Ocho sentencias de muerte (Kind Hearts and Coronets, 1949) de Robert Hamer.


Louis Mazzini (Dennis Price) es un ignorado descendiente de la aristocrática familia de los D´Ascoyne. Con el fin de vengarse por los desprecios que él y su madre han sufrido durante años como consecuencia del matrimonio de ésta con un plebeyo, el joven decide eliminar a los ocho miembros (Alec Guinness) de la noble familia que le preceden en la sucesión al título de duque.


Brillantísima y sofisticada comedia negra salida de los legendarios Estudios Ealing, que supone una crítica mordaz a la decadente y viciada aristocracia británica.

Robert Hamer, realizador talentoso pero poco prolífico debido a su excesiva afición a la bebida, dirige con envidiable pulso narrativo este relato de ambición y venganza, plagado de humor negro y claramente influenciado por el Monsieur Verdoux (1947) de Charles Chaplin. El propio Hamer y John Dighton fueron los encargados de adaptar la novela Israel Rank de Roy Horniman, obteniendo como resultado un inteligente e irónico guión que destaca por su carácter milimétrico y corrosivo.

El filme comienza ubicándose en la celda en la que Louis, ya convertido en duque de Chalfont, espera ser ejecutado a la mañana siguiente por sus actos delictivos. A lo largo de la noche, nuestro protagonista irá desgranando la historia de su vida a través de la escritura de sus memorias; siendo su voz en off, la que nos hará partícipes de las razones que le llevaron a convertirse en un frío y calculador homicida de lucubraciones maquiavélicas.


El hecho de que se nos presente a Louis como un tipo de educación y modales exquisitos que se venga por amor a su madre, provoca que el público empatice con él desde el principio (algo que también sucedía en la citada obra de Chaplin), a pesar de que se trate de un verdadero asesino. Todas sus víctimas son encarnadas por Alec Guinness, que realiza una labor interpretativa absolutamente extraordinaria. Resultando creíble en todos sus personajes, ya sea un viejo banquero, un reverendo de pocas luces, un general del período colonial o una activista en favor del sufragio de la mujer. El contrapeso femenino de la película recae en Sibella Holland (Joan Greenwood, actriz habitual en las producciones Ealing) y Edith D´Ascoyne (Valerie Hobson). La primera es ambiciosa e interesada; la segunda, bondadosa y ejemplar. La relación de Louis con ambas, fluctuará según el momento de la trama en función de la situación y sus intereses. Viéndose su vida irremediablemente marcada por las dos.

Hamer dota a su cinta de una elegante puesta en escena que se beneficia de la espléndida fotografía en blanco y negro de Douglas Slocombe, antiguo cámara en tiempos de guerra al que se conoce, fundamentalmente, por haber trabajado junto a Spielberg en las tres primeras entregas de Indiana Jones.


Es cierto que el ritmo del filme decae en momentos muy concretos del mismo, y que algunos de los asesinatos podrían haberse planificado de manera más ingeniosa; sin embargo, nada impide que podamos afirmar, que nos encontramos ante una de las mejores comedias negras de la historia del cine. 

4 comentarios:

  1. Buena entrada, Ricardo.
    Una comedia mordaz, aunque de suaves formas. A pesar del cinismo del protagonista, no sé que pasa que llegas a perdonarle todo, incluso que se cargue a toda su familia. Seguramente Louis Mazzini piensa que "la venganza se sirve en plato frío"
    Una película genial con un final maravilloso.
    Un besito

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  2. Hola, maría:
    Es cierto que uno acaba uniéndose a la causa del protagonista, esperando a que aparezcan nuevos miembros de su familia para ver de qué forma se deshace de ellos o, como dirías tú, se los "carga"; y eso se debe al modo exquisito y refinado que utiliza Louis para planificar y ejecutar las distintas muertes (unas más conseguidas que otras, como señalé en el comentario). En cuanto al irónico final... mejor no decir mucho al respecto, no vaya a ser que se lo estropeemos a alguien.
    Gracias por tu aportación, querida y simpática hada.
    Un beso.

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  3. Divertidísima comedia de la Ealing, una de mis favoritas junto a "El quinteto de la muerte" y "Whisky a gogo". Alec Guiness en estado de gracia interpretando a todos los herederos liquidados,
    formula que repetiría su colega Peter Sellers unos cuantos años más tarde a las ordenes de Kubrick en "Teléfono Rojo...".
    Estupenda entrada camarada pasate por Ciclos, tienes una sorpresa en nuestra última entrada.
    Un abrazo.

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  4. Hola, David:
    A mí me parece la mejor de todas las que facturó Ealing, aunque las dos de MacKendrick a las que haces referencia, también son estupendas. Por cierto, que hace poco volví a revisar "El quinteto de la muerte" y le dedicaré una entrada en breve.
    Tienes razón, Sellers hace algo similar en la cinta de Kubrick, pero a menor escala. Ya que en "Dr. Strangelove" interpreta tres papeles, en lugar de los ocho del señor Guinness. No obstante, está verdaderamente genial.
    Creo que sé lo que me espera en tu blog...
    Un abrazo, camarada.

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