Andrei Rublev (Andrey Rublyov, 1966) de Andrei Tarkovsky.


El filme narra distintos episodios de la vida de Andrei Rublev (Anatoli Solonitsin), monje pintor de iconos del siglo XV, y retrata el contexto histórico de la Rusia de la época. 



Andrei Tarkovsky señalaba en su Diario que la religión, la filosofía y el arte habían sido inventados por el hombre para condensar la idea de infinito. Pues bien, sobre estos tres pilares se asienta la filmografía del maestro ruso, impregnada toda de ella de una poética visual inigualable. Andrei Rublev es su segunda película, y la primera verdaderamente personal, ya que La infancia de Iván (Ivanovo detstvo, 1962) había sido una obra de encargo en la que, no obstante, Tarkovsky ya  había dado muestras de su extraordinario  talento.

El cine de Tarkovsky no es apto para el público acostumbrado a cintas con ritmo de vídeo-clip, puesto que su lenguaje es reposado, denso, profundo, contemplativo y lírico. Un cine en el que lo sensorial predomina sobre lo narrativo (la máxima expresión de esta característica sería su filme El espejo [Zerkalo, 1975]), de ahí que la obra que nos ocupa se divida en distintos capítulos, en los que el personaje de Andrei Rublev siempre está presente, aunque no sea necesariamente el mayor protagonista de los mismos. Esta ruptura de la narración convencional permite al director ruso, coautor del guión junto con Andrei Konchalovski, presentar a todo tipo de personajes dispares.


Rublev, personaje histórico de cuya vida se sabe muy poco aunque muchas de sus obras se han conservado, se nos presenta aquí como un artista idealista y  extremadamente sensible que tras salir de su “cascarón” (el monasterio), experimentará una bajada a los infiernos al entrar en contacto con el mal, la miseria, la debilidad, la envida o las tentaciones carnales de la humanidad que pondrán a prueba su fe, y que le permitirán encontrar su fin existencial hasta alcanzar la trascendencia.

Se trata de una reflexión acerca de la función del artista en el mundo, función de la que sólo alcanzará verdadera conciencia tras el episodio final de la campana (hermosa metáfora de la fe), donde el blanco y negro de la película dará paso al color, mostrándonos los iconos reales de Rublev.


No resulta complicado encontrar ciertos paralelismos entre el personaje de Rublev y el propio Tarkovsky, ya que ambos artistas se enfrentan a un entorno poco receptivo a la hora de aceptar su especial sensibilidad. Por todos son conocidas las dificultades que tenía Tarkovsky para hacer cine en su país, al ser demasiado personal y metafísico, lo que finalmente le llevaría al exilio. No obstante, a uno le cuesta imaginar que sus proyectos hubiesen llegado a buen puerto en cinematografías distintas a la soviética.

Andrei Rublev es, en definitiva, un verdadero monumento artístico, una de las obras esenciales de su autor y, por extensión, de la historia del Séptimo Arte.


4 comentarios:

  1. Da un poco de vértigo ser el primero en comentar la película. Pero allá voy. Puedo decir que para mí 'Andrei Rublev' es la mejor peli de Tarkovsky (de él solo me queda por ver 'Nostalghia'). La razón es muy simple: es la única en la que a la imagen no se sobreimpone el discurso. Es decir: con las otras siempre he tenido la sensación de que la película era un pretexto o una excusa para vehicular ideas (sobre ética, sobre el compromiso del hombre con el mundo que le ha tocado vivir, sobre Dios, etc. etc.), y el cine no debe ser esto, sino arte a secas. Con 'Andrei Rublev', en cambio, lo que se quiere transmitir no está por encima de lo que vemos, y arte y mensaje van a la par. Con Tarkovsky me pasa lo mismo que con Malick: al director le cuesta tanto ocultarse, callar, que le ves a él y a sus comidas de tarro en lugar de su producto, que es lo que en verdad interesa (por lo menos a mí), y acabas pensando que en lugar de películas lo que deberían haber hecho son tratados filosóficos. Por eso, porque escapa a esta impresión, 'Andrei Rublev' supera a las otras.

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    1. Creo que no es la mejor, pero si de las fundamentales

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  2. Como amo esta pelicula, me hizo emocionar hasta los huesos y tus palabras al hablar sobre esta magnifica obra Tarkoistiana tambien, sos un genio aplausos!! Y viva Tarkovsky, con el si que una imagen vale mas que mil palabras.

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  3. Viéndola de la forma más objetiva posible, pienso que es la mejor película jamás rodada, sin embargo, algunas películas me gustan más (incluyendo 'Sacrificio' del mismo Tarkovsky), razón por la cual no la pongo hasta arriba en mis listas.

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