Yi Yi (ídem, 2000) de Edward Yang.

La película nos muestra el devenir diario de una familia de clase media que vive en la ciudad de Taipéi. NJ (Nianzhen Wu), el padre, trabaja en una empresa informática que está a punto de declararse en quiebra, y, después de muchos años, se encuentra con la mujer que fue su primer y verdadero amor. Su esposa, Min Min (Elaine Jin), sufre una crisis espiritual tras el estado de coma en el que cae su madre, por lo que decide irse durante una temporada a un templo. Ting Ting (Kelly Lee) es la hija adolescente que comienza a experimentar las cosas buenas y malas que conlleva el tránsito hacia la vida adulta, mientras que para su hermano Yang Yang (Jonathan Chang), de tan sólo ocho años, el día a día supone un continuo descubrimiento.  


La obra capital del cine oriental contemporáneo es este relato coral y costumbrista que encierra una hermosa sapiencia vital a la que la cinematografía de los últimos tiempos no nos tiene demasiado acostumbrados. Yi Yi no sólo supone una lección de cine, es también una lección de vida.

A través del retrato de los distintos miembros de una misma familia, Yang nos expone las experiencias, emociones y sentimientos inherentes a cada una de las etapas vitales.


 Yi Yi es alegría y dolor, nacimiento y muerte; es la fascinación de la infancia, el dubitar de la adolescencia, el ímpetu de la juventud, el desencanto de la madurez y la serenidad de la vejez. Yi Yi es, en definitiva, la propia existencia.

El filme se abre con una boda y se cierra con un funeral, lo que dota a la narración de una estructura simétrica que se ve acentuada por la celebración, hacia la mitad del metraje, de una fiesta de bienvenida a un recién nacido. Son, por tanto, tres ceremonias asociadas al ciclo vital las que articulan y equilibran el relato.

Edward Yang recoge de forma apacible y contemplativa, lo que lo emparenta con algunos maestros clásicos como Ozu y Naruse,  el sinfín de situaciones a las que nos enfrenta la vida, primando casi siempre una visión cíclica de la misma, como si todos estuviésemos destinados/condenados a compartir similares experiencias.


El director acierta al utilizar a la figura silente de la abuela, que representa la sabiduría y la calma del pasado, como recurso para que el resto de personajes exorcicen ante ella sus secretos y emociones más íntimas.

Yi Yi nos muestra fielmente la vida del hombre moderno en la gran urbe (la ciudad es un personaje más), de ahí que Yang filme a sus personajes a través de cristales que permiten ver lo que ocurre fuera, o que recurra a mostrarnos determinadas escenas mediante los reflejos de estos, haciendo un uso excepcional del fuera de campo.


La película también encierra interesantes reflexiones sobre el propio cine (no es casual que Yang Yang experimente con su cámara de fotos, con la que fotografía las nucas de los demás para mostrarles aquello de sí mismos que ellos no pueden ver), como la que se muestra en el siguiente extracto de un diálogo:

“-  La vida es una mezcla de alegría y tristeza. Las películas son como la vida. Por eso nos encantan.
  - Entonces… ¿quién necesita las películas? ¡Quédate en casa y vive la vida!
  - Vivimos tres veces más desde que el hombre inventó las películas. Significa que las películas nos dan el doble de lo que nos da la vida diaria…”

En definitiva, una verdadera obra de arte.


6 comentarios:

  1. Me dispongo a verla ahora mismito! Mañana tengo un examen y creo que esta (espero que así sea) obraza maestra me alegre la noche y me reconcilie con la vida, o algo :)

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    1. Pues espero que te guste y apruebes el examen. Ya me contarás, pipiolo :)

      Un saludete.

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  2. acabo verla y queria buscar algo mas sobre la peli,la mejor reseña escrita de tan hermosa pelicula,gracias !

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    1. No sé si mi reseña es buena, mala o regular. Lo que te puedo asegurar es que la hice con el corazón hace ya unos años. Gracias a ti.

      Un saludo.

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  3. Lamento haberme tardado tanto en encontrar este blog, pero bueno,de una u otra manera se deviene... En caso de que no la hayas visto, te recomiendo otra obra de Yang llamada "A brighter summer day", a la que, sin caer en el tedio y la vacuidad que implica comparar, es, quizá, su Magnum Opus.

    Saludos,espero prontamente acoplarme entero a esta magnífica "comarca", digna de todo un diletante del buen cine

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  4. Lamento haberme tardado tanto en encontrar este blog, pero bueno,de una u otra manera se deviene... En caso de que no la hayas visto, te recomiendo otra obra de Yang llamada "A brighter summer day", a la que, sin caer en el tedio y la vacuidad que implica comparar, es, quizá, su Magnum Opus.

    Saludos,espero prontamente acoplarme entero a esta magnífica "comarca", digna de todo un diletante del buen cine

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