Por Antonio Miranda.
Absoluto
minimalismo moderno.
Ha
transcurrido media hora de metraje y Alexandre Desplat aparece en un par de
ocasiones puntuales y breves, silencioso, cauto y como agazapado ante el
potencial que pronto va a desarrollar, eso sí, de un ritmo, casi me atrevería a
decir, aterciopeladamente dramático. El inicio compositivo de esta obra se fija
fundamentalmente en el proceso intelectual que va siguiendo la protagonista
femenina del filme. Arpegios muy extensos, poco ‘’visibles’’ y fundamentados en
sonidos electrónicos de graves, ante todo de bajos electrónicos. Podemos
percibir a los violonchelos de la orquesta, por primera vez y de forma
intencionada, cuando el personaje interpretado por la actriz Jessica Chastain
ve cómo sus investigaciones son fríamente rechazadas por un superior. Comienza
la duda, el verdadero trabajo: suenan las cuerdas graves y el espectador es
ligeramente advertido. Desplat describe el devenir psicológico de Maya
(Chastain), sus inquietudes y problemas, las desazones y las idas y venidas que
su estudio inteligente sobre el caso Osama bin Laden irá sufriendo. La trama
avanza de una forma progresiva y tranquila, pensada y con un desarrollo
narrativo notable. El músico no se inmiscuye y limita su función, de forma
acertada, a ligeros apoyos, descripciones sencillas y toques sutiles al estado
de la protagonista. Un uso muy acotado de la instrumentación étnica, sin
excesos, con la aparición del duduk en instantes puntuales.
‘’…Y
luego voy a matar a Bin Laden’’. Superada la hora de metraje; superada la
tragedia de uno de los atentados que afecta directamente a Maya. Momento de
inflexión en la historia e instante importante, también de marcado cambio, en
la música (sobre todo en intención y menos en estilo, que irá ascendiendo en
intensidad gradualmente pero sin excederse, siempre con reservas). Desplat
parece levantar el rostro, hasta ahora oculto y con tímida expresión. Se trata de una pequeña secuencia. La música
avisa y recuerda que ahí está, reforzando su siempre función de vital
importancia.
Alcanzada
la hora y media de duración, la evolución interna (sensaciones y percepciones) del
espectador está siendo manejada ya con absoluta maestría y discreción por
Kathryn Bigelow, directora del filme y que con igual astucia cinematográfica ha
planteado el ámbito musical, ejecutado brillantemente por el compositor
francés. Pocas veces la progresión contenido-música es de una unión tan fuerte.
No resulta nada fácil controlar el pulso armónico en un argumento como el que
se plantea. La progresión de la partitura es asombrosa, apenas perceptible si
no te sumerges propiamente en su estudio y de pronto, sin quererlo, sin oír,
sin ser consciente, sin saber siquiera si hay música o no, te encuentras en
mitad del crecimiento en intensidad del desarrollo siendo tú uno de sus
protagonistas. Pero lo admirable radica en el mantenimiento de esa evolución musical,
incluso secuencial, en un plano limitado en el que nunca se podrá llegar a la
euforia (ni aún en el conocido desenlace). Una progresión que no para y que no
llega al éxtasis fácil, realmente, es muy complicada de conseguir.
A
las dos horas aparece por fin un pequeño matiz de agudos, en este caso las
violas, ya que el compositor, manteniendo el carácter oscuro de su obra, optó
por retirar los violines y trabajar con las secciones más graves; hasta el
momento, la orquesta basaba su ejecución en dichas secciones y Desplat acudía a
los arpegios sintetizados a base de bajo electrónico y piezas solventes.
Termina la parte de inteligencia. Se inicia la acción. Interesante motivo, el
de las violas, para señalar este detalle importante. De nuevo una pieza de
corta duración. El artista nos presenta un cambio influyente y calla. A los
pocos minutos vuelan los helicópteros. La tensión es máxima; aquí, más que
nunca, un detalle de alcance en la banda sonora de la película nos llama la
atención. Ya comentado, Desplat pausa todo inteligentemente, hasta el fervor
por lo que se investiga, por lo que llega, por los maltratos, por la acción
misma. Démonos cuenta del ambiente general del filme: una investigación secreta
en todo sentido. Nada puede ser alterado, ni visto, ni escrutado por otros, ni
descubierto, ni intuido. La música está, siempre, a un volumen más bajo de lo
normal. Fíjate en el curioso pero estudiado detalle. Un tempo controlado y un
volumen milimétricamente adherido a las secuencias por debajo del umbral
habitual.
El
esperado suceso final guarda el equilibrio conjunto concebido, no podía ser de
otra manera. La música aparece mínimamente y en forma de efecto mantenido y no
varía su función descriptiva. La escena resulta tan tremendamente realista que
lo que ocurre no necesita de más. Desplat aparece al final, conseguido el
objetivo y calmada la situación. Inicia entonces el tema que concluirá el
score, sencillamente hermoso, tendente a sus siempre minimalistas composiciones
románticas pero inevitablemente unido a la sensación por la que se opta en esta
partitura.
Alexandre Desplat.
Un
último apunte. Es muy necesaria la escucha aislada de esta banda sonora para
llegar a captar el sentido profundo y final que llega a tener en la historia.
Minimalismo electrónico sin duda alguna, complejo para el oído, difícil de
calificar de agradable y que, basando su equilibrio en una sentimiento de total
oscuridad, adquiere en tal circunstancia de aislamiento mayor valor artístico
al captar de forma clara la compleja composición que oculta cuando la
escuchamos entre efectos de sonido, a un nivel muy estudiado de volumen y entre
tanto suceso llamativo.
Concluyendo,
una obra sobresaliente del genio francés en la que se desenvuelve con maestría
en un ámbito más de apoyo que de lucimiento a nivel compositivo, aunque lo
tenga. La sencillez minimalista del conjunto y el saber mantener su lugar como
nadie le otorga una valoración muy alta y convierte a Zero Dark Thirty en
una composición a tener muy presente en su variada colección de obras de arte.
'La noche más oscura' es una película de la que he oído hablar pero que aun no he visto, así que no puedo comentar nada sobre mis impresiones. Teniendo en cuenta el entusiasmo con que te expresas en tu narrativa, no me lo pensaré dos veces y la veré, y sobre todo, la escucharé... Un saludo!
ResponderEliminarPD. Antonio,¿para cuando tienes prevista la publicación sobre la banda sonora de 'Psicosis'?
Hola Lumiére! ''La noche más oscura'' es una gran, gran película y su banda sonora es una de los mejores trabajos que he escuchado en muchísimo tiempo. Eso sí, nada fácil de escuchar y percibir. Ese tipo de composición tal vez austera y con malicia que no entra a la primera pero que cuando lo hace...
Eliminar''Psicosis'', si no cambia el plan y Ricardo y un servidor no lo modificamos, tengo previsto que se publique en Noviembre.
Un saludo afectuoso, amigo!