“El mediador entre el cerebro y las manos ha de ser el corazón “.
(Metrópolis)
El joven Freder (Gustav Fröhlich), hijo de Joh Fredersen (Alfred Abel),
poderoso amo de Metrópolis, descubre que bajo la luminosa y monumental ciudad
concebida por su padre, existe un submundo habitado por obreros que trabajan en
condiciones infrahumanas.
En el año 2008 se encontró en Buenos Aires, una copia en 16 mm de la película
original. Esta copia contenía veintiséis minutos inéditos que dotaban al filme
de una mayor coherencia argumental (ahora se entiende mejor la sed de venganza del
inventor) y de más enjundia a algunos de sus personajes (el del esbirro de
Fredersen, por ejemplo). Tras el minucioso trabajo de restauración llevado a cabo
por la Fundación Murnau, que incluyó la regrabación de la banda sonora compuesta por Gottfried Huppertz, en la actualidad podemos disfrutar de una Metrópolis muy cercana a la que se
estrenó en Berlín el 10 de enero de 1927.
A pesar de los más de ochenta años transcurridos desde entonces, la
mítica distopía futurista de Lang, la cual estuvo a punto de arruinar a los
estudios UFA, continúa fascinando a cinéfilos de todo el mundo, todavía asombrados
ante los logros visuales y las implicaciones político-religiosas de una obra
que se convirtió en un auténtico icono del pasado siglo. ¿Quién no reconoce la
imagen de la sensual y fría autómata?.
Metrópolis ilustra a la
perfección, uno de los temas esenciales de la filmografía langiana: la dualidad
del ser humano. Esa dualidad, inherente a la propia naturaleza del hombre,
queda reflejada, no ya sólo en la existencia de dos mundos, sino también en la
compleja personalidad de los personajes. Algo que el director enfatiza con la
creación del doble robótico de María (Brigitte Helm), la líder espiritual que
apacigua el atormentado ánimo de una clase obrera que espera la llegada de su
salvador, a manos del sibilino inventor Rotwang (Rudolf Klein-Rogge). Este
último me parece el más interesante de todos los caracteres, y el que está más
arraigado a la tradición expresionista.
La cinta mezcla con acierto, el uso de grandes decorados, donde Lang
muestra su habilidad para la disposición y el movimiento de las masas, con el
de maquetas muy elaboradas, conformando una estética visionaria que sentaría
las bases del género de ciencia-ficción y que sería imitada posteriormente
hasta la saciedad.
Por sus valores sociales y humanos, Metrópolis
fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, honor del que sólo otra
película, Los olvidados (1950) de
Buñuel, puede presumir.
Hola Ricardo, siento especial apego a estas obras maestras del cine mudo, más aún si tienen una historia de recuperación y restauración posterior. A saber cuantas han caído en el olvido debido a su destrucción o mala conservación. Te invito a que hagas algún día una lista de las diez películas perdidas más importantes de la historia del cine ;)
ResponderEliminarSaludos
Hola, Jordi:
EliminarPlanteas un tema muy interesante y difícil. Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza películas perdidas como "London after midnight" de Browning, "Los cuatro diablos" de Murnau, un filme sobre Jeckyll y Hyde también de Murnau, el primer "Stalker" que rodó Tarkovsky (¿acaso destruido intencionadamente?) o varios trabajos de Mizoguchi que se fueron al traste durante la Segunda Guerra Mundial...
Saludos.
No olvides "A woman of the Sea", dirigida por Sternberg y producida por Chaplin...
EliminarApuntada queda :)
EliminarObra maestra y cumbre de la ciencia ficción que aún hoy, 85 años después, sigue asombrando. Es un auténtico y deslumbrante ejercicio de visionismo futurista por parte de Lang. Luego, habría que debatir largo y tendido sobre el mensaje socio-político, Thea Von Harbou, etc. pero cada uno que saque sus conclusiones (leí que incluso Lang llegó a rechazar la película por ello). Feliz hallazgo el de Buenos Aires, por cierto; eso sí, no se puede errar a la hora de adivinar cuáles son las partes restauradas...
ResponderEliminarPor favor, aviso a cinéfilos jóvenes o en fase de aprendizaje. Si ven juntas las palabras Metrópolis y Giorgio Moroder aléjense del lugar y/o destruyan el soporte en el que se encuentren.
Ahora mismo, creo que entraría en un podio de sci-fi junto a 2001 y Solaris.
Hola, Carlos:
EliminarCreo que el mensaje socio-político de "Metrópolis" es bastante más ambiguo de lo que en un principio puede parecer.
Y sí, que todos los cinéfilos huyan de la versión ochentera de Moroder :) .
Una autentica prueba de porque el cine es tan extraordinario.. es experimentar el visionado de una obra maestra tan grande como Metropolis.
ResponderEliminarUn film adelantado a su tiempo, profético, una nueva era en los efectos visuales, una de las cumbres cinematograficas del Sci-fi... la imagen de la automata es un icono de la cultura mundial.. como bien dices solo esta y los Olvidados han sido catalogadas como patrimonio de la humanidad por la UNESCO
Las palabras sobran.. lo único que se puede hacer es embarcarse en esta colosal odisea sin limites..
Saludos mi buen amigo!
Ayer que descubrí este blog.. no me voy a despegar de el.. buenísimo..
Hola, Cinespera:
EliminarNo veas lo que agradezco tu entusiasmo, así da gusto :). Me he tomado la libertad de añadir tu espacio a mi blogroll.
Con respecto a "Metrópolis", coincido contigo en que se trata de una película completamente adelantada a su tiempo. Creo que los diseñadores de producción de "Blade Runner" debieron pensar lo mismo cuando se inspiraron en ella.
Saludos para Ecuador, amigo.
Pues sí, una obra maestra!
ResponderEliminarHace poco que la he vuelto a disfrutar. Esta vez en el cine y con música de orquesta en directo! Genial!
Saludos.
Hola, Manderly:
EliminarQué suerte la tuya, en el cine y con orquesta en directo. Casi nada :).
Saludos.
A principios de año vi por primera vez Metrópolis, una película que hacia bastante tiempo que quería ver pero al no estar aún muy familiarizado con el cine mudo esas dos horas casi y media sin diálogos me tiraban un poco para atrás pero finalmente valió la pena. Resaltaría dos escenas que me gustaron especialmente, una es cuando María cuenta la leyenda de la torre de Babel y la otra es el baile de su doble mientras aparecen esos increíbles mosaicos de ojos y rostros posesos.
ResponderEliminarY si no te importa una pregunta que no tiene que ver con la peli: ¿Todas las que calificas como "obras maestras" te parecen películas de 10? (Simple curiosidad por saber cuantas te parecen perfectas)
Un saludo.
Hola, David:
EliminarLo que te pasa con el cine mudo es normal, acabarás acostumbrándote y ya verás lo mucho que se disfruta. Me gustan las dos secuencias que resaltas: la primera por su espectacularidad e implicaciones religiosas; la segunda por el inteligente uso de las sobreimpresiones.
Respondiendo a tu pregunta, te diré que no todas las películas a las que califico como obras maestras me parecen de diez (sería incapaz de valorar a un filme con nota numérica). De hecho, "Metrópolis" no es una cinta perfecta. A mi entender, la obra maestra se eleva incluso por encima de sus posibles defectos.
Un saludo.
Concuerdo...
EliminarNo se puede decir que por no ser perfecta una pelicula no pueda ser catalogada como Obra Maestra.. sino pondría como ejemplo Casablanca de Michael Curtiz, un largometraje que pasó por una serie de inconvenientes de producción, un guion donde escritores iban y venian, así dicen algunos, donde se cambiaba a ultima hora las lineas, improvisación y nisiquiera presume de tener un montaje ejemplar.. aun asi es una de las peliculas mas importantes de la historia del cine y como no. OBRA MAESTRA SIN DISCUSION!
Saludos!
PD:Tambien te agrego a mi lista de blogs Ricardo!
Desde luego esa es mi opinión. Lo mismo ocurre con la literatura, la mayoría de las grandes obras maestras literarias no son perfectas ("Moby Dick" sería un muy buen ejemplo). Lo dicho, la obra maestra trasciende sus propias imperfecciones.
EliminarSaludos!
No soy muy fan de las películas silentes por aquello de la excesiva gesticulación o teatralidad, de ahí que los filmes de Chaplin no me han conmovido demasiado, sin embargo cuando vi Metrópolis por primera vez- hace un par de años apenas-me quedé fascinado por toda esa imaginería visual: el despliegue monumental de toda esa decoración art decó que, según he leído, Lang se inspiró en los edificios de Nueva York, amén de algunas escenas memorables como la entrada-salida de los obreros como autómatas y, por supuesto, el erotismo subyacente de la mujer robot, que al día de hoy, en mi opinión no se ha logrado otro diseño que la supere. ¡y todo esto en 1927, cuando la tecnología cinematográfica estaba en pañales!
ResponderEliminarIndependientemente de sus implicaciones político-religiosas (ahí están los pentagramas que alguien relacionará con alusiones al demonio) que se atribuyen más al guión de Thea von Harbou que más tarde abrazó el nazismo a diferencia de Lang que huyó de Alemania, el filme es una joya de arte, que por sí solo elevó al maestro alemán a la inmortalidad, y que hace olvidar sus grandes defectos como la floja actuación del hijo (Freder) o el final un tanto edulcorado que recuerda a una fábula infantil. En resumen, esta es una película de obligado visionado para cualquier amante del cine, disculpas por el cliché.
Por cierto, yo solo tengo la versión restaurada de 124 minutos, que creo es de 2002 que según dice en la tapa, es “la más completa versión desde la premier de Berlín”, así que envidio a quienes tenga la última rescatada en Buenos Aires. Eso sí, me parece que te has currado muy poco con esta reseña (lo digo por la brevedad, el tema da para escribir tratados completos), será que el verano europeo te está afectando, je je. Saludos.
Hola, José:
EliminarReconozco que estando en la playita, al calor del sol y rodeado de mujeres guapas, a uno le cuesta inspirarse. Supongo que sabrás entenderme :P. Tal vez debería dar vacaciones al blog...
Por lo demás, coincido contigo en que el lema de la película es bastante cursi y la interpretación de su protagonista, muy flojita.
Ah, yo tengo la versión de 146 minutos :).
Saludos.
A mi me parece extraordinaria la puesta en escena, la monumentalidad, los efectos especiales y el ambiente de terror que consigue transmitir; que en muchos aspectos lo estamos viviendo ahora. Fritz Lang supo verlo entonces, a pesar de que reconoció despues, que el mensaje que se desprendía era un poco simplista, ya que las relaciones entre obreros y patronos no se pueden resolver sólo con amor, porque es una cuestión económica. Dejando esto a un lado, a mi modo de ver, no hay discusión en cuanto a la calificación de obra maestra.
ResponderEliminarAh!...y no le des vacaciones al blog, porfa! Instalas el portátil bajo una palmera, con un refresquito y el mar de fondo, mientras las chicas toman el sol y así contentas también a tus seguidores/as ¿Cómo lo ves?.
Un abrazo
Ja, ja, ja. Vaaale, intentaré no darle vacaciones al blog, pero luego no me echéis en cara que me lo curro poco, ¿eh? :).
EliminarYo también creo que "Metrópolis", pese a algún personaje complejo (Rotwang), es bastante simplista en el tratamiento de la historia. Probablemente sus valores estrictamente cinematográficos estén por encima de lo que cuenta.
Y sí, me temo que nos encaminamos hacia una sociedad similar a la que aquí se describe. Sobre todo con políticos de medio pelo como los que tenemos en nuestro país. A ellos los enviaba yo al submundo de los trabajadores...
Un abrazo.