Suecia, mediados del siglo XIX. El Dr. Vogler (Max von Sydow) y su compañía de “teatro magnético”; compuesta por su esposa (Ingrid Thulin), una anciana que ejerce como bruja (Naima Wifstrand) y el representante del espectáculo (Ake Fridell), atraviesan el bosque en carruaje para dirigirse a una pequeña localidad en donde han sido invitados a la mansión del Cónsul Egerman (Erland Josephson) para realizar una función privada. Allí también les espera el Dr. Vergerus (Gunnar Björnstrand), que pretende analizar los métodos de actuación del misterioso Dr. Vogler.
Brillante juego de espejos el que nos plantea Bergman en El rostro, una película en la que el autor de El séptimo sello vuelve a reflexionar sobre temas habituales en su obra como la verdad, la muerte, las máscaras sociales o la relación entre sexos.
Con una atmósfera tenebrosa que remite al expresionismo alemán, el filme alterna momentos cercanos al relato gótico con otros en los que se adentra sin ningún tipo de pudor en la comedia libertina. Sus coqueteos con el fantástico (la relación entre el mundo terreno y el del más allá) lo emparentan con La carreta fantasma (Körkarlen, 1921) de Victor Sjöström, una de las obras maestras del período silente a la que se homenajea visualmente en algunos momentos.
La trama gira en torno a la confrontación que se establece entre la razón/ciencia y la ilusión/creencia, entre lo explicable y lo inexplicable, entre lo visible y lo no visible. Posturas contrapuestas que se ejemplarizan en los personajes del Dr. Vergerus y el Dr. Vogler respectivamente.
Vogler y su troupe son invitados a la mansión para sufrir la humillación de los hombres de ciencia en un ejemplo de cómo la vanidosa modernidad trata de aniquilar cualquier resquicio de primitiva superstición. No obstante su triunfo será sólo parcial, tal y como se refleja en la escalofriante (por cercana al terror) secuencia que se desarrolla en el desván, ya casi al final del metraje.
Bergman también profundiza en la importancia que adquieren las máscaras, en un sentido metafórico, como medio para que el artista sea tomado en serio por su público, ya que desprovisto de las mismas, pierde su halo de notoriedad convirtiéndose en un simple mortal más, cuyo único objetivo es la propia subsistencia.
Además de lo anteriormente citado, el sabio manejo de la puesta en escena, y la excelente labor de todo el reparto, convierten a Ansiktet en un notable trabajo dentro de la extensa filmografía del maestro sueco.
Hola,
ResponderEliminarpor falta de más de tiempo después haberme paseado por este magnifico sitio simplemente felicitarle.
Espero que no sea una molestia que haya enlazado su blog en mis páginas de interés.
Un saludo.
Hola, sagitaire17
ResponderEliminarAgradezco enormemente su felicitación. No sólo no es una molestia que enlace mi blog, sino que me place. Será bienvenido cada vez que quiera pasarse por este humilde rincón.
Muchas gracias por su comentario.
Un cordial saludo.
El cine de Bergman, así como el de otros grandes realizadores europeos modernos (Antonioni, Truffaut o Fassbinder), es mi gran asignatura cinematográfica pendiente.
ResponderEliminarEs un poco lamentable, pero del genio sueco sólo he visto "Fanny y Alexander"... supongo que la culpa la tiene el poderoso ascendente que el cine USA ha tenido siempre sobre mi paladar cinematográfico. Aunque también puede haber influido que al cine del sueco le presupongo una poderosa capacidad adictiva y puede que por ello esté esperando mi momento oportuno para entregarme a él, un momento en el que se conjugen con armonia la disponibilidad temporal y espacio para la reflexión necesarios.
Pero seamos prácticos, que me he ido camino de los cerros... Soy todo oidos, como empiezo con Bergman, "El rostro" no parece una mala opción antes de meternos en las procelosas honduras de "El septimo sello" o de "El manantial y la doncella".
Espero tus sabios consejos camarada cinéfilo.
Un saludo
Hola, David:
ResponderEliminarMe temo que Bergman es una asignatura pendiente para muchos cinéfilos. Particularmente me parece uno de los cuatro mayores cineastas que ha dado la historia del cine (los otros tres, y siempre bajo mi humilde punto de vista, serían Tarkovsky, Dreyer y Ozu), pero su fama (existencialista hasta la angustia, denso, intelectual...) hace que a uno le entre cierta pereza a la hora de zambullirse en su imprescindible filmografía. Considero acertado por tu parte que no lo hagas hasta que sientas verdadera predisposición hacia ello. Creo que para iniciarse en su obra, lo recomendable es ver películas de su primera etapa, o lo que es lo mismo, cintas que sean anteriores a "Como en un espejo" (1961), donde en mi opinión inicia su período más depurado tanto a nivel estético como conceptual. "El rostro" es una buena opción para empezar, pero también otras como "Un verano con Mónica", "Sonrisas de una noche de verano" o incluso las dos que mencionas. No temas hacerlo y anímate.
Dudo que mis consejos sean sabios, aunque agradezco tus palabras. Lo que sí te puedo asegurar es que los emito con sinceridad y buenas intenciones.
Gracias por tus líneas, siempre es un placer intercambiar pareceres contigo, camarada cinéfilo.
Un saludo.
Coincido con los comentarios anteriores, Bergman es casi inalcanzable (por cuestiones de distribucion)para nosotros los cinefilos latinoamericanos, de él solo he visto El Septimo Sello, que me impactó y aconjogó profundamente, ojalá nos regales una critica sobre esta pelicula, para intercambiar opiniones. Siempre es un placer visitar tu blog "roñoso". Saludos cordiales.
ResponderEliminarHola, José:
ResponderEliminarDesconocía que en Latinoamérica la obra de alguien de la importancia de Bergman careciese de distribución. Me parece lamentable. "El séptimo sello" es una de sus obras más representativas; la imagen de ese caballero cruzado que se juega la vida en una partida de ajedrez con la propia muerte, es uno de los grandes iconos del cine europeo de todos los tiempos. Apunto tu sugerencia para dedicarle algo a esa inmortal obra maestra en un futuro próximo.
Gracias por dejar tu comentario, es un placer que visites mi humilde y "roñoso" espacio.
Un cordial saludo.
Hola
ResponderEliminarComo siempre, tus comentarios son para aprender de ellos. Bergman me apasiona y poco puedo decir de él, más de lo que tú ya has dicho, en tantas cintas comentadas.
Me parece una película muy buena, el tema, la contraposición entre ciencia y superstición; su atmósfera, cautivadora; ese carácter expresionista y unos primeros planos del rostro de Vogler bastante inquietantes.
Yo, también te pediría que comentaras una película que me encanta (tranquilo, no es La Princesa Prometida), me refería a Los Comulgantes, aunque no tiene que ser tan pronto, no quiero que ésto se convierta en un ciclo del director.
Un beso
Hola, María:
ResponderEliminarAgradezco enormemente tus agradables palabras. Aludes de forma muy acertada a los primeros planos, tan recurrentes en Bergman, para enfatizar el carácter misterioso e inquietante del personaje de Vogler. Otro de los caracteres atormentados que Sydow compuso brillantemente para el maestro sueco.
Por otra parte, creo que casi prefiero comentar "Los comulgantes" antes que "La princesa prometida"... ya que siempre he considerado que está entre las tres o cuatro mejores películas de su autor.
Gracias por dejar constancia de tu encantadora presencia con el comentario.
Un beso.