“No hay nada en el mundo que pueda compararse con un rostro humano. Es
una tierra que uno no se cansa de explorar, un paisaje, ya sea árido o
apacible, de una belleza única. No hay experiencia más noble, en un estudio,
que la de constatar cómo la expresión de un rostro sensible, bajo la fuerza
misteriosa de la inspiración, se anima desde el interior y se transforma en
poesía”. (Carl Th. Dreyer)
La relación entre Claude Zoret (Benjamin Christensen), afamado pintor, y
Michael (Walter Slezak), su joven alumno y modelo, comienza a deteriorarse con
la llegada de la princesa Zamikoff (Nora Gregor), quien con sus encantos conquistará
el corazón del segundo.
Existe entre los cinéfilos una tendencia más o menos generalizada, debido
probablemente al desconocimiento, que consiste en obviar todo lo que el maestro
danés hizo con anterioridad a La pasión
de Juana de Arco (La Passion de
Jeanne d'Arc, 1928). Esa omisión arbitraria, impide no ya sólo el análisis
de la génesis del lenguaje dreyeriano, fundamental para comprender su posterior
evolución, sino también el simple disfrute de una serie de películas de gran
calidad, que parecen haber quedado sepultadas por el peso de las ulteriores obras
maestras firmadas por el cineasta.
Mikaël, adaptación de una
novela de Herman Bang, es un Kammerspielfilm
que nos habla del dolor del desengaño y de cómo el estado emocional condiciona
el trabajo del artista. La relación que se expone entre Zoret y Michael, va
mucho más allá de la mera correspondencia maestro-alumno, adquiriendo evidentes
connotaciones homosexuales que hacen que el filme sea, desde un punto de vista
temático, bastante adelantado a su tiempo.
Pese a lo que el título pueda indicar, el verdadero protagonista de la
cinta es Claude Zoret, al que interpreta con notable solvencia Benjamin Christensen,
director de la singular Häxan: La
brujería a través de los tiempos (Häxan,
1922). Dreyer nos muestra la progresiva decadencia física y artística de su
personaje, apesadumbrado desde que conoce la aventura amorosa de su amado
pupilo. Zoret soportará con solemne resignación, la descarada ingratitud de
aquel que, aun en los malos momentos, sigue constituyendo su principal fuente
de inspiración.
La puesta en escena, enaltecida por la excelente fotografía de Karl
Freund y Rudolph Maté, se caracteriza por su riqueza simbólica (alusiones a la
religión y a la muerte) y su profundidad espacial en las secuencias que se
desarrollan en el interior del salón de la mansión de Zoret. El autor de Gertrud prosigue avanzando en su camino
hacia la depuración y la abstracción más absolutas.
Gracias a la ejemplar restauración llevada a cabo hace unos años por el
Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stiftung (encomiable su labor), los admiradores del
inmarcesible realizador danés, tenemos la oportunidad de disfrutar de otra de
sus películas olvidadas.
Muy buena. Recientemente pude hacer un ciclo dedicado a este director en el que vi todas las películas que pude encontrar. A parte de las consabidas maravillas de su recta final, destacaría personalmente de su primera etapa "El presidente" (su primer largometraje con un uso del color precioso) y "La novia de Glomdal" (de un bucolismo entrañable).
ResponderEliminarUn saludo y buen trabajo.
Hola, Manu:
EliminarPues fíjate que a mí "El presidente", pese a su indudable interés, no termina de convencerme. Me parece el Dreyer más flojo que he visto. De su primera etapa me quedo con "La viuda del párroco" y "Páginas del libro de Satán". Ese bucolismo entrañable del que hablas refiriéndote a "La novia de Glomdal", es muy habitual en el primitivo cine escandinavo. Valgan como ejemplo "Los proscritos" de Sjöström o la citada "La viuda del párroco".
Un saludo y gracias.
Bueno, el propio Dreyer no opinaba algo así como que su verdadera filmografía comenzaba ahí? Que lo de antes eran unas pequeñas prácticas. Yo seguí su consejo y me vi todas sus películas a partir de 'La pasión de Juana de Arco'. Ya sabes, típica ambición de joven cinéfilo que quiere ver solo lo mejor de los mejores cuanto antes.. Ya en un futuro caerán esas joyitas pérdidas en el silemne que tu dices :)
ResponderEliminarHola, neordental:
EliminarComo buen cinéfilo que eres, seguro que acabas dejándote llevar por algunas de las joyas silentes del maestro danés anteriores a su Juana de Arco :P