Armonías de Werckmeister (Werckmeister harmóniák, 2000) de Béla Tarr.


La tranquila y monótona vida de una pequeña ciudad de provincias, se ve alterada con la llegada de una compañía ambulante que pretende exhibir a la ballena más grande del mundo. Al frente del espectáculo se encuentra un misterioso personaje al que llaman “el Príncipe”. Tal acontecimiento es acogido con recelo por parte de casi todos, a excepción del joven János (Lars Rudolph), quien se siente fascinado por lo que ve.


Este extraordinario y hermosísimo filme, fábula existencial a la par que alegoría política, es uno de los mayores regalos que el cine nos ha brindado en las últimas décadas. Su manifiesto carácter atemporal, aunque la acción pueda ubicarse en la Hungría de finales de los ochenta, le otorga una lectura universal que, sin duda, lo engrandece. Con él el autor húngaro logró cotas de sobriedad y depuración sólo al alcance de los más grandes.

La escritura cinematográfica de Tarr, al igual que la de Tarkovsky, se basa en el alargamiento del tempo a través del uso constante del plano secuencia. En su cine no hay prisas, se cuece a fuego lento, de ahí que pueda resultar tedioso para el público acostumbrado a cintas de ritmo videoclipero. Su cámara se desplaza con serena lentitud. Y aunque casi siempre está en movimiento, no es raro verla detenerse para ofrecernos planos fijos de varios minutos de duración. Posee un conocimiento absoluto del espacio fílmico, como demuestra en la planificación y ejecución de planos secuencia prodigiosos. Su obra, además, se ve enriquecida por un contenido simbólico y filosófico verdaderamente admirable. 


Werckmeister harmóniák es una película tan enigmática y misteriosa que puede dar lugar a muchas interpretaciones; aunque, probablemente, todas ellas no hagan otra cosa que simplificar lo que se nos muestra en sus incomparables imágenes. Lo que resulta evidente es que Tarr nos presenta a una comunidad atemorizada y miedosa, una masa que reacciona de manera violenta ante la posibilidad de que se modifique su statu quo. ¿Metáfora sobre la llegada del capitalismo? ¿Reflexión acerca de los orígenes del autoritarismo? ¿Histeria colectiva ante el cambio de milenio? Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Personalmente, considero que el director solicita una vuelta a los orígenes o, como clamaba el Domenico de Nostalghia en la Plaza del Campidoglio de Roma, un retorno al punto de partida. Sólo así se comprenden el discurso del musicólogo en torno las teorías de Werckmeister y la presencia de esa gigantesca ballena antediluviana que nos retrotrae a tiempos de mayor pureza vital.

Qué complejo es rescatar una sola secuencia de entre tantas y tan magistrales: el mágico prólogo y el bellísimo epílogo, la llegada a la ciudad de la compañía en medio de la noche, el primer encuentro entre el protagonista y el cetáceo embalsamado, el asalto al hospital… Elijan, elijan si es que pueden.


Contribuyen a redondear esta insondable obra de arte, la insuperable fotografía en blanco y negro de Gábor Medvigy y la preciosa e inspirada partitura de Mihály Víg.


15 comentarios:

  1. Hola Ricardo:
    Para mí, esta es una de esas películas que, como la ruleta de “Johnny Guitar”, se lo juegan al todo o nada y, tanto podrían haber caído en el ridículo, como ganarse un puesto en la historia.
    La inusual imagen de una ballena varada en una playa siempre se convierte en un acontecimiento cargado de expectación que acapara informativos y explicaciones científicas. Pero creo que genera además un cierto sentimiento de tristeza, misterio e inquietud, como todo aquello que emerge de las profundidades de lo desconocido, para sumergirnos en reflexiones no menos profundas.
    Así, que la llegada de la más grande del mundo, a una plaza y en pleno centro de Europa, totalmente alejada de su contexto marino, adquiere, como bien dices, unas proporciones simbólicas que la convierten en una de las metáforas más originales, acertadas y extrañamente hermosas que yo haya visto en el cine en los últimos tiempos.
    Y ciertamente no viene sola, le rodea una espiral de personajes, ideas y acontecimientos que giran en torno a ella, igual de enigmáticos y fascinantes, perfectamente armonizados bajo la batuta de Béla Tarr.
    Es verdad que es difícil escoger, pero me gustaría recordar precisamente un plano en el que la cámara desciende describiendo una espiral en torno a una gran estancia, que me parece maravilloso y toda una declaración de intenciones de un director al que no le tiembla el pulso a la hora de mover la cámara.
    También comparto que esta elegante e indescifrable estructura musical encierra tensiones que van más allá de los actos violentos explícitos, y que nos hablan de una profunda desorientación, de un perder el rumbo natural que, como a la ballena, podría llevar a Europa a quedar varada en una playa de arenas movedizas.

    Creo que nos pasa a todos, que hay veces que algo que lees parece que lo han escrito para tí, y yo tengo esa sensación después de haber leído tu entrada sobre “Armonías de Werckmeister”, una de mis debilidades cinéfilas, así que gracias por un texto impecable que me ha retransmitido las impresiones que sentí al verla.
    Se acabaron las vacaciones y con ellas el tiempo para viajar por la blogfera, pero mientras sigas regalándonos “Esculpiendo el tiempo”, yo seguiré amenazando con volver :)

    Un abrazo.

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  2. Hola, txusfin:
    Estoy completamente de acuerdo contigo. En manos de otro director, una historia tan singular como la presente, hubiera caído fácilmente en el ridículo. Tarr, sin embargo, la convierte en un bello, enigmático y meláncolico poema sobre la existencia humana. Esa gigantesca ballena asentada en medio de una plaza, constituye una de las imágenes más fascinantes e inspiradas del cine contemporáneo. No recuerdo ese plano al que haces referencia, tendrías que concretármelo algo más...
    Siento que se hayan terminado tus vacaciones. Ojalá te pases por aquí siempre que saques tiempo para ello. Gracias por estar ahí.
    Un fuerte abrazo también para ti.

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  3. No había oído hablar de esta película. La verdad, parece apetecible. Creo que voy a empezar a frecuentar tu blog... Lleno de ideas y valoraciones certeras e inspiradoras.

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  4. Hola, María:
    Es normal que no hubieses escuchado nada acerca de la película. Ya sabes que a este tipo de filmes se les da una publicidad nula. Menos mal que existen los festivales, la red y, muy importante, el boca a boca cinéfilo. Agradezco mucho tus palabras, eres muy bienvenida aquí.
    Un saludo.

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  5. Te lo agradezco. Ya me parecía raro que no se hablara nada del gran Bélta Tarr. Creo que es su filme más conseguido en todos los aspecto (y eso que Satantango es fascinante, una obra cumbre, pero excesiva, y admito que la primera vez tardé tres días en verla; al principio no quería y es que 7 horas y media de cine de Tarr echa mucho para atrás, pero valió la pena, aunque lo odias por hacerte pasar por esa experiencia, pero a la vez lo amas por regalarte ese filme tan inolvidable, enriquecedor y extremadamente sugerente).

    De hecho me sorprende que a esta película no la hayas colocado entre las mejores de la última década, aunque su visión, sin concesiones, de un pesimismo radical, entiendo que no agrade a muchas personas (no sé si estarás entre ellas), me parece que “Armonías de Werckmeister” es una película tan bien hecho, como bien apuntas, que presentan una cumbre del cine a la altura de los más grandes. Y por eso creo que es — dentro de lo que conozco—, la película más importante que se ha filmado en las últimas décadas. (Reconozco que también me sorprendió la ausencia de “El Regreso” y “El arca rusa”).

    En cuanto a la ballena a mitad de la ciudad, tengo que admitir que la primera vez que vi el filme yo lo percibí como un símbolo de dios; de la misma forma como el hombre ha justificado sus actos más viles en nombre del “señor”, ese derrame de “sangre” se desata con la llegada de la ballena que es capaz, de igual manera, de justificar, junto al príncipe, los actos más viles del hombre: el ataque a los débiles. En este momento no sé qué pensar, es tan rico y sugerente que cualquier intento de interpretar el conjunto de símbolos que la bañan es una simplificación absurda.

    Y de las secuencias, ¡uf! No sé, estoy entre el monólogo de Erszt o el inicio con los borrachos simulando la danza celestial o el final con la contemplación de la ballena destrozada en la plaza...

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  6. Jejeje, creo que de lo único que estoy seguro es que todo el filme es una lucha entre lo natural y lo artificioso (la luz y la oscuridad); desde el comienzo con la llama que es apagada creo que queda claro...

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  7. Hola, Woland:
    Yo también creo que es, hasta la fecha, la obra más conseguida de Tarr, incluso por encima de "Satantangó" y "La condena". No obstante, veremos a ver qué es lo que nos depara su nueva película, que tiene una pinta espléndida. Es cierto que en su día no coloqué "Armonías de Werckmeister" entre las diez mejores obras de la última década. Pero es que, en ese momento, la había visto sólo una vez y no con la atención necesaria. Recientemente me regalaron el DVD y la pude contemplar en todo su esplendor. El resultado es que si miras ahora la lista, te darás cuenta de que la he situado directamente en el puesto número dos. Siempre digo que las listas que elaboro no son definitivas, sino que dependen de futuros visionados y revisionados.
    Un saludo y gracias por tu comentario.

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  8. Hola, Ricardo: Estoy completamente de acuerdo en lo que dices sobre esta pélícula, que tuve la ocasión de ver hace unos días. Pude verla sin prisas, porque era de madrugada. Sí que es dificil escoger una escena, porque tiene muchas. A mí me impactó mucho cuando marchan hacia el hospital y luego dentro, cuando después de destrozarlo todo se encuentran con el anciano en la bañera y al final se dan la vuelta; creo que ilustra muy bién lo absurdo de ese comportamiento. La música también me ha encantado y no me ha importado para nada la lentitud. La encontré en la biblioteca y venía con dos más "La condena" y "Nido familiar" ¿Cúal de las dos te parece mejor para continuar?

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    1. Hola, selegna:
      Veo que te has atrevido a hincarle el diente al cine de Tarr. De las otras dos películas que comentas, vería "La condena", ya que es la cinta que supone el inicio de la madurez del lenguaje de su director. Lo dicho, eres una cinéfila de primera ;)

      Un abrazo.

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  9. Como siempre ha sido por "tu culpa", Ricardo, ya que me dijiste, que pondría a prueba mi paciencia ante la pantalla, refiriéndote a "El caballo de Turín" cuando salga en DVD. Quise comprobarlo y es cierto que se encuentra uno con una lentitud a la que no está acostumbrado; pero es sólo al principio, luego ya no se nota. A mí esta me ha parecido muy hermosa. Ya te contaré sobre "La condena".
    Otro abrazo para tí

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    1. Quede claro que "El caballo de Turín" es todavía más extrema que ésta; no obstante, yo ya te veo preparada para todo :).

      Un abrazo.

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  10. No sabes cómo sube mi autoestima con tu confianza. Gracias, Ricardo, eres un sol!

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  11. Tarkovsky es sin dudas la máxima expresión del "Esculpir el Tiempo". Pero si alguien está cerca de ese concepto del Gran Maestro Ruso, es sin dudas Béla Tarr. Me las arreglé como pude en estos últimos cuatro meses para ver Sátántangó tres veces, otras tres La Condena, un par de veces el Caballo de Turín y claro unas cuatro veces la increíble Armonías de Werckmeister. Lo que yo opine no sirve para nada; lo que si sé es qué, aunque el Maestro Béla haya terminado su carrera, al igual que Tarkovsky, nos deja un legado que eleva al cine a un nivel poético inigualable. Me siento conmovido con lo que he visto en cada una de estas películas y no me interesa verlas y repetirlas docenas de veces.

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  12. Alguien sabe de algún link donde poder ver la película completa?

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    1. En esa misma pagina econtras muchas peliculas de culto, documentales, cortos... todo
      http://www.cultmoviez.info/1916/werckmeister-harmonies.html

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