgantes".
Un saludo del "Hombre de cristal"!!
Comentario "demasiado" completo:)
ResponderEliminarYa sabes de mi admiración por Bergman, pero dentro de su filmografía, "Los Comulgantes" está entre mis destacadas, al igual que me ocurre con "Nostalghia" de tu amigo Tarkovsky.
El comienzo y fin de la cinta, de la misma manera, con una misa; la lectura en primera persona de la carta escrita por Marta a Tomas; las palabras hirientes que éste, en la vieja escuela, le dedica a la mujer... (por cierto, cuando vi "La cinta blanca" de Haneke, tanto rajasteis ayer del hombre...que me ha venido a la memoria, me recordó en ciertas cosas a esta película), son de las mejores escenas.
En definitiva, una gran película, de un gran director.
Un besito
No la he visto... pero que conste que ya me he puesto con el cine de Bergman, empecé con "Fresas Salvajes" y me ha encantado.
ResponderEliminarMuy interesante las diferencias entre el discurso de Bergman y la lectura de la religión que hace Dreyer, supongo que con "Ordet", su gran obra "mística".
¿Que tendrán esas tierras nórdicas para que sus directores más notables reflexionen reiterativamente sobre la relación entre el hombre y Dios?
Un saludo camarada.
Hola, Diego:
ResponderEliminarYa hace algún tiempo llegué a la conclusión de que Tarkovsky, Dreyer, Bergman y Ozu son los directores más importantes de la historia del cine. Soy un profundo admirador del sueco, con el que comparto muchas de sus inquietudes y obsesiones. Todas las películas a las que aludes son obras maestras, al igual que otras como "La hora del lobo", "La vergüenza" o "Saraband". De la trilogía sobre el silencio de Dios, me quedo con "Los comulgantes", que bajo mi punto de vista, está algo por encima de las otras dos.
Gracias por dejar tu comentario.
Un saludo.
Hola, maría:
ResponderEliminarMe consta que cada vez eres más bergmaniana, ten cuidado, que alguien te lo debe de estar pegando... "Los comulgantes" es una de las tres o cuatro mejores películas de Bergman, del mismo modo que "Nostalghia" es una de las tres o cuatro mejores obras de mi admirado Tarkovsky. Ambas son verdaderas obras de arte.
Haces alusión a un recurso muy habitual en Bergman: que los personajes hablen directamente a la cámara. En este caso, se trata de un modo muy hábil para hacernos llegar la carta que Märta escribe a Tomas. Cualquier otro director se hubiera limitado a colocar la voz en off de la mujer, pero Bergman era tremendamente moderno. Con respecto a Haneke y su película tienes toda la razón. Su puesta en escena es muy dreyeriana, y la influencia de Bergman también resulta evidente, incluso en algunos de los diálogos del filme, cuya crudeza recuerda a los del autor sueco (véase al respecto la conversación que el médico tiene con su criada/amante).
Muchas gracias por tus líneas, ya sabes que eres mi hada favorita :)
Un beso.
Hola, David:
ResponderEliminarMe alegra que hayas empezado a indagar en la obra de un cineasta tan esencial como Bergman. "Fresas salvajes" es un filme extraordinario, has hecho bien en comenzar con el Bergman menos duro. Mi consejo es que sigas con esa época ("El séptimo sello", "Un verano con Mónica", "Sonrisas de una noche de verano", "El rostro", "El manantial de la doncella"...) antes de introducirte en su etapa menos accesible. No sé qué les pasa a los nórdicos, son así de atormentados, debe ser por el clima... Ahí tienes en literatura a otros ejemplos como Ibsen o Strindberg. En cine, además de los citados Dreyer y Bergman, te recomiendo también a Sjöstrom (el actor protagonista de "Fresas salvajes") y a Stiller.
Gracias por tu tiempo, estimado camarada.
Un saludo.
este es el blog que estaba buscando, gracias revisaré los comentarios y me informaré de más cine. De todas formas dejo la dirección de mi blog:http://asaltovisual.blogspot.com/.
ResponderEliminarHola, androsmalv:
ResponderEliminarAgradezco tus palabras. Espero que el blog te sirva tanto para obtener información, como para pasar un buen rato. Tomo nota de la dirección del tuyo, me pasaré a echarle un vistazo.
Gracias por tu comentario.
Un cordial saludo.
Hace un par de años que vi “Los comulgantes”. ¿De qué trata esta película que todo el mundo mete en el tríptico del silencio de Dios? Desde mi punto de vista sobre la imposibilidad de amar. La vida se llena completamente cuando nos enamoramos, pero ¿qué ocurre cuando se nos sesga o niega el amor?
ResponderEliminarHay una película reciente de Terrence Malick “El árbol de la vida” cuyo tema principal es la identidad entre el Amor y Dios - si no amas tu vida pasará como un destello- (¿si no amas tiene sentido la vida?).
“Los comulgantes” hace hincapié en la tortura moral de un individuo que ha perdido a su amor, y el solo hecho de que se le acerque otra persona pretendiéndolo le resulta una carga. El tono de la película tan llena de silencio denota esto, la ausencia o negación del amor implica necesariamente como una misma cosa el silencio de Dios.
Hola, Fransico:
EliminarEstoy bastante de acuerdo con tu comentario acerca tanto del filme de Bergman como del de Malick.
Un saludo.
"Los comulgantes" es maravillosa en su agudeza. Con frecuencia recuerdo la carta de Marta, franca y dolorosa, tan entregada a Tomas, pero tan incierta; tan desnuda en su muestra de las heridas, y tan generosa. Como ella misma dice en un momento, su Dios es más amoroso que el de Tomas.
ResponderEliminarMe gustó tu escrito. Para mí, es la mejor de Bergman, entre un conjunto muy fuerte como es el de "Escenas de un matrimonio", "Gritos y susurros" y "Persona", la cual he amado con el tiempo.
Es una obra preciosa que desgarra, desprende el sentimiento trágico de la vida, recuerda a Unamuno... y todo ello desde una simplicidad enorme.
ResponderEliminarDejo mis reflexiones aquí sobre la obra:
http://imaginarseasisifofeliz.wordpress.com/2013/10/03/los-comulgantes-o-el-silencio-de-dios-i-bergman-1963/