“Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica casa Usher…”.
Un hombre (Charles Lamy) viaja hasta la antigua mansión Usher, ubicada en un paraje inhóspito, para visitar a su viejo amigo Roderick (Jean Debucourt), que vive junto a su esposa Madeleine (Marguerite Gance). La joven parece haberse debilitado desde que su esposo comenzó a retratarla.
Este filme vanguardista del director y teórico francés de origen polaco Jean Epstein, probablemente sea la mejor adaptación al cine de los textos de Edgar Allan Poe. Se trata de una traslación libre del original literario, sazonada con elementos de otros relatos del genio de Boston como El retrato oval, Berenice o Ligeia.
La chute de la maison Usher es una obra de inusitada poética visual, con la que Epstein plasma a la perfección el fascinante y turbador universo poeniano. A través de la exploración de la puesta en escena expresionista y de las teorías soviéticas sobre el montaje, el realizador consigue una película de singularidad todavía vigente; caracterizada por una concepción del tempo cinematográfico basada en el uso del ralentí.
Con respecto a la utilización de este recurso, todavía embrionario por entonces, el cineasta hacía una interesante y reveladora reflexión: “Descuidé voluntariamente durante La chute de la maison Usher todos los efectos plásticos que podía permitir lo ultra-cinematográfico. No busqué –si me atrevo a expresarme tan pretenciosamente- nada más que el ultra-drama. En ningún momento de la película el espectador podrá reconocer: esto es ralentí. Pero pienso que, como yo en la primera proyección, se sorprenderá de una dramaturgia tan minuciosa. Pues es a la dramaturgia, el alma misma de la película, a quien interesa este procedimiento. Henos aquí, tan sutilmente como en literatura, cerca de recuperar los tiempos perdidos.
No conozco nada más absolutamente emotivo que un rostro librándose, al ralentí, de una expresión. Toda una preparación primero, una lenta fiebre que no se sabe si hay que comparar a una incubación mórbida, a una madurez progresiva o, más groseramente, a un embarazo. Por fin todo ese esfuerzo desborda, rompe la rigidez de un músculo. Un contagio de movimientos anima el rostro. El ala de las cejas y la punta de la barbilla laten a la vez. Y cuando los labios se separan por fin para indicar el grito, hemos asistido a toda su larga y magnífica aurora. Tal poder de separación del súper-ojo mecánico y óptico hace aparecer claramente la relatividad del tiempo. ¡Es pues verdad que los segundos duran horas! El drama se sitúa fuera del tiempo común. Una nueva perspectiva, puramente psicológica, se obtiene”.
Además de la cámara lenta, Epstein también se vale de primerísimos planos, planos detalle, superposiciones de imágenes y puestas en escena en profundidad, para construir ese mundo deformado y en constante movimiento y tensión que asola la psique del personaje principal.
La cinta posee imágenes de un poderío visual arrebatador; como la secuencia del entierro de Madeleine o su posterior “resurrección” en medio de una tormentosa noche.
Buñuel fue el ayudante de dirección de Epstein, e incluso colaboró en la redacción del guión; sin embargo, ciertas discrepancias entre ambos hicieron que la convivencia resultara imposible.
El hundimiento de la casa Usher no es una película redonda debido a imperfecciones a nivel narrativo y de interpretación; no obstante, su visionado se torna imprescindible para los amantes del período silente. Una auténtica joya a redescubrir.
Me parece uno de los mejores relatos de Poe, la película no la he visto , pero ya que hablas bien de ella, habrá que verla, aunque sabes que no soy seguidora del cine mudo.
ResponderEliminarEl comentario está genial, y me gusta que hayas empezado con una cita del cuento.
Un besito.
Hola, maría:
ResponderEliminarYo también considero que "El hundimiento de la casa Usher" es uno de los mejores relatos de Poe. Siempre ha sido mi favorito, con permiso de "Ligeia". Agradezco que te haya gustado el comentario. Te animo a que veas más cine mudo, es cuestión de acostumbrarse.
Un besito también para ti :)