Las diez mejores películas del cine de ciencia-ficción.



Stalker (ídem, 1979) de Andrei Tarkovsky.



2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968) de Stanley Kubrick.



Solaris (Solyaris, 1972) de Andrei Tarkovsky.



Blade Runner (ídem, 1982) de Ridley Scott.



Metrópolis (Metropolis, 1927) de Fritz Lang.



La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, 1956) de Don Siegel.



El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, 1957) de Jack Arnold.



El planeta de los simios (The Planet of the Apes, 1968) de Franklin J. Schaffner.



Viaje a la Luna (Le Voyage dans la lune, 1902) de Georges Méliès.



El enigma de otro mundo (The Thing from Another World, 1951) de Christian Nyby y Howard Hawks (este último no acreditado).

Manos peligrosas (Pickup on South Street, 1953) de Samuel Fuller.


Nueva York. Durante un trayecto en metro, Skip McCoy (Richard Widmark), ladrón de poca monta que acaba de salir de la cárcel, roba la cartera a una joven llamada Candy (Jean Peters). Para su sorpresa, en el interior halla una cinta de película que contiene cierta información secreta que iba a ir a parar a manos de los comunistas. 


Magnífico thriller negro del siempre interesante Samuel Fuller, cineasta estadounidense cuya filmografía viene siendo sometida en los últimos años a un proceso de constante revisión/reivindicación. El pasado doce de agosto se cumplieron cien años de su nacimiento.

A pesar de ese maniqueísmo simplista inherente a algunos filmes americanos realizados en plena Guerra Fría, Pickup on South Street se eleva como un elegante a la par que sórdido ejercicio de estilo, en el que también tienen cabida pesimistas reflexiones acerca de la naturaleza humana. 


Manos peligrosas, película que sorprende por su explícito tratamiento de la violencia, nos presenta a una serie de personajes desengañados en su permanente contacto con los bajos fondos y los rincones más turbios de la sociedad neoyorquina. El autor de Corredor sin retorno, cual demiurgo pesaroso, acaba uniendo sus destinos en un intento por redimir su azaroso pasado antes de que se produzca el último estertor.

La dirección de Fuller resulta sobresaliente, dotando al relato de envidiable ritmo y tensión narrativa, como bien se ejemplifica en la soberbia secuencia inicial que tiene lugar en el interior de un vagón de metro. Asimismo, es reseñable el uso de frecuentes primerísimos planos que le sirven para enfatizar las emociones y estados de ánimo de unos caracteres que no siempre expresan lo que sienten.


La plasmación de los ambientes viciados y sombríos característicos del género, está muy conseguida gracias a la espléndida fotografía en blanco y negro de Joe MacDonald, cuyas imágenes aparecen punteadas por la banda sonora con ecos jazzísticos de Leigh Harline.

Grandes interpretaciones de Richard Widmark, Jean Peters y Thelma Ritter. Esta última, en un trabajo que rebosa trágico patetismo, encarna a una vieja que sobrevive vendiendo corbatas baratas y dando chivatazos a la policía. Su sueño, conseguir el dinero suficiente para tener un entierro digno, deja a las claras el carácter manifiestamente taciturno que envuelve a todo el filme.

Cine y literatura: Moby Dick según Rockwell Kent y John Huston.



Herman Melville (1819-1891).


"Llamadme Ismael. Hace algunos años -no importa cuántos-, teniendo poco o ningún dinero en la bolsa, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé navegar un poco y ver la parte acuática del mundo. Es una manera que tengo de ahuyentar la melancolía y de regular la circulación. Siempre que noto la amargura en la boca; cuando de mi alma se apodera un noviembre húmedo y lluvioso; cuando me encuentro involuntariamente a mí mismo deteniéndome ante las funerarias y cerrando la marcha en todos los entierros, y especialmente cuando mi "hipo" se enseñorea hasta tal punto de mí que requiere un fuerte principio moral para impedirme que salga deliberadamente a la calle y me dedique metódicamente a quitarle el sombrero de un golpe a la gente: entonces ha llegado el momento de embarcarme lo antes que pueda. Esta es mi alternativa a la pistola y a la bala. Catón se arroja sobre su espada con una expresión filosófica; yo me embarco en silencio. No hay nada sorprendente en ello. En un momento u otro casi todos los hombres, lo sepan o no, comparten conmigo los mismos sentimientos hacia el océano". (Moby Dick)


   A continuación se alternan ilustraciones elaboradas por Rockwell Kent para la histórica edición de 1930 de The Lakeside Press de Chicago y fotogramas de la película dirigida por John Huston en 1956.





































El experimento del Dr. Quatermass (The Quatermass Experiment, 1955) de Val Guest.


Un cohete espacial que había sido puesto en órbita tiempo atrás por el doctor Quatermass (Brian Donlevy), regresa a la Tierra aterrizando de manera accidentada. Sólo uno de los tres astronautas de a bordo se mantiene con vida (Richard Wordsworth), aunque padece una extraña enfermedad que progresivamente lo hará mutar en una criatura monstruosa.


Este clásico británico que mezcla con acierto ciencia-ficción y terror, supuso el primer gran éxito de la productora Hammer, fundada en 1934 por Enrique Carreras, empresario español afincado en Londres. Se basa en una serie de televisión del mismo título emitida por la BBC.

Su influencia posterior ha resultado innegable, tal y como se puede comprobar en películas como Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979) de Ridley Scott o La mosca (The Fly, 1986) de David Cronenberg. El respaldo que recibió por parte del público de la época, hizo que se realizaran dos estupendas secuelas: Quatermass 2 (ídem, 1957) y ¿Qué sucedió entonces? (Quatermass and the Pit, 1967).


El filme nos advierte acerca del peligro que puede conllevar la exploración del desconocido espacio exterior. Después de una aterradora experiencia en el interior de la nave, el astronauta Victor Carroon traerá consigo una forma de vida alienígena capaz de reproducirse con asombrosa rapidez. El sufrido protagonista, controlado por el organismo extraterrestre, irá degenerando física y mentalmente hacia un ser amorfo y devastador que se alimenta de seres vivos a los que absorbe (Cronenberg seguiría un esquema similar en lo concerniente a la evolución del personaje principal de su citada The Fly).  

Guest otorga a la cinta el pulso y la tensión narrativa necesarias para atrapar al estremecido espectador, que se ve envuelto en una conseguida y amenazante atmósfera acentuada por la inquietante partitura de James Bernard.


Entre las secuencias a recordar, destaco el encuentro entre el infectado Victor y una niña a orillas de un río, el cual remite al Frankenstein de James Whale, así como el final en el interior de la histórica Abadía de Westminster.

Quedan ustedes avisados. No se presenten como voluntarios a ningún viaje espacial, que uno nunca sabe lo que se puede encontrar allá arriba.

Cine y literatura: Shakespeare en el celuloide.


(1564-1616).

" Ser o no ser, ésa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y pedradas de la áspera Fortuna o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro. Morir: dormir, nada más. Y si durmiendo terminaran las angustias y los mil ataques naturales herencia de la carne, sería una conclusión seriamente deseable. Morir, dormir: dormir, tal vez soñar. Sí, ése es el estorbo; pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno, ya libres del agobio terrenal, es una consideración que frena el juicio y da tan larga vida a la desgracia. Pues, ¿quién soportaría los azotes e injurias de este mundo, el desmán del tirano, la afrenta del soberbio, las penas del amor menospreciado, la tardanza de la ley, la arrogancia del cargo, los insultos que sufre la paciencia, pudiendo cerrar cuentas uno mismo con un simple puñal? ¿Quién lleva esas cargas, gimiendo y sudando bajo el peso de esta vida, si no es porque el temor al más allá, la tierra inexplorada de cuyas fronteras ningún viajero vuelve, detiene los sentidos y nos hace soportar los males que tenemos antes que huir hacia otros que ignoramos? La conciencia nos vuelve unos cobardes, el color natural de nuestro ánimo se mustia con el pálido matiz del pensamiento, y empresas de gran peso y entidad por tal motivo se desvían de su curso y ya no son acción". (Hamlet)



Hamlet (ídem, 1948) de Laurence Olivier.



Macbeth (ídem, 1971) de Roman Polanski.



El rey Lear (Korol Lir, 1971) de Grigori Kozintsev.



Otelo (The Tragedy of Othello: The Moor of Venice, 1952) de Orson Welles.



Looking for Richard (ídem, 1996) de Al Pacino.



Julio César (Julius Caesar, 1953) de Joseph L. Mankiewicz.



Romeo y Julieta (Romeo & Juliet, 1936) de George Cukor.



Enrique V (Henry V, 1989) de Kenneth Branagh.



Ran (ídem, 1985) de Akira Kurosawa (adaptación de El rey Lear).



Campanadas a medianoche (Chimes at Midnight, 1965) de Orson Welles.




Hamlet, el honor de la venganza (Hamlet, 1990) de Franco Zeffirelli.




El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night's Dream, 1935) de William Dieterle y Max Reinhardt.




Ricardo III (Richard III, 1995) de Laurence Olivier.




Mucho ruido y pocas nueces (Much Ado About Nothing, 1993) de Kenneth Branagh.




Macbeth (ídem, 1948) de Orson Welles.




El rey Lear (King Lear, 1971) de Peter Brook.




El mercader de Venecia (The Merchant of Venice, 2004) de Michael Radford.




Enrique V (The Chronicle History of King Henry the Fift with His Battell Fought at Agincourt in France , 1944) de Laurence Olivier.




Hamlet (Gamlet, 1964) de Grigori Kozintsev.




Trono de sangre (Kumonosu jo, 1957) de Akira Kurosawa (adaptación de Macbeth).




Romeo y Julieta (Romeo and Juliet, 1968) de Franco Zeffirelli.




Hamlet (ídem, 1996) de Kenneth Branagh (única adaptación que reproduce el texto íntegro de la obra de Shakespeare).


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