Sanjuro (Toshiro Mifune) es un samurái errante que se alía con nueve jóvenes que pretenden denunciar y frenar la corrupción en su clan.
Espléndida secuela de la magistral Yojimbo (1961), en la que se continúan siguiendo las aventuras y desventuras del ronin Sanjuro Tsubaki; antihéroe de andares característicos y ademanes de haragán, que pondrá su experiencia e ingenio al servicio de un grupo de candorosos e inexpertos samuráis.
Al igual que ocurría en la anterior película, nuestro protagonista (soberbiamente interpretado por el gran Toshiro Mifune) llega a una comunidad dividida en dos bandos; sin embargo, en lugar de aliarse con uno u otro en función de sus intereses como sucediera en aquella, optará por ayudar desde el principio a los más débiles.
El trato que se establece entre el veterano samurái y los jóvenes, no difiere en demasía de las relaciones maestro/discípulo que encontramos en otras obras de la filmografía del maestro nipón como El ángel ebrio (Yoidore tenshi, 1948), El perro rabioso (Nora Inu, 1949) o Barbarroja (Akahige, 1965), por citar algunos ejemplos.
La primera aparición de Sanjuro en el filme, emergiendo de entre las sombras de una estancia contigua a otra en la que el grupo debate sobre la posible identidad del corrupto, es un ejemplo elocuente de su carácter desarraigado. Estamos ante un verdadero trotamundos que va y viene sin rumbo fijo, un tipo que desconoce el lugar en el que comerá cada día y dormirá cada noche.
Kurosawa enfatiza el singular carácter de su personaje al filmarlo como si se tratase de un cuerpo extraño en los planos en los que aparece junto a los que acabarán siendo sus alumnos. En ellos casi siempre se encuentra situado en un rincón del encuadre, como si permaneciese aislado, frente a la homogeneidad en la composición de posturas y gestos con la que nos presenta al resto. Evidentemente no está en su mundo, mucho más cercano al de su rival, el también samurái Hanbei Muroto (Tatsuya Nakadai), que al de los jóvenes. De hecho, puede decirse que Sanjuro y Muroto constituyen las dos caras de una misma moneda, de ahí la interesante relación de respeto mutuo que surge entre ambos, y que culminará con el inevitable y borbotónico duelo final.
El relato está salpicado de instructivas lecciones morales (“Las buenas espadas son las que siempre están envainadas”, “No hay que fiarse nunca de las apariencias”, “Lo podrido está donde menos lo esperamos”…), secuencias de acción en las que Sanjuro da muestras de su inigualable pericia en el arte de la katana, y de no pocas dosis de humor, convirtiendo el visionado del filme en un divertimento verdaderamente impagable.
Hola Ricardo, en tus tres últimas entradas poco he podido aportar puesto que no he visto ninguna de las películas.
ResponderEliminarKurosawa, al igual que Bergman, es otra asignatura pendiente.
Sólo he visto "Ran" y hace ya muchos años. De "Yoyimbo" y "Los siete samurais" sólo he oido maravillas y de este "Sanjuro" nada sabía ni siquiera que era una continuación de las aventuras del mismo samurai de Yoyimbo.
Me la apunto. Una preguntita, ¿este "Sanjuro" inspiró al "Zaitoichi" de Kitano? (esa al menos si la he visto).
Por lo demás, tu entrada impecable, como siempre.
Un saludo.
Hola, David:
ResponderEliminarEs una lástima lo que te pasa con Kurosawa, ya que no hay muchos directores de su grandeza. Particularmente lo considero uno de mis cinco o seis autores favoritos. "Yojimbo" es una de sus indiscutibles obras maestras, y su secuela, aunque inferior, no deja de ser magnífica. Apuntas muy acertadamente al citar a Kitano, ya que el personaje de Sanjuro puede ser considerado como el antecedente de su Zatoichi.
Siempre es un placer leerte. Gracias por tu comentario.
Un saludo, camarada cinéfilo.
Que buena critica, es una gran pelicula, definitivamente una de sus obras maestras, aunque que puedo decir yo... es como si tu opinaras de una pelicula de Tarkovsky.
ResponderEliminarun saludo!
Hola, dan chaplin:
ResponderEliminarEs cierto que se trata de una gran película, aunque yo la situaría justo por debajo de sus obras maestras (Rashomon, Vivir, Los siete samuráis, Trono de Sangre, Yojimbo, Barbarroja, Dersu Uzala, Ran...).
Gracias por tu comentario.
Un saludo!
Eso sin dudar, no te olvides de Kagemusha en las obras maestras.
ResponderEliminar"Kagemusha" es un filme magnífico, y cuenta con secuencias en verdad asombrosas; sin embargo le falta fuerza, probablemente porque Tatsuya Nakadai no acaba de estar a la altura. Con Mifune hubiera sido otra cosa...
ResponderEliminarUn saludo.
estimado Ricardo:
ResponderEliminarAprovechando este articulo tuyo, que está muy bien planteado por cierto, me esforce por visionarla, ya que era una de mis asignaturas pendientes, afortunadamente tengo la dicha de poseer la mayor parte de la filmografia del gran maestro japones.
Pero no concuerdo contigo en la apreciaacion que le das, a mi mas me parece una continuacion aburrida de yojimbo, abusa de la unidad de lugar, si bien los dialogos son excelentes, cansa que la accion se desarrolle entre cuatro paredes, el mismo Mifune, si bien cumple, parece bastante agotado y sin la 'insolencia' de heroe perdonavidas que despliega en Yojimbo.
en resumen, como decis en España, me aburrió mogollón y eso que soy fan devoto de Kurosawa.Estoy esperando que comentes sus obras maestras como Kagemusha, Ran, o Dersu Uzala.
saludos cordiales
Hola, José:
ResponderEliminarLa incidencia en la unidad de lugar a la que aludes ya la encontrábamos en "Yojimbo", donde la acción apenas transcurría fuera del poblado; no obstante, no deja de ser cierto que aquí se limita aún más.
En cuanto al personaje de Mifune, cabe decir que en este filme experimenta cierto grado de maduración con respecto a la anterior película. Ahora no es ese aprovechado "héroe perdonavidas" que dices, sino un tipo hastiado al que le empieza a cansar su pose de "espada desenvainada". Particularmente su evolución de un filme a otro me parece muy interesante.
En cualquier caso, a mí "Yojimbo" también me parece mejor.
"Ran" ya está comentada en el blog, y tanto "Dersu Uzala" como "Kagemusha" tendrán su comentario en cuanto tenga tiempo y las revisione. Aunque te adelanto que mi valoración de la segunda de ellas no es tan entusiasta como la tuya, a pesar de que me parece una gran obra.
Por cierto, que un comentario mío te incite a ver una película justifica sobradamente su elaboración.
Muchas gracias por tu comentario.
Un cordial saludo.
Sanjuro y Yojimbo son distintas entre si pero igual cada una tiene su propia magia. Esa es la mano del genial Kurosawa.
ResponderEliminarHola, David C. :
ResponderEliminarA mí ambas me parecen magníficas, pero "Yojimbo" me sigue pareciendo que está un escalón por encima.