“La
vida es como un cuento relatado por un idiota; un cuento lleno de palabrería y
frenesí, que no tiene ningún sentido”.
(William
Shakespeare)
Rick
(Christian Bale) es un atribulado guionista de Hollywood que busca un sentido a
su existencia.
Knight of Cups
es el séptimo largometraje del inclasificable Terrence Malick (Waco, 1943), quien sigue
inmerso en esa vorágine de filmación a destajo actual, que tanto contrasta con
su etapa anterior a El árbol de la vida
(The Tree of Life, 2011), cuando
pasaban años, o incluso décadas, entre la finalización de un proyecto y el comienzo de otro. En la
película que nos ocupa, el autor de Días
del cielo prosigue en su experimentación con la narración elíptica, cada
vez más extrema, desembocando en un trabajo en exceso autocomplaciente.
En
su conjunto, Knight of Cups resulta
reiterativa, improvisada y tediosa. Malick prescinde de guión, trama y, prácticamente, hasta de diálogos. No hay una historia como tal, tan sólo una serie de
reflexiones seudoprofundas en torno a la insondable cuestión existencial del ser humano. De
nuevo, diversas voces en off que se
entremezclan, preguntas retóricas y personajes deambulando de un lado a otro
sin rumbo fijo. Lo de siempre pero sin un argumento sólido sobre el que se sostenga.
Imágenes más o menos poéticas (como es habitual, brillante dirección de fotografía
del mexicano Emmanuel "chivo" Lubezki) sin ningún tipo de continuidad temporal o espacial.
Chispazos de un talento falto de reflexión y reposo. Una obra decididamente
menor, liviana, en la línea de la previa To
the Wonder (ídem, 2012).
Hay
una aparente estructura narrativa y simbólica a partir del nombre de siete
cartas del tarot (La luna, El ahorcado, El ermitaño, El juicio, La torre, La gran sacerdotisa y La
muerte), las cuales enmarcan distintos episodios de la vida de Rick: sus múltiples
escarceos amorosos con mujeres que no terminan de cuajar (aquí es donde entran
actrices de la categoría de Cate Blanchett o Natalie Portman); su asistencia a
fiestas privadas, discotecas, clubs de estriptis y otros lugares; sus encuentros
con su padre (Brian Dennehy) y su hermano drogadicto (Wes Bentley), con quienes
parece mantener una relación tensa y difícil; así como con diferentes personas
de las que no sabemos absolutamente nada de nada. Y es que Malick se ha
empeñado en reducir su cine a una concatenación arbitraria de bonitas estampas
visuales en las que sus personajes sólo deambulan y hacen (literalmente) el
bobo.
Al
menos el director tejano mantiene su exquisito gusto melómano, incluyendo en la
banda sonora de la película composiciones de autores de la talla de Wojciech
Kilar, Ralph Vaughan Williams, Arvo Pärt, Claude Debussy o Edvard Grieg, entre
otros. De lo poco reseñable, en mi opinión, de esta fallida Knight of Cups. Un filme que, siendo de Malick, no causará indiferencia.
Por un tiempo temí el embate de esta obra en tus ojos, y ahora yacen aquí los lamentables restos tras el tsunami de decepción. Lo peor es que se aproxima otro largometraje de ficción, ¿no es cierto? Y algo me dice que no diferirá en nada del presente. Es triste, pero creo que Malick no volverá a ser el mismo y, aún más, continuará su declive. Es como si "The Tree of Life" hubiera sido tan portentosa que en ella "dilapidó" toda la maestría que tenía para articular su mágico cine. O tal vez estoy siendo demasiado pesimista, veremos...
ResponderEliminarPor cierto, ¿de qué película es la imagen de portada? No sé por qué se me figura "Days of Heaven" combinada con alguna versión de "La máquina del tiempo" (jaja).
ResponderEliminarSaludos.
La imagen pertenece a 'Days of Heaven'.
EliminarSaludos.
Definitivamente me hace falta revisarla, y con urgencia.
EliminarAl leer esta crónica de inmediato en pensado en El árbol de la vida y La delgada línea roja, pues tus palabras se le pueden aplicar a ambas sin dudarlo. Yo jamás me he tomado a este señor demasiado en serio. Sus sempiternas homilías me parecen deleznables bajo cualquier análisis medianamente serio y sus panteístas y reiteradas frases son de libro de autoayuda. Espero que algún día se haga una verdadera revisión de Malick a la baja y sus amanerados sermones revestidos de postales afectadas sean puestos en entredicho. Un saludo
ResponderEliminarObviamente, Malick no ha cambiado de estilo, simplemente lo ha extremado. La principal diferencia estriba en que antes filmaba imágenes a partir de un guión más o menos definido, y ahora, en cambio, filma primero y después construye la película en la sala de montaje.
EliminarUn saludo.
En tus famosas listas situabas a Malick entre los 30 mejores directores de la historia y de los 10 mejores directores vivos. Yo también lo hubiese situado arriba en este tipo de listas después de "El árbol de la vida".
ResponderEliminarPero llegaron "To the wonder" y "Knight of Cups" y no hay por donde cogerlas. Es lo que dices, imágenes bellas sin ningún tipo de diálogo ni sentido alguno. Para mí ya se cae de esas listas. Un director con 7 películas a sus más de 70 años no puede tener estos dos manchones en su filmografía.
Y parece que no va a cambiar la cosa en su próximo proyecto.
A día de hoy ya no situaría a Malick en una lista con los treinta mejores directores de la historia. Sí en una de diez directores vivos.
EliminarObra maestra. Cine puro.
ResponderEliminarLo dije, se esta convirtiendo en otro Godard. Lo peor de los semicinefilos que no digieren al frances creen que "El Arbol de la vida" es una obra original y un lenguaje propio de Malick juarjuarjuar Godard, Nouvelle Vague y Cahierismo por todos lados (que no le quita a Malick el tener buen cine) pero ahora que empieza a parecerse más y más al Frances (no quiero imaginarme su nuevo film que habla del Cosmos y blablabla) ahora ya por igual lo empiezan a odiar jajaja en fin.
ResponderEliminarAun compartiendo parte de lo que dices, tu comentario me parece algo ventajista. Yo sí creo que Malick tiene un lenguaje propio. Otra cosa bien diferente es que nos guste la dirección que ese lenguaje está tomando en sus últimas obras.
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